Al irnos a los álbumes de las Fiestas del Centenario, esas en las que don Porfirio hechó la casa por la ventana, y luego tuvo que pagar las consecuencias de ello, nos sorprendemos al ver ciertas escenas que, si las analizamos con ojo crítico, nos damos cuenta de que fueron la base para las celebraciones del Bicentenario. El desfile de carros alegóricos, por ejemplo, se dio durante el Centenario, carros muy al modo de la época, llenos de elementos simbólicos de la libertad y la paz. Mismos que fueron recreados durante el Bicentenario, con los recursos actuales, por una compañía venida de China, según oí, en la que tuvo el craso error de interpretar a Quetzalcótl como el Dragón chino, luego hubo el gran espectáculo de luces en el zócalo hecho por una compañía, oí por allí, venida de Australia, afortunadamente no metieron koalas ni canguros.
Por motivos varios, lo leímos también, la Estela de Luz, no pudo ser inaugurada a tiempo, es más, ni siquiera se comenzaba a construir cuando las fiestas del Bicentenario y, al ver la fotografía de la Columna de la Independencia colmada de los novedosos focos que, para 1910, iluminaban a profundidad el enorme monumento, el más alto entonces, vemos que, los estrategas del Bicentenario tuvieron una fuente inagotable de ideas para, luego de cien años, organizar estas celebraciones.