Hay un pasaje, relacionado con los restos de los héroes, especialmente el cráneo de Hidalgo y de los otros tres que durante diez años pendieron de la Alhóndiga de Granaditas en la que, por azares del destino se cruzan con los restos del conquistador Hernán Cortés. Esto ocasionó una revuelta que, siendo el momento en que se había exaltado el amor patrio al máximo, sucedieron algunas agresiones que es bueno recuperar esto para la memoria.
"Cortés revocó en el Codicilio la disposición relativa a que su cuerpo fuese sepultado en la iglesia parroquial del lugar donde ocurriera su muerte, dispuso que se depositara en la iglesia de la ciudad de Sevilla o a otra parte donde tuvieran a bien ordenarlo los sucesores testamentarios. Por cuanto cuanto a su deseo que, dentro del plazo de los diez siguientes años, sus restos fueran trasladados a la Nueva España y enterrados en el convento franciscano de la Concepción en Coyoacán, nunca se realizó (como él deseaba), porque las disposiciones testamentarias relativas a dicha fundación tampoco pudieron cumplirse, dada la insuficiencia de recursos de la sucesión, destinados a la construcción del convento. El cuerpo de Cortés fue enterrado en la cripta de la familia de los duques de Medina-Sidonia, en la capilla del monasterio de San Isidro, ubicado en las inmediaciones de Sevilla. Permaneció en ese lugar hasta que ocurrió la muerte del Duqe de Medina-Sidonia el 26 de noviembre de 1558, para ser trasladado, con el fin de desocupar el espacio destinado para el descanso eterno del finado Duque, a otra cripta de Santa Catarina, del mismo monasterio.
El monasterio de San Isidro, cercano a Sevilla, España.
"Cuando en mayo de 1556 los restos de Cortés fueron exhumados y enviados a México, recibieron sepultura en la iglesia de San Francisco en Texcoco, lugar en donde en 1530 habían sido enterrados su madre, Catalina Pizarro Altamirano y su hijo Luis, quien siendo aun niño murió en ese mismo año. Hasta principios de febrero de 1629 descansaron ahí los restos de Cortés; pero en esa fecha, en ocasión de la muerte de su nieto don Diego Cortés, cuarto marqués del Valle acaecida el 30 de enero de ese año, el virrey Cerralvo dispuso que los restos de don Hernando fueran trasladados a México para ser sepultados en la iglesia conventual de San Francisco, al tiempo que se celebraban las pompas fúnebres de don Pedro, el 24 de febrero de 1629. (...) En 1791 el primer conde de Revillagigedo, aprobó la propuesta de pasar los restos de Cortés a la iglesia del Hospital de Jesús, la que no se ejecutó hasta 1794 al erigirse, para recibirlos, un mausoleo coronado con un busto de Cortés y algunos adornos metálicos. El monumento fue mandado hacer por Revillagigedo y proyectado por Manuel Tolsá.
Fotografía del cráneo de Hernán Cortés. La foto la obtuve en el blog La memoria de Fuente Ovejuna.
"A principios del siglo XIX, cuando era muy reciente el recuerdo de la lucha emprendida en 1810 para la emancipación de México y existía un sentimiento de hostilidad hacia los españoles, se propuso en el Congreso de 1822 que los restos de Cortés fueran sacados y demolido el mausoleo levantado en 1794. Al siguiente año, en 1823 fueron traídos a México y enterrados en la iglesia de Santo Domingo los restos de algunos insurgentes que habían caído en la guerra de Independencia, con tal motivo se levantó una ola de indignación popular contra los conquistadores españoles, publicándose muchos libelos inflamatorios en los que se incitaba al pueblo a saquear la tumba de Cortés y quemar sus huesos en San Lázaro. Se había destinado como día para conmemorar a los patriotas caídos en la lucha, el 16 de septiembre; y la víspera, el capellán del Hospital de Jesús recibió ordenes procedentes del Arzobispado para que sacara los restos de Cortés y los ocultara en lugar seguro. Así se hizo, en presencia del conde Fernando Luchéis, administrador en aquel entonces de los intereses del duque de Terranova, 14º marqués del Valle y de don Lucas Alamán. el monumento proyectado por Tolsá fue desaparejado y enterrado bajo la escalinata del Hospital de Jesús; el busto y el escudo de armas de Cortés. fueron más tarde remitidos a Italia al duque de Terranova".
Los restos fueron depositados "en la sepultura que está tocando por el lado del frente del ángulo derecho o del evangelio, la tarima del altar de Jesús Nazareno, en donde se hallan encerrados en una caja de palo forrada de palo forrada de plomo, y envueltos con una sábana de cambray bordada en oro y guarnición de blonda negra, de cuatro lados... Mégico, 12 de marzo de 1827, Joaquín Canales". Fue en 1946 que comenzaron los trámites para localizar, en base al documento transcrito, los restos del conquistador, una vez localizados y clasificados, fueron colocados, el 9 de julio de 1947, en una cripta, sobre la pared norte del templo del Hospital de Jesús. Estamos ante otros huesos, no de un héroe, sino del conquistador de México Tenochtitlán y creador de la Nueva España que, durante siglos se estuvieron moviendo de un lugar a otro, igual, como ha sucedido a su contraparte, el liberador de la opresión española, don Miguel Hidalgo.
Habrá que anotar algo; la autora afirma que en el templo de Santo Domingo fueron enterrados los restos de algunos de los héroes de la Independencia, esto no fue así, ya que en ese templo fueron ciertos ceremoniales, luego de los sucedidos en la
Colegiata de Gaudalupe, los restos fueron llevados precisamente
a Santo Domingo para de allí, al día siguiente con la solemnidad debida, fueran trasladados a la
Catedral Metropolitana para ser depositados en la Capilla de San José.
Esta fotografía la obtuve del sito:
Hernán Cortés: Página de reacción.
Los textos en cursiva los tomé del libro: El testamento de don Hernando Cortés. Oralia Méndez Pérez. Ediciones Culturales Exclusivas. Xalapa, 2008