martes, 29 de noviembre de 2016

Un árbol más en la Ruta de Hidalgo: El mito de Hidalgo y los mezquites

  La Historia siempre está envuelta más que en misterios, en mitos, en el caso de Miguel Hidalgo, el Pater Patri de México, además de no ser la excepción es, quizá, la que mayor número de mitos hay en su rededor. Que si era inquieto en su adolescencia, que si era el Zorro, que si jugaba, que si bebía en abundancia, que si gustaba de las damas, que si tuvo hijos y una larga lista de etcéteras. 

  Con el tiempo más mitos fueron creándose en torno a su imagen y a su paso por una buena cantidad de ciudades, villas, pueblos, haciendas y ranchos, por lo que conocemos como Ruta de Hidalgo o Ruta de la Libertad. Hay mitos en torno a la comida, o, específicamente, a lo que comió en ciertos lugares, como aquel rancho en el que, la noche de la derrota de Puente de Calderón, comió aguacates como único alimento, quizá no del día sino de varios días. Hay el mito de que ofició la misa dominical (el 16 de septiembre de 1810 fue un domingo), en la Hacienda de la Erre, que si ofició en monte de las Cruces... a sabiendas que él ya estando en Dolores, no acostumbraba oficiar.

  Y un mito más, o si lo quieres ver como un elemento más en la Ruta de Hidalgo son los árboles. Varios de ellos, vivos, a punto de morir o ya como troncos, son conservados pues se dice que ahí estuvo, sea oficiando una misa que descansando que atado a él. Se dice, como lo acabamos de mencionar, que debajo de un mezquite, en La Erre, ofició el oficio que no pudo realizar en la misa "prima" de la parroquia de Dolores. Se dice que aquel fatídico 28 de septiembre de 1810, antes de que ocurriera la (sangrienta) Toma de Granaditas, ofició bajo un mezquite en la Hacienda de Burras. Se cree que luego de la batalla de Aculco, el 7 de noviembre de 1810, el cura Hidalgo ofició debajo de un árbol, también mezquite; al árbol se le conoce como "El Palo Bendito", incluso, en el Bicentenario se sacaron "hijos" de él para trasplantarlos en los jardines principales de los 120 y tantos municipios del Estado de México. 

  El 17 de enero de 1811 ocurrió la derrota de Calderón, Hidalgo cruza la barranca del río Verde por algún punto que aun no sabemos cuál fue, entra en el actual estado de Zacatecas y, en Juchipila, existe un árbol llamado El Gumúchil del Cura. Luego pasó lo de Acatita y, en calidad de preso, Hidalgo llega a Monclova, en donde descansa debajo de un árbol, quizá también era un mezquite, eso no lo sabemos, se le conoce como "El Tronco de Hidalgo". Por Álamo de Viesca, al inicio de la Semana Mayor de 1811, Hidalgo pasa encadenado rumbo a la prisión en Chihuahua, ahí también existe un árbol a cuya sobra descansa. Uno más que tenemos documentado es el llamado Mezquite de Hidalgo que se localiza en La Cruz Chihuahua.

  Ahora sabemos de un árbol más, el que vemos en la imagen la cual tomé del artículo llamado El paso de Don Miguel Hidalgo por la laguna de Durango, el cual dice: "... Su arribo a tierras duranguenses aconteció el 8 de abril, precisamente en las tierras de San Sebastián, donde el Padre de la Patria fue encadenado a un árbol, que se encuentra en el poblado de Bella Unión, del municipio de Gómez Palacio. Esa noche pernoctaron en el Rancho San Fernando, en la actual Ciudad Lerdo, para avanzar al amanecer del día 9 hacia San Isidro...". Así pues, la relación de Hidalgo con los árboles es intensa en esta historia mitificada, especialmente con los mezquites. 

lunes, 21 de noviembre de 2016

De los empleos y oficios que había del bando insurgente

  El estudio que hace Eric Von Yung sobre la Independencia es de lo más interesante que se ha publicado, pues lo hace desde una óptica muy distinta, estudiando causales que para muchos pasaron desapersividos por más de un siglo. Siempre he pensado que lo más interesante de la Historio no son las fechas o las batallas, sino la vida cotidiana, el día a día en los años que se estudian y, en esta caso Von Young nos remite a lo que eran los años previos y los años durante la guerra en lo que a términos "normales" se refiere. Sin héroes de bronces, sin frases llenas de elocuencia o patriotismo, sino en lo que eran las personas como tu, y como yo, que entonces vivían en lo que ahora conocemos como México. 

En su estudio se enfoca a una cierta región y a un cierto número de datos que dan por resultado una amena e interesantísima estadística en cuanto a los oficios que los participantes de la guerra, de la parte mexicana (insurgente) tenían:




viernes, 18 de noviembre de 2016

La noticia del levantamiento de insurrección en Veracruz

   Para quienes somos del Bajío el tema del inicio de la guerra de Independencia es cosa habitual, lo hemos visto desde niños, al igual que vimos las estelas de Cabeza de Águila por una buena cantidad de poblaciones del estado y, en la etapa de la educación primaria, la visita a Guanajuato a recorrer la Alhóndiga de Granaditas nos reafirma todas esas ideas que emanan de la figura de Hidalgo, Allende y demás iniciadores del movimiento pero no es así en otros lugares. En la península de Baja California es un tema prácticamente ajeno, en Sonora de no haber sido por el cambio de nombre de la capital de Pitic a Hermosillo, no se sabría mucho de la participación del insurgente en Sonora y Sinaloa, ni que decir de la otra península, la de Yucatán, o en Chiapas… es por eso que, encontrar documentos que nos digan lo que ocurrió en otros sitios más allá del centro de México adquieren una relevancia pues nos dice claramente cómo afecto en lugares distantes a donde se comenzaban a dar los enfrentamientos. Este que a continuación comparto da cuenta de la reacción del ayuntamiento de Veracruz a la insurrección de Hidalgo en octubre 6 de 1810.

 “El excelentísimo señor virrey de esta Nueva España ha recibido del nobilísimo ayuntamiento de Veracruz el siguiente oficio:

Excelentísimo Señor: =en vista de los dos ejemplares del bando que vuestra excelencia se sirvió mandar publicar en 27 del pasado septiembre ofreciendo premios a los que entreguen vivos o muertos a los infames D. Miguel Hidalgo, D. Ignacio Allende y D. Juan Aldama, que nos acompañó vuestra excelencia en su superior orden del mismo día, y de la proclama que vuestra excelencia se sirvió dirigir a los habitantes de esta Nueva España en 23 del mismo septiembre que vino adjunta, acordó este ayuntamiento en cabildo celebrado ayer tributar a vuestra excelencia las más íntimas y expresivas gracias por su especial vigilancia, su infatigable celo y por el acierto de sus prontas enérgicas disposiciones. =Acordó también manifestar a vuestra excelencia que en esta ciudad y su provincia deben a Dios entre otros muchos singulares beneficios, el de no conocerse en ellos la preocupación, la división, la rivalidad, ni los partidos que tan loablemente desea extinguir vuestra excelencia como tan bochornosos a los que tienen la desgracia de seguirlos y fomentarlos, cuanto perjudiciales a la causa pública, a la fraternidad de unos y otros españoles, a la unidad de los hijos de una misma madre, a la conservación de los vasallos de un mismo monarca y a los derechos de los miembros de una sola sociedad. =Bajo este principio aseguramos a vuestra excelencia que no encontramos expresiones con que demostrar el intimo dolor con que hemos entendido el inesperado extravío y los abominables desórdenes en que han incurrido esos miserables faccionarios [sic], pues aunque estamos bien ciertos de que en la realidad, no son más que malhechores de los que por desgracia del género humano ha habido en todos los tiempos, sin que pueda garantizarse tan vergonzoso atentado de una subversión, capaz de infundir recelos sobre la infidencia de esta Nueva España, ni de una sola villa o ciudad, ni de cuerpo alguno público, es sin embargo en las circunstancias una mancha que jamás temimos cayera sobre ninguno de los habitantes de este fidelísimo reino. =¿cuál será el valor qu le darán nuestros alevosos enemigos a la noticia de un suceso tan religioso, tan inhumano, tan descabellado y tan torpe y facinerosamente emprendido, y qué concepto hará el mundo entero de un manejo tan escandaloso cuando los conflictos de la metrópoli exigen toda clase de sacrificios para conservar la unidad, que es la sola áncora de nuestras esperanzas y cuando y la distancia y la perversidad abultarán el crimen de tres hombres inicuos, y lo aumentarán pintándolo como un plan de los deseos de alguna parte de las gentes sensatas de estas provincias? =Este ayuntamiento, no obstante, ve con inexplicable complacencia detestada generalmente la brutalidad de estos malévolos contempla que por las oportunas resoluciones de vuestra excelencia habrán ya expiado su delito, y que estarán restablecidos el orden y la tranquilidad, y ganada la vindicación de los buenos americanos a que con tanta justicia como sabiduría ha conseguido la alta previsión de vuestra excelencia. =Vive en la inalterable confianza de que la Nueva España es inseparable de la justa causa que espontáneamente abrazó, y ha protestado innumerables ocasiones seguir a costa de la última gota de su sangre. =A pesar de tan firme y debida esperanza no excusa repetir que en todo evento y conforme a su acuerdo de 26 de mayo de 1809 inserto en el poder conferido al excelentísimo señor vocal de este reino en la junta central y referido en el otorgado al señor diputado en Cortes que si no lo son, fueran capaces los demás habitantes de este continente de faltar a sus deberes, la ciudad sola de Veracruz y su provincia, resistirían a los enemigos interiores y exteriores hasta dejar de existir antes de separarse de las sagradas obligaciones que le han impuesto la naturaleza como la religión, la lealtad, el patriotismo y su franca y espontanea voluntad. = Con ella y los más sinceros y muy reconocidos sentimientos, renovamos a vuestra excelencia los de nuestra imperturbable fidelidad, prontos a sacrificarnos en servicio de la patria y en cumplimiento de las órdenes del gobierno nacional de que es vuestra excelencia tan digno como benemérito representante: Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Sala capitular de Veracruz 6 de octubre de 1810: =Excelentísimo Señor. =Carlos de Urrutia. =José Mariano de Almanza. =Ángel González. =Pedro del Paso y Troncoso. =Juan Bautista y Lobo. =Pedro Antonio de Garay. =Manuel de Villa y Givaxa. =Martín María de Cos. =Mateo Lorenzo Murphy. =Francisco Antonio de la Sierra. =Alberto Herrero. =Francisco Luis Septién. =Valentín Revilla. =Francisco García Puertas. 

Fuente:

Veracruz en armas. La guerra civil 1810-1821. Antología de documentos. Juan Ortiz Escamilla, compilador. Gobierno del Estado de Veracruz, 2010. pp. 25-26

jueves, 10 de noviembre de 2016

Cabeza de Águila 149 ¡Encontrada! Las Cruces, municipio de Cuquío, Jalisco

  Gracias a Street Finder y al aviso que me da un amigo, damos con la estela número 149 de la Ruta de Hidalgo 1810-1811 que se encuentran en la plaza de la comunidad de Las Cruces en el municipio de Cuquío, estado de Jalisco. 

  Considerando que fue en la tarde del 17 de enero de 1811 que sale Miguel Hidalgo, prácticamente huyendo, luego de la derrota de Puente de Calderón, será en el pueblo de Cuquío en donde pasa la noche, al día siguiente, enfila rumbo al norte, pasando por el rancho de Ocotic, luego al de Las Cruces para después cruzar por segunda vez la barranca y adentrarse en lo que hoy es Zacatecas.

Gracias por tu ayuda Motoso!

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Cabeza de Águila No. 148, Ocotic, Jalisco, ¡Encontrada!

   Una parte complicada en el trazo de la Ruta de Hidalgo fue el definir lo sucedido luego de la derrota de Aculco pues, se sabe, Hidalgo tomó por un lado y Allende por otro, y los documentos que hay no son del todo claros en cuanto a definir por dónde continuó Hidalgo. Se pensaba que había continuado a Celaya y de ahí a Valladolid, pero, en el último estudio, el de Carlos Herrejón, se optó por decir que de Aculco siguió rumbo a Zinapécuaro y de ahí a Valladolid. Como quiera, en función al trazo de la Ruta de Hidalgo del Sesquicentenario la ruta que se marcó con estelas fue la de Celaya, aunque muchas no fueron colocadas.

   El otro punto complicado para definir cuál fue el camino que tomaron, también divididos, Hidalgo por un lado y Allende por el otro fue luego de la otra derrota, la de Puente de Calderón. Se ha especulado mucho pues documentos no hay y los pocos que se conocen no dejan ver con claridad cuál fue la ruta. Agreguemos que, luego de Cuquío sigue el cruce de la barranca del río Verde que es bastante profunda y que solo los que conocen muy bien el rumbo podrían decidir por donde seguir, más aun de noche.

   Yo había establecido que, de acuerdo a la ruta publicada por el profesor De la Rosa, luego de Cuquío siguieron al rancho de Las Cruces y de ahí al de Tebaida, para cruzar luego la barranca y entrar en lo que hoy es el estado de Zacatecas. El trazo de la ruta es, efectivamente de Cuquío a Las Cruces, pero la estela número 148 está antes de llegar al rancho, en uno aun más pequeño que, supongo, habrá sido apenas un caserío cuando fue colocada la estela en 1960. El lugar se llama Ocotic, en el municipio de Cuquío, Jalisco.

  La localización de esta estela de la Ruta de Hidalgo la debemos a un buen amigo, Andrés Francisco Herández, a quien agradezco enormemente la colaboración.