Esta vez doy con una semblanza de un singular personaje al que le debemos poner la debida atención dado que, como menciona el autor del artículo, Luis González, influyó en los pensamientos de Miguel Hidalgo y José María Morelos en sus tiempos de estudiantes en el Colegio de San Nicolás. Veamos:
Gamarra y los errores del entendimiento.
“Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos, el primer hombre de estatura nacional, oriundo del Bajío Zamorano, nació en la villa de Zamora en 1745. Su padre, hombre de posibilidades, lo mandó a estudiar a San Ildefonso de México, donde los jesuitas les proponían a sus alumnos investigar minuciosamente todas las cosas, descifrar los enigmas, distinguir lo cierto de lo dudoso y despreciar los inveterados prejuicios de los hombres.
El mismo año de la expulsión de los Jesuitas Gamarra partió a Madrid y a Roma con el propósito de obtener documentos reales y pontificios para diversas fundaciones de los filipenses o Congregación del Oratorio, a la que se había incorporado un poco antes. El filipense también aprovechó el viaje a Europa para conocer a los líderes del modernismo o ilustración, escudriñar en las más surtidas bibliotecas del Viejo Mundo, inquirir sobre las últimas invenciones técnicas, ponerse al día en las ramas más útiles de las ciencias, obtener un doctorado en cánones por la Universidad de Pisa, saturar su mente de proyectos de renovación para la Nueva España y sobre todo para su provincia mayor de Michoacán, y traer de Europa libros novedosos e instrumental científico de inmediata aplicación a las necesidades de su patria.
A su regreso de los países latinos de Europa se dedicó por entero a la instrucción de la juventud y a la composición de sus obras en el Colegio de San Miguel Grande, en una villa entonces de Michoacán y hoy de Guanajuato. Todavía más, apenas de regreso de un Viejo Mundo que se remozaba rápidamente, se le hizo catedrático y rector del Colegio de San Francisco de Sales, donde, según cuenta Germán Cardoso, las enseñanzas y actitudes del nobel maestro sacudieron de raíz las mentes de los jóvenes estudiantes; pero despertaron también, el recelo y la envidia entre los miembros antiguos del Oratorio. Como quiera, obtuvo la ayuda del Obispo de Michoacán y una recomendación del mismo para su obra: Elementos de filosofía moderna, escrita para la juventud que se acercaba por primera vez al estudio de la filosofía. Los Elementos fueron escritos para difundir una corriente de pensamiento en la que buscamos la sabiduría sólo con la razón y dirigimos la razón con experimentos y observaciones de los sentidos, la conciencia íntima, el raciocinio y con la autoridad acerca de aquellas cosas que no pueden saberse por otro camino. Gamarra, con su libro, sembró una fecunda semilla para la transformación de la mentalidad mexicana; puso el primer explosivo a muchas ideas inútiles acarreadas por la tradición; se convirtió en el padre espiritual de una patria de la que serían posteriormente padres políticos Hidalgo y Morelos.
El filósofo michoacano Benito Díaz de Gamarra escribió otros dos libros muy importantes: Academia filosófica y Errores del entendimiento humano. En la primera hace reflexiones útiles sobre la física, la electricidad y la óptica. La segunda contiene una crítica de prejuicios, conductas, costumbres y modas practicadas por los mexicanos. Esta es la obra de un educador que quiere hacerse oír de un público amplio que pretende el bienestar social de las mayorías, que le reprocha al régimen español el anacronismo e ineficiencia de su régimen pedagógico. No puede negarse a Gamarra la gloria de haber sido el primero de nuestros compatriotas que se atrevió a combatir el antiguo método dándonos una filosofía acomodada al gusto de las naciones más cultas de Europa. El libro de los Errores, es, según Samuel Ramos, el primer ensayo filosófico que se aplica a la interpretación y al servicio de nuestra circunstancia. Con justicia Nicolás Rangel lo consideró uno de los precursores ideológicos de la independencia de México. No pudo vivir los días de la lucha de independencia porque murió en 1783, antes de cumplir cuarenta años de edad." (1)
Fuente:
Michoacán, lagos azules y fuertes montañas. Colección Monografías Estatales. Secretaría de Educación Pública. México, 1980. pp. 109-110
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