jueves, 21 de octubre de 2010

San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, Cabeza número 131

Bien sabemos que la historia continuamente es cruel. La crueldad la tenemos en este día, el cual fue de auténtico triunfo para Hidalgo, pues uno a uno de los pueblos, haciendas y ranchos por los que iba pasando solo recibía muestras de apoyo con campanas al vuelo y un trato referencial hacia él pues ya se le referían como “Su Alteza Serenísima” además del título de Generalísimo. “El cura Hidalgo llega al medio día a San Pedro Tlaquepaque acompañado de numeroso séquito, allí se le ofrece un banquete y por la tarde recibe las felicitaciones de los Canónigos”. (1)


En Guadalajara se sabía ya de la llegada de don Miguel a Tlaquepaque, la ciudad se preparaba para una de las entradas más apoteósicas que Hidalgo tuvo a lo largo de su corto movimiento, pues se contaban apenas 100 días de haberse iniciado la lucha por la independencia.


“Luego que esta capital, tuvo la noticia del arribo de Su Alteza Serenísima, el Señor Don Miguel Hidalgo y Costilla, Generalísimo de América al pueblo de San Pedro, distante una legua, se adelantó atribuirle lo más tiernos y respetuosos homenajes por medio de sus diputados, así la Real Audiencia, Cabildo Eclesiástico, Universidad, Consulado y demás cuerpos, tanto públicos como militares, habiendo dispuesto para el efecto, la casa más cómoda y adornada magníficamente y después de haberle servido su magnífico Banquete, y exquisito refresco, a la noche, se tomaron las más acertadas providencias, para su entrada en la capital”. (2)


Y esa crueldad a la que nos referimos, era la que en ese mismo momento, a un centenar de leguas de Guadalajara, Allende, Aldama y Jiménez estaban sintiendo en Guanajuato. “A las tres y media de la mañana, los insurgentes de Allende rompen el fuego sobre las tropas realistas del conde de la Cadena, Manuel Flon, con el cañón de grueso calibre que desde el día anterior habían situado en el Cerro del Cuatro, el que se dice es servido por un norteamericano, sin que los defensores detengan las acometidas de los asaltantes.


Luego de entrar victorioso a la ciudad de Guanajuato, Calleja publica un bando, en el que dice que los crímenes inauditos cometidos por los habitantes de esta población desde el principio de la revolución, y especialmente “el horrible atentado ejecutado en la Alhóndiga de Granaditas”, por el cual los rebeldes pasaron a cuchillo a sangre fría en la tarde del día anterior más de doscientas personas, están pidiendo la más atroz y ejemplar venganza”. (3)


Fuentes:

1.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960.

2.- Hernández y Dávalos Juan E. Historia de la guerra de Independencia de México. Tomo I. Comisión Nacional para las Celebraciones del 175 aniversario de la Independencia Nacional. México, 1985

3.- Martínez Álvarez, José Antonio. Miguel Hidalgo, marcha de la libertad. Consejo Consultivo Editorial del Bajío. Celaya, 2008.

Todas las fotografías son cortesía de Sergio Adrián Cárdenas.

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