domingo, 30 de enero de 2011

Dos mujeres nacidas en 1760 que apoyaron el movimiento Insurgente.

Seguro estoy que en el trayecto que nos falta por recorrer de la Ruta de Hidalgo, el que cruza el norte de San Luis Potosí, Coahuila, Durango y Chihuahua encontraré más nombres y biografías de las mujeres que participaron activamente en el movimiento de insurrección. Será bueno ahora enterarnos un poco de cómo era la situación de vida en la segunda mitad del siglo XVIII en la Nueva España, la cual generó mujeres de carácter y entrega.

“La educación de las mujeres seguía siendo un tema polémico en los periódicos de la ciudad de México al comenzar el siglo (XIX). En 1807 el Diario de México atacaba de manera indirecta a los opositores de la enseñanza femenina refiriéndose a los “necios que veían a las mujeres como criaturas destinadas únicamente al placer y a la servidumbre, como si fueran incapaces de contribuir a los más altos fines del estado, una vez ilustradas”. Tres años después el Semanario Económico de México insistía, en tono de cruzada, en que las mujeres podían ser educadas y además necesitaban serlo. Respondiendo a su propia “cuestión interesante si a las mugeres conviene la ilustración” con un contundente sí, aseguraban a sus lectores que las “señoras mugeres” con particularidad contribuyen a la felicidad del estado. (…) En (su) seno comienza el hombre a existir, en (su) regazo vive, se sustenta y adquiere las primeras nociones de lo bueno y de lo malo, (…) (las mujeres) deben ser ilustradas aun con más derecho que el hombre…" (1)

Micaela Montes de Allende. Era originaria de la ciudad de México, nació en 1760. Fue la esposa de don Domingo Allende, hermano mayor de don Ignacio Allende. Era en la casa de ellos, de Domingo y Micaela en San Miguel el Grande que se llevaban a cabo las reuniones de conspiración. De ella no se sabe más, solamente que apoyó el movimiento previo al Grito de Dolores y es para el 14 o 15 de noviembre que se documenta nuevamente su nombre. Escribe Carlos María de Bustamante que “Derrotado este jefe en Aculco, (se refiere a Hidalgo), volvió a Valladolid con el cortísimo acompañamiento de cinco o seis personas. Dirigióse Hidalgo a la casa ubicada detrás de la catedral, donde alojaba doña Micaela Montes, viuda de D. Domingo Allende, señora de mérito que después se declaró por la causa de la libertad, y que padeció no poco por ella…” (2)

María Josefa Yermo de Yermo. Nació en 1760 en la hacienda de San Gabriel, en el actual estado de Morelos, como era costumbre en la época, casó con su primo, José Joaquín del Yermo, para consolidar sus fortunas. Fue hacia 1790 en que, celebrado el nacimiento de su primer hijo deciden liberar a más de 400 esclavos que poseían, mismos que, al no saber a donde ir o a que dedicarse, se quedaron en la propiedad de los Yermo, anotando con este acto un claro antecedente a lo que será la abolición de la esclavitud que veinte años más tarde el cura Hidalgo decretaría. Fue en 1797, cuando adquirieron del acaudalado conde de Regla, Romero de Terreros, la hacienda azucarera de Jalmolonga, en el actual municipio de Malinalco, misma que cargaba con un antecedente oscuro cuando sus propietarios originales, los Jesuitas, se habían apoderado de tierras ante el enojo de los pobladores, los cuales deciden no trabajar en ese sitio, viéndose en la necesidad de llevar gente de otros lados. Fue entonces que en 1808, el día 19 de marzo, celebración de Señor San José, doña Josefa Yermo de Yermo, libera otros 200 esclavos, todos ellos de raza negra, cosa que sucede en otra de sus propiedades, la Hacienda de Temixco. Fue así que una vez iniciado el movimiento por la Independencia, todos ellos se unen al grupo Insurgente.

Fuentes:

1.- Arrom, Silvia Marina. Las mujeres en la ciudad de México 1790-1857. Siglo XXI Editores. México, 1988

2.- Bustamante, Carlos María. Cuadro Histórico. Carta Quinta. Versión electrónica:
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/bustamante/7.html

sábado, 29 de enero de 2011

Don Miguel Hidalgo y Costilla, sus monumentos, -8-

176.- Alegoría de los héroes de la Independencia.

177.- Uno de los tantos retratos hechos en base a datos bibliográficos y relatos del cura Hidalgo.

178.- Pintura de Benjamín Orozco, que nos muestra un rostro más apegado a la edad que contaba el cura Hidalgo cuando el levantamiento en Dolores.

179.- Una de las varias litografías para el recuerdo de los festejos del Centenario de los talleres de Muller Hermanos en la ciudad de México.

180.- Portada de uno de los tantos libros de la vida de Hidalgo.

181.- Escultura de autor anónimo.

182.- Hidalgo como personaje central en las fiestas del Centenario.

183.- Otra de las litografías de los Hermanos Muller.

184.- Una litografía más de los Hermanos Muller.

185.- Una rostro más juvenil de Hidalgo en otra de las litografías de las Fiestas del Centenario.

186.- Litografía de Hidalgo.

187.- Una ilustración del cura Hidalgo.

188.- Otra litografía de las muchas publicadas del rostro en realidad desconocido de don Miguel Hidalgo y Costilla.

189.- Y una más

190.- Dibujo de pluma anónima.

189.- Alegoría del monumento ideal a los héroes patrios.

191.- Manifestación en rededor del monumento a Hidalgo en Guadalajara.

192.- La idea de esta serie de artículos era compilar los monumentos que se han levantado al Padre de la Patria, como cada vez se me hace más complicado encontrarlos, en cambio he ido dando con pinturas y litografías, las incluyo para tener una idea de la dimensión iconográfica del héroe.

jueves, 27 de enero de 2011

La Serrana de Dolores, heroína de la Independencia.

Escribe Claire Brewster: “Cada soldado requería una ración diaria de doce tortillas, de ahí que las mujeres tuvieran que hacer entre 1.800 y 2.400 tortillas a parte de las tareas habituales”. Con este dato nos podemos dar cuenta de cuan complicada era la operación de las cosas cotidianas dentro del movimiento insurgente. Seguimos en búsqueda de más mujeres que participaron en el movimiento y damos con una cuyo nombre se desconoce y solo pasó a la historia (por pocos conocida) de La Serrana de Dolores.

"La multiplicación de los casos de mujeres heroicas o ejemplares tienen por objeto rescatar a la “mujer desconocida por su humilde clase, pero notoria por su valor”. A su vez tal orientación repercute en los criterios con las que se les selecciona. Para el momento de la Independencia lo que interesa ya no es sólo la acción política que influye decisivamente en los acontecimientos, sino las acciones cotidianas que hacen posible la lucha de los insurgentes; sirvan de ejemplo los casos de la Serrana de Dolores, que proporcionó alimento y descanso a Vicente Guerrero en una de sus huidas; Cayetana Borja, la hija que logró el indulto para su padre; Micaela Montes de Allende, la esposa que acompaña en la lucha e “inmola la felicidad de su vida” al asistir a la muerte de su marido. Por supuesto no quedan descartadas otras mujeres con mayor intervención en la lucha armada, como es el caso de la comandante indígena María Manuela Medina o María Josefa Martínez, Gertrudis Bocanegra, fusilada por su labor conspirativa, ni tampoco las espías María Tomasa Estévez o Josefa Huerta”. (1)

"De esta mujer no se conoce ni siquiera su verdadero nombre, su participación en la Independencia de México se diluye entre la historia y el mito, se dice que ella fue quien ofreció su apoyo incondicional al General Guerrero dándole todo lo que ella poseía. La Serrana de Dolores vivía en la sierra de Dolores. El General Guerrero sufrió una derrota en la Batalla de Cóporo, él tuvo que escapar e iba seguido de cerca por las fuerzas realistas, mientras el vagaba sin rumbo se topó con una mujer quien lo reconoció como soldado insurgente y como ella simpatizaba con la causa enseguida lo llevó a su casa, lo aseó, vistió y alimentó. Sacó de un escondite un arcabuz y un cuchillo viejo, le dio dos arrobas de balas, pólvora y con un entusiasmo patriótico se los entregó para que él pudiera continuar con su camino, él conmovido hasta las lágrimas por este noble acto, pudo emprender de nuevo su camino.

Agregaremos esta vez a la lista de mujeres que participaron en las más distintas formas en el movimiento por la Independencia de México y veremos un caso de una mujer pudiente, de familia de hacendados en Zacatecas así como de dos mujeres del pueblo en Oaxaca, todas ella mujeres que, dentro de sus posibilidades, su entorno y su conocimiento demostraron el amor a una causa común: la conquista de la libertad"
. (2)

“Caso parecido es el de la "Serrana de Dolores", hija del pueblo cuya providencial ayuda salvó la vida del general Vicente Guerrero. El gran caudillo se había internado en las Cumbres de Dolores, una parte de la cresta principal de la Sierra Madre del Sur, en el estado de Guerrero. Sin rumbo ni plan determinados, iba huyendo de los realistas, después del desastre de la Batalla de Cóporo: sólo lo sostenía la determinación libertaria. Estaba casi perdido, confundido y hambriento cuando le salió al paso una india que al instante reconoció la grandeza del caballero, que la saludó reverente. La Serrana lo condujo a una cabaña, donde el patriota reposó y se alimentó, y donde ella lo cuidó maternalmente, pues en lo que él defendía estaba cifrada su esperanza de libertad. Ya repuesto el insurgente, la Serrana le entregó los pocos instrumentos de guerra que atesoraba para su propia defensa: "un cuchillo viejo, pero de buen filo, un trabuco [escopeta antigua], dos arrobas de balas [23 kg], y una regular cantidad de pólvora". Pertrechado y con buena guía, el General pudo continuar el camino de la liberación". (3)

Fuentes:

1.- Tecuanhuey, Alicia. La imagen de las heroínas. La construcción del héroe en España y México. (1789-1847). El Colegio de Michoacán. Zamora, 2003.

2.- Esparza Reyes Bertha Alicia. Las otras mujeres valientes que también contribuyeron en la lucha por la Independencia. Artículo en:
http://sdpnoticias.com/sdp/columna/bertha-alicia-esparza-reyes-bettyesparza/2010/12/05/1172626

3.- Artículo sin referencia de autor ni fecha.
http://mx.selecciones.com/contenido/a2464_se-distinguieron-en-la-lucha

domingo, 23 de enero de 2011

Ordenanza de Intendentes de Exército y Provincia de Nueva-España

Ahora que en este recuento que de las Cabezas de Águila estamos haciendo, será bueno, una vez más, dar un vistazo, un poco más detallado de lo que eran las divisiones territoriales hechas a finales del siglo XVIII en la Nueva España. Para ello nos apoyaremos en los mapas realizados en 1774 y rescatado en 1883 cuando, finalmente, México se encontró en algunos años de paz y tranquilidad.

Como parte de las denominadas reformas borbónicas, el 4 de diciembre de 1786, el rey Carlos III firmó la Real Ordenanza de Intendentes de Exército y Provincia de Nueva-España que creó doce intendencias en el Virreinato de Nueva España, reemplazando a los reinos, comandancias, corregimientos y alcaldías mayores. En la imágen vemos lo que era la Intendencia de Guadalaxara en el Reino de Nueva Galicia.

La Real Ordenanza establecía en el Artículo I, lo siguiente: “A fin de que mi Real voluntad tenga su pronto y debido efecto, mando se divida por ahora en doce Intendencias el distrito de aquel Imperio, sin incluir las Californias, y que en lo sucesivo se entienda por una sola Provincia el territorio ó demarcacion de cada Intendencia con el nombre de la Ciudad que hubiese de ser su, Capital, y en que habrá de residir el Intendente, quedando las que en la actualidad se titulan Provincias con la denominacion de Partidos, y conservando estos el nombre que tienen aquellas. Será una de dichas Intendencias la General de Exército y Provincia que se ha de establecer en la Capital de México. Las otras once serán solo de Provincia, y de ellas se habrá de establecer una en la Ciudad de la Puebla de los Angeles; otra en la Ciudad y Plaza de la Nueva-Veracruz; otra en la Ciudad de Mérida de Yucatan; otra en la Ciudad de Antequera de Oaxaca; otra en la Ciudad de Valladolid de Mechoacan; otra en la Ciudad de Santa Fe de Guanaxuato; otra en la Ciudad de San Luis Potosí; otra en la Ciudad de Guadalaxara; otra en la Ciudad de Zacatecas; otra en la Ciudad Durango, y la restante será la que ya se halla establecida en la Ciudad de Arispe, y se extiende á las dos Provincias de Sonora y Sinalóa”.

El mapa anterior corresponde a la Intendencia de Zacatecas, ahora que leemos el artículo I de la Ordenanza Real, nos enteramos de por qué en México en muchos de los actuales sus capitales llevan los mismos nombres de los estados, herencia que hoy día le debemos a Carlos III de España.

Destaca en el mapa el gigantesco territorio que tenía la Intendencia de San Luis Potosí, conocida también como Provincias Internas de Oriente, la cual abarcaba: Nuevo León, Coahuila, Nuevo Santander (Tamaulipas) y Texas.

Detalle de lo que eran las Provincias Internas de Oriente, lugar por el que dentro de poco iniciaremos a documentar para publicar la siguiente parte de la ruta de las Estelas de Cabeza de Águila en la Ruta de Hidalgo 1810-1811.

sábado, 22 de enero de 2011

Mujeres de la Independencia en Zacatecas y Oaxaca

Agregaremos esta vez a la lista de mujeres que participaron en las más distintas formas en el movimiento por la Independencia de México y veremos un caso de una mujer pudiente, de familia de hacendados en Zacatecas así como de dos mujeres del pueblo en Oaxaca, todas ella mujeres que, dentro de sus posibilidades, su entorno y su conocimiento demostraron el amor a una causa común: la conquista de la libertad.

Carmen de las Piedra Elías
"Nació en Zacatecas, se desconoce la fecha y donde vio la primera luz fue en la hacienda de Tlacotes que era propiedad de su familia. Se dice que un día pasaban por ahí el General Insurgente José María Rayón y su tropa, quienes eran perseguidos por el sanguinario Calleja, jefe del Ejército Realista, cuando doña Carmen Piedras Elías supo que el General Rayón estaba en su propiedad lo hizo pasar enseguida y le brindó su apoyo, ella lo protegió y albergó en su hacienda, un peón le avisó que Calleja andaba cerca y se le ocurrió que podría ayudar al General Rayón de la siguiente manera: como su hacienda era sitio de paso obligado hospedaría a Calleja en su hacienda, justo en una recámara en donde almacenaba pólvora, cuando él estuviera durmiendo, ella misma entraría a la habitación y encendería el explosivo, aunque en ello se le fuera la vida.

El General Rayón quedó asombrado de la entrega de esta valiente mujer en aquellos días aciagos, él quedó conmovido simplemente por la sugerencia de realizar semejante sacrificio por su patria y le suplicó que no actuara de semejante manera pues su vida era valiosa. Aunque desilusionada, ella lo comprendió pero como sabía que Calleja andaba cerca, ofreció al General alimentar a toda la tropa, mientras comían fue por todos sus caballos y burros, además de las provisiones con las que contaba para apoyar a los Insurgentes, mientras los apuraba para que se marcharan porque temía que pudieran ser alcanzados por Calleja. Por este acto de valentía y generosidad, doña carmen de la Piedra Elías pasó a la historia"
. (1)

Juana Feliciana y Juana. “Las Envenenadoras”
"Originarias de Teotitlán del Camino, Oaxaca. Estas dos mujeres cuyos apellidos no se conocen, fueron fusiladas por José Ramírez Ortega, capitán del batallón provincial de la ciudad de Oaxaca, en septiembre de 1819 en Teotitlán del Camino, por sospecharse que hacían tortillas envenenadas para los realistas". (2)

Fuentes:
1.- Esparza Reyes, Bertha Alicia. Artículo publicado el 05/12/2010 en: www.SDPnoticias.com.

2.- Del Palacio, Celia. Adictas a la Insurgencia. Las mujeres en la guerra de independencia. Santillana/Punto de Lectura. México, 2010.

Nota:
El caso de Carmen de la Piedra Elías está documentado por don Carlos María Bustamante en la Carta 11, así como en el Bosquejo Histórico de Zacatecas, publicado por el PRI en 1982.

jueves, 20 de enero de 2011

“La Insurgentita” curioso personaje de la Insurrección. La sociedad secreta de Los Guadalupes

Siguiendo en el tema de la participación de la mujer en la guerra por la Independencia llegamos al punto de conocer un poco sobre la denominada “Sociedad Secreta” que se formó con la intención de difundir las ideas emancipadoras en distintos puntos de la Nueva España. El concepto de ruralidad del movimiento insurgente que interpreta el historiador Gayol nos introduce a entender la importancia de Los Guadalupes: “Al analizar de esta manera la conformación de la sociedad secreta de Los Guadalupes, sus bases sociales y su amplitud y flexibilidad de acción, Guedea aporta elementos y matices muy importantes para el debate de una extendida interpretación de la guerra de Independencia que ha considerado a las ciudades como islas pacíficas en medio de la tormenta de la insurrección rural”. (1)

Son varias las mujeres que participaron junto a Los Guadalupes, la mayoría llevando y trayendo información, fungían, especialmente como correos. Difundir el mensaje les llevó a publicar, aun en forma rudimentaria, panfletos y periódicos y leemos, generando con esto curiosas anécdotas como esta: “No obstante, las señoras de Raz Guzmán y Del Río aceptaron el desafío: separadamente salieron en coche, una con la caja de los tipos y la otra con la prensa. Las distinguidas damas lograron atravesar la zona española, y nadie se percató de que bajo las enormes vestimentas y lujosas tapicerías viajaba el instrumento que ganaría más adeptos a la causa criolla”. (2)

En el listado de mujeres que participaron en la sociedad secreta de Los Guadalupes encontramos, entre otras, a las siguientes:

01.- Bustos, Gertrudis
02.- Ganancia, Ma. Camila
03.- García, Ma. Ignacia.
04.- García Villaseñor, Manuela.
05.- García Villaseñor, Mariana.
06.- Garza Falcón, Ma. Loreto.
07.- Garza Falcón, Ma. Vicenta.
08.- Gómez de Pedroso, Concepción.
09.- Montes de Oca, Josefa
10.- Orellana y Pozo, Luisa de
11.- Peña, Antonia
12.- Raz y Guzmán, Señora de
13.- Riva, Catarina.
14.- Sánchez, Manuela
15.- Villasana, Ana de
16.- Zerralde, Gertrudis

Un caso curioso es el de la llamada “Insurgentita”, Gertrudis Bustos: “…los que siguieron también en comunicación con Carlos Ma. Bustamante, como se puede ver por el resumen que aparece en el “Prontuario de Causas de los Insurgentes” de la carta que a éste dirigiera Diego Manila el 1 de septiembre de 1814. Por el “Prontuario” también se puede ver que Bustamante recibió dos cartas firmadas por Onofre, ambas del 12 de agosto de ese año. En la primera se informa de haber dado 50 pesos al hermano del remitente y que “el general” –que supongo se trataba de Morelos- había encargado una imprenta, la que el autor de la carta confiaba conseguir y un sombrero montado. Le remitía varios objetos y le informaba que “la Insurgentita” no había podido escribir una nota al margen del propio Bustamante aclara que “Esta carta es del marqués de Rayas a mi me llamaba Onofre y Crespo”. También aclara que los objetos remitidos se los había entregado Juan Bautista Lobo y que “…la Insurgentita era da. Gertrudis Bustos, cuñada del marqués de Rayas”. Es esta la única mención que he encontrado sobre la correspondencia mantenida por “La Insurgentita”. (3)

Fue en abril de 1811 que Los Guadalupes comenzaron su plan de acción, mismo que logró mantenerse luego del fusilamiento de los caudillos en Chihuahua. “Los informes de la sociedad eran con frecuencia redactados por varios de los miembros, y daban así noticias muy diversas, procedentes de diferentes lugares. Cuando Morelos llegó a ser la primera figura de la lucha insurgente, los Guadalupes le dirigieron una carta ofreciéndoles sus servicios. La sociedad utilizaba, para hacer llegar su correspondencia, mensajeros y correos de reconocida lealtad, auxiliados por una cadena de simpatizantes, y llevaban las cartas ocultas en las suelas de los zapatos; a veces también tenían que hacer llegar periódicos como el Diario de México, las Gacetas, El Pensador Mexicano, El Juguetillo, El Español de Londres, Diarios de las Cortes de España, etc. Cuando tenían que enviar tipos de imprenta y hasta la imprenta misma, se valían de distintos subterfugios, ocultando las piezas en los arneses de los carruajes, en cargas de carbón y otros modos inteligentes para despistar al enemigo realista”. (4)

Las ideas de patriotismo de los miembros de la sociedad secreta siguieron firmes aun luego de la muerte de Morelos más adelante, al llegar Javier Mina al territorio de la ya decadente Nueva España Los Guadalupes adquirieron un nuevo aire. “Las derrotas sufridas por los insurgentes a partir de 1814, dieron oportunidad al virrey Calleja para perseguir implacablemente a los Guadalupes, “diabólica junta”, como los llamaba. Al ser fusilado Morelos en diciembre 22 de 1815, en San Cristóbal Ecatepec, la insurgencia quedó sin cabeza, acéfala, y la actividad de la sociedad disminuyó considerablemente; pero en 1817, con la entrada al país del navarro Francisco Javier Mina en la reactivación de la lucha insurgente, volvió a incrementarse el poder de los Guadalupes con la vigorización de la masonería (traída a nuestro país con Cabarrús, capitán de los dragones reales, casi 40 años antes). (5)

Fuentes:

1.- Gayol, Víctor. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México. UNAM, Mèxico. Volumen 19, Documento 250
http://www.iih.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/250.html

2.- Selecciones.com
http://mx.selecciones.com/contenido/a2438_la-sociedad-de-los-guadalupes

3.- Guedea, Virginia. En busca de un gobierno alterno: Los Guadalupes de México. UNAM. México, 1992

4 y 5.- Padre Nacho. Artículo en Milenio, 11 diciembre 2009. Los Guadalupes como sociedad secreta.
http://impreso.milenio.com/node/8686930#

martes, 18 de enero de 2011

El timbre conmemorativo de 1960

El timbre de 4 centavos; que los Estados Unidos emitirán el próximo 16 de septiembre (de 1960), para conmemorar el Sesquicentenario de la Independencia de México, estará ilustrado con la histórica Campana de Dolores, actualmente colocada en el Palacio Nacional de México con la que el cura Miguel Hidalgo hizo en su parroquia el llamado de la independencia. El diseño mostrará la campana dentro de su nicho actual, sostenida por la figura de dos infantes; los colores del timbre serán verde y rojo, sobre fondo blanco -colores de la bandera mexicana-. En la parte superior en tres líneas la leyenda "Mexican Independence 1810-1960", en la parte inferior otra leyenda: "Joint Issue Mexico-United States". U.S. Postage".

Todas las inscripciones serán impresas en el verde de la bandera mexicana con tipo romano obscuro. El timbre tendrá un formato vertical y su emisión constará de 120 millones de ejemplares. El diseño del timbre se debe al trabajo conjunto de León Helguera de México y de Charles R. Chikering de la oficina de Grabado e Impresión de los Estados Unidos. El mismo diseño con modificaciones, un valor facil de 30 centavos, será usado por México. La viñeta fue grabada por Charles A. Brooks.

El timbre mexicano de la emisión conjunta México-Estados Unidos tendrá el mismo diseño; es decir, la Campana de Dolores en su nicho actual. En la parte superior la leyenda "Independencia Nacional 1810-1960". En la parte inferior, otra leyenda "Emisión Conjunta México-E.U.A.", debajo de ella "30c Correos México". El diseño del nicho y la campana estarán en rojo y la parte tipográfica en el verde de nuestra bandera. El magnífico diseño del timbre es obra del artista mexicano León Helguera.


Fuente:


El Heraldo de Aguascalientes. Septiembre de 1960.

Mariano Jiménez visto por el historiador Luis Castillo Ledón.

Es ahora el Capitán General, (se refiere a Allende), en funciones de jefe supremo, quien empieza a dictar órdenes en este nuevo centro de operaciones del ejército revolucionario. Principia por apoderarse de los fondos, deponiendo también a don Mariano Hidalgo en su cargo de tesorero, y nombra en su lugar a un tal Solís, quien recibe el dinero puesto a salvo aumentado con setenta mil pesos y ochenta barras de plata que ingresan en el primer momento y con algunas cantidades de monedas que días después empezaron a acuñarse.

Lejos de aumentar el ejército, comenzó a licenciar a no poca gente, con la mira de avanzar más al norte y acercarse a los Estados Unidos, deseoso de proveerse de armas y parque con qué continuar la lucha en mejores condiciones. Menos se ocupó de nombrar nuevos comisionados que aumentaran el número de los enviados a revolucionar por distintas partes. Sólo Hidalgo extendió uno que otro nombramiento de carácter administrativo, como el que formó el 30 de enero a favor de don Pedro Sánchez Morales para que se hiciera cargo de la aduana de Durango.

El camino hacia el Norte estaba expedito. Habíalo allanado el teniente general José Mariano Jiménez, quien escapado de Guanajuato el 24 de noviembre, algunas horas después que Allende y los demás jefes, unido a todos ellos pasó por San Felipe, y en la hacienda de Molino, situada a poca distancia de aquella villa, se separó de sus compañeros debido a la orden que recibió del mismo Allende de propagar la revolución por las provincias del Norte. Seguido de los coroneles Juan Bautista Carrasco, Luis Gonzaga Mereles y Luis Malo, se dirigió a Charcas, al norte de San Luis Potosí, donde en poco tiempo logró reunir una respetable división, que se aumentó con la llegada de fray Juan de Villerías al frente de las tropas y la artillería sacadas de San Luis, y con toda aquella gente salió el 10 de diciembre para Matehuala, a donde llegó a los dos días.

En este lugar, comenzó por publicar un bando en el que prevenía que se aprehendiese a los emisarios de Napoleón que se presentaren a seducir al pueblo; que también se redujese a prisión a los que llamándose comisionados de los jefes independientes, extorsionaban a los ciudadanos pacíficos, y que se castigaría con todo rigor a los soldados que se dedicaran al saqueo. En 25 de diciembre escribió al capitán don Juan Ignacio Ramón, comandante de las fuerzas de Nuevo León, tratando de convencerlo de la justicia de la causa que defendían los insurgentes, e invitándolo a que uniera sus fuerzas a las suyas; y después de ponderar los males causados "por la altivez de los españoles" y su propósito de "entregar el reino a los franceses," le decía que este "proyecto diabólico" se hubiera efectuado si "el sapientísimo varón doctor don Miguel Hidalgo, sostenido por el valor invicto del magnánimo Capitán Don Ignacio Allende, despreciando las amenazas de los tiranos y superando innumerables peligros," no hubiese "levantado la sonora voz de Independencia en el pequeño pueblo de Dolores, voz que como un torrente impetuoso ha corrido por las provincias de Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Guadalajara y gran parte de México y Puebla, con una felicidad que pasma y embelesa.

Fuerte de siete mil hombres con veintiocho piezas de artillería, la división de Jiménez, salió de Matehuala el 28 de diciembre con dirección a Saltillo; pero como el coronel don Antonio Cordero, Intendente de la Provincia de Coahuila, estaba resuelto a defender esta ciudad, unidas las fuerzas de su jurisdicción con la de Nuevo León y otras que pudo organizar, tomó posiciones a corta distancia de ella, en Aguanueva. Al aproximarse Jiménez, las avanzadas de Cordero, al mando del teniente coronel don José Manuel de Ochoa, trataron de cerrarle el paso un poco adelante, en el puerto del Carnero.

Avistados unos y otros en este punto el 6 de enero, se trabó un combate en el que los independientes divididos en tres columnas, atacaron con recio empuje la garganta del puerto y las eminencias que a ambos lados cubrían las tropas realistas, dando por resultado que, después de un vivo cañoneo, las columnas de Jiménez flanquearon al enemigo, y cuando estuvieron a tiro de fusil, los defensores del punto en su gran mayoría se pasaron a los independientes al grito de "¡Viva Hidalgo!"

En estas condiciones avanzaron todos hacia Aguanueva, distante apenas dos leguas escasas, de donde Cordero, declarándose derrotado, huyó a escape sin detenerse en Saltillo, por el que pasó de largo, alejándose con tanta velocidad que en doce horas recorrió cuarenta leguas, dejando equipaje, cañones y pertrechos; en una palabra, todo el campo en poder de los insurgentes; mas perseguido por el lego Villerías y el coronel Carrasco, fue aprehendido en la hacienda de Mesillas. De Aguanueva rindió Jiménez el día 7, parte de la acción de Carnero, a Allende; el día 8 llegó a Saltillo, y al hacer su entrada como vencedor le fue entregado el prófugo vencido, por sus aprehensores. Tales hechos determinaron que el Nuevo Reino de León quedara bajo su dominio, pues su intendente don Manuel Santa María se declaró por la revolución en Monterrey, capital que ocupó luego Carrasco con quinientos hombres y cuatro cañones; que Monclova fuera asegurada por el brigadier Pedro Aranda con mil hombres; que igual suerte corriera Parras a donde se destacó el coronel Luis Mereles con quinientos soldados; que se asegurara el valle de Matehuala y Cedral, el mineral de Catorce donde se estableció provisionalmente una casa de moneda y al presidio de Río Grande se mandaran dos mil fusileros, con seis cañones, para que custodiaran el tesoro que de orden de Cordero se conducía de Saltillo a Béxar, el que se interceptó aprehendiéndose a Adán, ayudante de Cordero, al tesorero Royuela y a varios europeos que ayudaban a conducirlo.

Conmovióse a su vez la dilatada provincia de Texas, en la que el capitán de milicias don Juan Bautista Casas se apoderó de la capital, San Antonio de Béxar, y con ella todo el territorio texano. Con este último movimiento, la zona que se extendía desde San Luis Potosí, hasta la frontera de los Estados Unidos, obedecía a los insurgentes, sin enemigo alguno, puesto que Jiménez pudo todavía volver a rechazar a Ochoa que con algunas tropas de provincias internas se acercó de nuevo tratando de impedir el progreso de la revolución.

Con el resto de sus tropas entró entonces Jiménez a Monterrey, donde fue recibido con el mayor entusiasmo por el vecindario y el clero, no obstante que el Obispo con dos canónigos y muchos españoles había huido hasta Laredo.

Como la conducta del Gobernador no era claramente definida, lo hizo su prisionero de guerra y se dedicó a organizar el gobierno insurgente. De allí rindió a Allende el parte detallado de la acción de Aguanueva, así como de todas sus últimas operaciones. El parte, como el anterior, era de una literatura poco feliz. La mitad de él hablaba del "invierno cruelísimo," al que había sucedido una "deliciosa primavera" prometedora de "dulces y sazonados frutos"; de las penalidades padecidas; mas la otra mitad estaba nutrida de datos interesantes; no tenía desperdicio. Terminaba exponiendo que se proponía salir de Monterrey para reunirse con Aranda en Monclova, ir a Laredo, pasar a Béxar, seguir a Nocodoches a parlamentar con los americanos, que ya tenían comisionados suyos, y que para todo esto contaba con doce mil hombres "bien armados y un millón de pesos en numerario y plata en barras." En postdata hacíale esta súplica: "Sírvase V.E. dar este parte al Sumo Señor nuestro Generalísimo."

A raíz de todos estos acontecimientos, salió Allende de Zacatecas a principios de febrero, con dirección a Saltillo, llevando un ejército bastante reducido y a Hidalgo casi en calidad de prisionero.

Fuente:

Castillo Ledón, Luis. Hidalgo, la vida del héroe. Volumen II. Comisión para la Celebración del 175 aniversario de la Independencia. México, 1985.

Las fotografías corresponden a la casa que fuera de don Mariano Jiménez en la ciudad San Luis Potosí, así como del monumento que en esa ciudad se levanta en su memoria y en el mural del Palacio de Gobierno potosino. Agradezco a Luciano Torres de San Luis Potosí el haberme hecho llegar las fotografías.

domingo, 16 de enero de 2011

Las mujeres de sociedad que apoyaron a la Insurgencia.

A lo largo de este recorrido que venimos haciendo en el año del Bicentenario, recordando que para Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí, Coahuila, Durango y Zacatecas, sitios del paso de Hidalgo, este 2011 es su año del Bicentenario; nos hemos dado a la tarea de investigar en todos los medios posibles sobre la participación de la mujer en el movimiento de insurrección. De ellas veremos hoy el caso de mujeres privilegiadas, las de las altas esferas sociales. Las Fresa, diríamos hoy en nuestros días… lo digo con respeto. De María Josefa Crescencia y Ortiz Téllez Girón de Domínguez , “la Corregidora”, se ha escrito mucho; al igual que de María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador y de Quintana Roo, también tenemos una mejor semblanza. Mariana Rodríguez del Toro Lazarín y Lazo de la Vega, así como de otra Rodríguez, “la Güera” cuyo nombre fue María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba incluso se han novelado sus vidas.

A ellas debemos agregar a la señorita Avilés, la que acompañaba a don José Manuel de Herrera y a José Mariano Magún, personajes que participaron en el último año del movimiento insurgente, ya para la consumación pues eran quienes publicaban el diario El Mejicano Independiente en Tlacotepec, Veracruz. (1) La lista continúa con doña María Catalina Gómez de Larrondo, de Acámbaro, personaje de crucial importancia que fue el motivo por el cual Hidalgo tomara más fuerza ideológica al inicio del levantamiento al ella ayudar a la captura de los realistas conde de Rul y García Conde. Margarita Peimbert y Petra Teruel de Velasco quienes, entre otras damas acomodadas de la ciudad de México participaban activamente en el movimiento denominado Los Guadalupes. A la lista agregaremos dos damas más, esta vez del reino de la Nueva Galicia, quienes imbuidas en el espíritu patrio colaboraron con el movimiento Insurgente.
“Apoyado en una carta fechada el 21 de octubre de 1811, les quiero presentar en principio a 2 mujeres que debieron ser muy atractivas físicamente, pero sobre todo, coquetillas, sensuales, inteligentes y graciosas. Se trata de Gertrudis Medrano y Teresa Polanco, originarias de la ciudad de Guadalajara, una de las más importantes urbes de la Nueva España de principios del siglo XIX. Pertenecieron a familias acomodadas, educadas y bien vestidas, a la moda del momento. Criollas por naturaleza, bien identificadas con sus tierras y con gran conciencia histórica. Informadas de lo que sucederá en el terreno político y de los levantamientos de Miguel Hidalgo y Costilla así como de las diversas conspiraciones en el territorio novohispano.

Gertrudis y Teresa decidieron cambiarse el nombre: Laura y Carlota Borbón, lo que nos puede insinuar que su físico pasaba por descendientes de españoles directos. Borbón, apellido de origen noble y aristocrático que recordaba a los propios reyes de la España dieciochesca. Se presentaban como hermanas inseparables, de edad similar y con características parecidas.

En el documento se hace mención de que eran mujeres libertinas y disolutas y que habían tenido relaciones "íntimas" con dirigentes insurgentes. Que habían cometido excesos en su comportamiento y que habían llegado en pos de un europeo, condestable de artillería "de quien la Gertrudis tiene varios papeles amatorios e indecentes y que habiéndole encontrado ausente frecuentaban ahora la Casa de ellas varios hombres". Estos rumores llegaron al propio obispo de la ciudad de Guadalajara, Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo (1795-1824), a quien Pedro de la Puente, perteneciente al gobierno de la Intendencia le solicitaba poner atención al caso y denunciar a estas mujeres en caso de que recurrieran a él.

No sabemos si finalmente fueron presas y castigadas. Lo más probable es que así haya sucedido. Queda este testimonio original como prueba de que algunas mujeres ingresaron a la insurgencia y llamaron la atención de la sociedad y los dirigentes del movimiento político del momento”
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Fuentes:

1.- Del Palacio, Celia. Adictas a la Insurgencia. Las mujeres de la guerra de independencia. Santillana/Punto de lectura. México, 2010.

2.- No aparece el nombre del autor. Artículo: “Las mujeres en la Independencia”
http://goliath.ecnext.com/coms2/gi_0199-14007988/Las-mujeres-en-la-independencia.html