lunes, 29 de noviembre de 2010

Jalpa, Zactecas, Cabeza número 146

Jalpa, Zacatecas, al sur oeste de ese estado, cercano a la Sierra Madre Occidental, ubicación que le ha permitido mantenerse en un rítmo de vida tranquilo y placentero. Ese fue el último punto por el que don Miguel Hidalgo y Costilla pasó en lo que actualmente es el territorio zacatecano y que en ese entonces, 1811, era parte de la Intendencia de Guadalajara. En el camellón que vemos era en donde estuvo hasta hace algunos años, la Cabeza de Águila número 145. ¿Su paradero?... ¡Desconcido!

En esta esquina, que es la sur-oriente ubicada frente al Jardín Principal y muy cerca de la Presidencia Municipal, se ubica esta casa en donde se dice que fue dónde pasó la noche el cura Hidalgo, la que según vemos en la fecha allí mencionada, sería la noche posterior a la derrota en Puente de Calderón, ocurrida el 17 de enero, es decir, don Miguel Hidalgo durmió aquí el 18 de enero de 1811.

En este acercamiento podemos leer claramente la placa.

Encontramos en Jalpa la feria que se realiza el día de Navidad, la población lucía muy tranquila, luego de la gran fiesta celebrada la noche anterior. Aquí el kiosco de un muy interesante diseño hecho todo en cantera.

Y usando la caligrafía propia de las fiestas del Bicentenario, Jalpa tiene ahora en el recuerdo lo que fue tan importante acontecimiento.

La Parroquia de Jalpa, de sencillo diseño y afortunada figura. La siguiente fotografía nos muestra lo que fue Jalpa hace unos 30 años, cuando conservaba aun su Estela de Cabeza de Águila.

En esta fotografía que me permití tomar del sitio del Bicentenario se aprecia la Cabeza de Águila número 145 que se localiza en Jalpa, Zacatecas. Si has seguido puntualmente este sitio te darás cuenta de que hace falta la estela número 144, pues bien, esa se encuentra, según el libro del profesor Jiménez de la Rosa, en una comunidad llamada San José de los Osotes, lugar por el que pasó por la tarde del día 18 de enero, luego de salir de Apozol. De Jalpa saldrá el contingente encabezado por Hidalgo al mediodía del 19 de enero y se internará en lo que ahora es el estado de Aguascalientes, pero que, en aquel tiempo formaba parte de la Intendencia de Guadalajara... La duda queda: ¿llegó Hidalgo al mediodía del 19 de enero? ¿Llegó un día antes y durmió la noche del 18?

Enlaces:

Para obtener más información sobre el paso de Hidalgo por la parte sur de Zacatecas, entra aquí:
http://rutahidalgo.worldpress.com/

sábado, 27 de noviembre de 2010

Diente Mocho y el Indio Dolores, personajes zacatecanos de la insurgencia

Seguimos en la búsqueda de los actores que participaron en la guerra por la Independencia de México en esta parte de México, la región que forman Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes y encontramos a dos más, los cuales nos dejan ver la gama cuasi infinita de personalidades que participaron en la insurrección.


Diente Mocho.

De este cabecilla se sabe que abrazó el partido de la Independencia cuando el padre José Pablo Calvillo, Mariano Abad Miramontes, Oropeza y otros anduvieron insurreccionando por el sur de Zacatecas y Aguascalientes. Hombre atrevido y valiente, pero de carácter sanguinario, mandó matar en San Juan de los Lagos a un sacerdote llamado José Manuel Flores, quien después de haber dado a Diente Mocho todo el dinero que pudo, fue inhumanamente asesinado y suspendido su cuerpo de un árbol hasta que manos piadosas lo quitaron de aquel triste espectáculo, para darle sepultura.

Pocos días después de este atentado, cayó prisionero uno de los subalternos de Diente Mocho, apellidado Melgarejo, que había participado en la muerte del padre Flores, y como represalia de ésta, el comandante realista don Miguel de Campo mandó fusilar a dicho prisionero, haciendo que su cadáver fuese colgado del mismo árbol en que había sido el padre Flores, esto en junio de 1811.


Indio Dolores.

Este era uno de los cabecillas insurgentes que más quehacer dieron en el sur de Zacatecas y diversos puntos de Jalisco, a las autoridades y tropas realistas. Se ignora de dónde era oriundo el Indio Dolores, pero se sabe que el año 1811 militaba con una guerrilla bajo las órdenes del jefe insurgente Oropeza, quien por mucho tiempo combatió las tropas del virrey en combinación con Abad Miramontes, González Hermosillo, Víctor Rosales, los Nájera y otros denotados y constantes defensores de la Independencia en Zacatecas, Aguascalientes y Jalisco.

No había completado ni un año el Indio Dolores al servicio de la causa insurgente, cuando, el 24 de octubre de 1811, fue batido y derrotado en la barranca de Jaltihiloca, por una avanzada de las tropas del cura realista Francisco Álvarez, en cuyo encuentro fue hecho prisionero y muerto el citado Indio Dolores, lo mismo que su compañero Chico Flaco.


Fuente:

Amador, Elías. Noticias biográficas de Insurgentes apodados. Secretaría de Educación Pública. México, 1959.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Participación de negros en la guerra de Independencia

Hace poco escribí en el blog de El Bable una nota que incluía al menos una veintena de nombres de personajes venidos de Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, convocados por Xavier Mina, a participar en la guerra por la Independencia de México. Mina llegó también con varios haitianos seguramente de raza negra. Es entonces que lancé la pregunta: ¿Cuántas personas de color habrán participado en la lucha armada?. Recuerdo haber leído en alguna ocasión que Gabriel del Yermo tenía un ejército de negros, pero no he podido averiguar más, tal vez, siendo que Yermo era rubio cualquiera que estuviera a su lado se vería oscuro... no lo sé, el caso es qué, ahora que leo el documento que nos legó Amador Elías con el listado de los apodos usados por algunos Insurgentes encuentro varios negros, estos son:

El Negrito Clara.

Se ignora su nombre. El insigne caudillo don José María Morelos se dirigía a atacar a Acapulco, por orden del cura Hidalgo, y en su marcha hacia aquél puerto tocó el pueblo de Tecpan, donde se encontraban don Juan Galeana y sus hermanos, quienes se unieron luego a dicho caudillo para combatir a favor de la Independencia.

Don Juan Galeana había comprado a unos náufragos de la costa sur un pequeño cañón, que después servía para hacer salvas en las fiesas religiosas que se verificaban en la Hacienda del mismo don Juan. Al mencionado cañón le llamaban "El Niño" y este formó parte de la artillería de que hizo uso el cura Morelos contra los realistas de París en el cerro del Veladero.

En este combate encomendó don Juan Galeana la defensa de una batería, de la cual formaba pare El Niño, a un negrito de la costa, a quien llamaban "Clara" y de quién se dice era muy patriota, de mucho valor y de buenas aptitudes para el manejo de cañones.

Desde entonces el Negrito Clara y El Niño fueron inseparables compañeros, pues según se refiere en el Diccionario de Historia y Geografía de Orozco y Berra, el citado Negrito fue el único artillero que manejaba el pequeño cañón.

Después del sitio de Cuautla, El Niño quedó en poder de los realistas; pero en cuanto al artillero Clara, no se sabe otra cosa que lo que dice don Carlos María Bustamante, asegurando que, después de consumada la Independencia, el Negrito Clara vagaba por las calles de México llevando amputada la mano y hecho infeliz pordiosero, que vivía implorando la caridad pública para mantenerse.

Pedro Rojas, el Negro.

Residía en el pueblo de San Angel, cercano a la ciudad de México y era negro de raza pura africana. No se sabe a punto fijo cuándo o cómo comenzó su carrera de insurgente, pero hay datos para asegurar que Rojas prestaba sus servicios a la causa mexicana desde el principio de la revolución de Independencia.

Pedro Rojas era subalterno del cabecilla coronel Nicolás González (alias El Chino), quién le tenía encomendada la comisión de recorrer los pueblos indicados, tanto para obtener víveres y recursos, como para hostilizar frecuentemente al enemigo, comisión que Rojas desempeñaba con 20 o 25 hombres, a lo más, y a veces con unos cuantos; pero como él y los suyos eran muy conocedores del terreno en que se practicaban sus correrías, la tenaz y encarnizada persecución que se les hacía, resultaba estéril, porque, burlando a los soldados realistas, se dispersaban a su visita, para ir a reunirse a algun otro punto convenido, o bien ocultarse en las escabrosidades de los cerros o del monte del Ajusco, que era su más seguro y acostumbrado asilo.

Don Lucas Alamán refiere que Pedro El Negro tenía una cueva en el monte del Ajusco, en la cual hacía arrojar los cadáveres de las víctimas que sacrificaba. En resumen, fue preciso que se redoblara, con inusitado empeño y vigor, la persecución contra El Negro, no sin que durante más de un año lograra todavía burlar esa persecución, causando graves males y frecuentes temores a sus enemigos.

Por fin, y después de continuas y empeñosas expediciones contra el tan temido y sanguinario Pedro Rojas, se logró su captura cerca de la Hacienda del Arenal el 21 de enero de 1818, por una partida realista del comandante de la Villa de Guadalupe, don Rafael Casasola, quien comunicó al virrey Apodaca tan importante y plausible suceso para las aramas realistas, diciéndole que, después de más de 200 leguas de marcha y contramarcha, sin descanso alguno, se había logrado coger "al horrendo y desnaturalizado monstruo, que confesó haber asesinado más de seiscientas personas inermes de ambos sexos y edades, sin poder calcular las que ha cometido en las diferentes acciones de guerra en que se ha hallado desde el principio de la actual rebelión".

El comandante Casasola ordenó inmediatamente la ejecución de PedroRojas, sin otra fórmula que haberle tomado una declaración verbal y ministrándole los auxilios espirituales el cura de San Agustín de las Cuevas.

Francisco Valle, el Negro Habanero.

No fue este cabecilla de la talla de los famosos Albino García, Andrés Delgado y Matías y Encarnación Ortíz, que figuraron como los más intrépidos y sobresalientes guerrilleros en el Bajío; pero sí era Francisco Valle un valiente y decidido defensor de la Independencia, a la cual consagró importantes servicios en el campo de la insurrección, desde el año de 1810; pues en las Batallas de Aculco y de Calderón le tocó tomar parte como oficial de artillería.

En la historia de aquella época se habla de él algunas veces. El tercer encuentro en el que se le menciona, fue a principios de 1811 en Guanajuato, cuando, unido con el cabecilla Reinoso, atacaron ambos audazmente al realista don Domingo Chico, en cuyo combate mataron a Valle el caballo que montaba.

En octubre del mismo año, le tocó concurrir a los ataques de Celaya y San Miguel el Grande, unido a las tropas del padre Pedraza, de Huacal, de Botello y de Landaverde; y en el cerro de la Cruz, cerca de San Miguel el Grande fueron derrotados por el comandante don Idelfonso de la Torre.

No fueron éstos los únicos hechos de armas en que tomó parte el Negro Habanero; pero como comúnmente andaba unido a otros cabecillas y jefes superiores, muy poco se le menciona en las partes oficiales, aunque al fin llegó a pagar con su vida la firme adhesión que tenía a la causa de la Independencia, pues el mes de octubre de 1812, fue hecho prisionero en la toma de la "Isla de Liceaga", por el realista Agustín de Iturbide, quién lo hizo conducir a Irapuato, donde fue pasado por las armas, en unión de los sacerdotes José Mariano Ramírez y don Felipe Amador, capturados también en aquella fortaleza. El Habanero era teniente de artillería en la citada fortaleza. Por el apodo con que fue conocido Francisco Valle, puede suponerse que ese buen defensor de la libertad era originario de La Habana.

El Negro Lino

Platero de profesión y probablemente oriundo de Guanajuato. cuando el cura Hidalgo ocupó aquella ciudad, en septiembre de 1810, el Negro Lino se afilió luego a la causa de la insurrección, a la cual prestó algunos servicios, y es casi seguro que haya seguido al ejército Insurgente, porque, cuando el caudillo de Ignacio Allende tomó Guanajuato después de la Batalla de Aculco, el Negro Lino aparece como el principal o uno de los principales instigadores de los horribles asesinatos cometidos entonces en los europeos presos en la Alhóndiga de Granaditas, pues dice que fue él quien reunió alguna plebe para asaltar la guardia que los custodiaba, de cuyo feroz e inhumano atentado resultó la muerte de ciento cincuenta de aquellos infelices prisioneros.

Fuentes:

Amador, Elías. Noticias biográficas de Insurgentes apodados. Secretaría de Educación Pública. México, 1959

jueves, 25 de noviembre de 2010

Víctor Rosales, caudillo zacatecano de la Independencia


Recuerdo que hace algunos meses, cuando fue la exhumación de los restos de los Insurgentes que reposan en la Columna de la Independencia se mencionó un nombre que era el menos conocido, por no decir que desconocidos para muchos, el de Víctor Rosales. Ahora que estamos haciendo este recorrido por las estelas de Cabeza de Águila y vamos cruzando por lo que era, en aquella época, parte de la Intendencia de Guadalajara y que actualmente es el sur del estado de Zacatecas será bueno conocer un poco más de su vida, la cual, no fue una participación individual, sino que, al igual que otros héroes, fue toda su familia, incluidos los niños, que participaron en el movimiento insurgente.

"No tenemos los datos necesarios para escribir una biografía completa de don Víctor Rosales, héroe de la Independencia; mas no por esta circunstancia dejaremos de honrar su memoria en este libro. Diremos lo que acerca de él consignó en sus columnas hace algunos años El Eco de Ambos Mundos.

Nació en la ciudad de Zacatecas en 1776. Inclinóse de niño a las letras y a la agricultura, estudió gramática y filosofía bajo la dirección del padre Porres, amigo de su familia, y merced a la influencia de este sacerdote, fue enviado a la capital de la colonia a seguir su carrera, dedicándose a las leyes.

Un incidente, común en aquellos días, vino a cambiar completamente las inclinaciones y destino del estudiante. Alzábanse en aquella época la estatua ecuestre de Carlos IV en el centro de la Plaza Mayor de México, la cual estaba custodiada por cuatro centinelas de la guardia virreinal. Una mañana llamó ese aparato la atención delcacique del Tecpam de San Juan y cuatro indios que le acompañaban, a la hora de la parada. El cacique admirado sin duda de la grandeza de la estatua, habló en el idioma náhuatl con aquellos que con él iban; y uno de los centinelas, creyendo que los indios censuraban el hecho de que el caballo estuviese, como está, pisando el carcaj, dio de culetzos al cacique. Rosales, que sabía el mexicano, habló en defensa del indio, explicando, aunque con amargura, que lo que había dicho eran alabanzas por la fundición de la estatua: el tono con que habló lastimo al cabo, quien dio de varazos a don Víctor y le hizo conducir con los indios, entre filas, a la presencia del jefe de día. Lleváronlos a la cárcel de Corte, en donde permenecieron cinco días incomunicados, saliendo al fin por empeño de los amigos del padre Porres, aunque se impuso a don Víctor la pena de expulsión del colegio, porque le consideraron desafecto al gobierno virreinal.

Colocóse entonces de cajero en la tienda de un comerciante amigo de su padre, y allí contrajo amistad con el licencidado Flores Verdad. En 1808 tomó parte activa en la conspiración que costó la vida a Luis Ferrer y Flores Verdad. Entonces tuvo que salir prófugo a México, pero no dejó de trabajar por la Independencia, sino que se dirigió al interior y se puso en contacto con los operarios de los minerales de Catorce, Guanajuato, Tlalpujahua, Pachuca y Zacatecas, con quienes se trataba de hacer un levantamiento y entre quienes, para conocerse, se habían repartido once medallas llamadas del Patrocinio, de las que se troquelaron doscientas en Zacatecas por conducto de un sacerdote misionero crucífero de aquella villa de Guadalupe.

Esta última conspiración fracasó como la primera. Don Víctor pasó el año 1809 meditando en los medios de llegar a alzarse contra los españoles. En 1810, encontrándose en la ciudad en que nació, y en aquel estado de su ánimo, recibió de Allende la invitación para tomar parte en la guerra de Independencia: La misma insinuación recibieron los hermanos de don Víctor, que lo eran don Francisco, don Fulgencio, don Vicente y don Sotero; el primero administrador de una hacienda, el segundo dueño de un obraje en León, el tercero minero en Catorce, y el cuarto labrador en la Sierra de Amoles.

Allende no invitó, pues, Rosales para una empresa que le fuera desconocida. Don Víctor y sus hermanos aceptaron la colaboración a que se les llamaba, y él mismo, con don Fulgencio, se fue a reunir con don Sotero y se pusieron a fabricar pólvora y a construir lanzas y monturas, llegando a armar y equipar a su costa sesenta jinetes para aumentar el improvisado ejército de la Independencia.

Con esta pequeña fuerza que los hermanos Rosales pagaban de su peculio, y a cuyo frente se colocó don Víctor, dio su primera acción de guerra, sorprendiendo el 29 de septiembre a una multitud de españoles que custodiados por piquetes de tropas realistas de infantería y de caballería, se retiran hacia México espantados por el levantamiento de Dolores. Así tuvo pricipio una serie de hazañas, de rasgos de valor sublime, de sacrificios sin cuento, que valieron a Rosales el ser declarado uno de los trece héroes de la patria por la ley de 19 de julio de 1823.

Don Víctor Rosales, que acababa de recibir el despacho de mariscal de campo del ejército insurgente, murió matando a sus enemigos en un rancho de la Sierra de Ario, que hasta hoy lleva su nombre, y murió, gracias a la perfidia con que el indultado Manuel Muñiz le entregó en manos del comandante realista don Miguel Barragán, que después fue el vencedor de los españoles en Ulúa.

A estos breves apuntamientos debemos agregar algunas noticias referentes a otros varios miembrs de la familia del ilustre héroe zacatecano, noticias recogidas también por los redactores de la publicación ya citada y que demuestran cuán acendrdo era el patriotismo que animaba a esta familia.

Don Fulgencio Rosales fue herido en la memorbe batalla del Monte de las Cruces. A pesar de su herida, se retiró con el cura Hidalgo, y asistió a la batalla de Aculco en donde, hecho prisionero, le colgaron de un árbol los españoles y le fusilaron en venganza de que quitó sus banderas a los cuerpos peninsulares de Tres Villas y de Milicias de México.

Don Francisco Rosales fue hecho prisionero en la hacienda de la Illeca y fusilado inmediatamente de orden del jefe español Galopen en el año de 1812.

En el mismo año se rindió en la acción de Purépero don Vicente Rosales y fue muerto a cuchilladas y a balazos en manos de los realistas.

José Timoteo, hijo de don Víctor, de once años de edad, fue hecho prisionero con algunos soldados de su padre en el asalto que éste dio a Zacatecas el 26 de septiembre de 1813. Y a pesar de su pequeña edad y de hallarse herido, aquel niño fue sacado del hospital en un catre y fusilado en presencia de su misma madre.

Huyendo a pie, de los españoles que se hallaban cerca de Zacatecas; huyendo, decimos, al rancho de Veta Grande, doña María Elena Gordoa, que se hallaba en días mayores, murió el 19 de marzo de 1814, dando a luz a José Rosales Gordoa, hijo segundo de don Víctor.

Doña María Ricarda Rosales, hija del coronel don Fulgencio, fue hecha prisionera en la hacienda del Maguey en octubre de 1814, cuidando de su primo José, y amgos fueron conducidos a México y encerrados en los calabozos de la Inquisición, de la cual se fugó por los ardides de la señora doña Leona Vicario, y al fin murió en San Gregorio por salvar las banderas de 1810, que heredó de su primo, quien las dio a la nación. (1)

Fuentes:

Sosa, Francisco. Biografías de mexicanos distinguidos. Editorial Porrúa. México, 2006.

Enlaces:

Para leer sobre la actividad de panadero de Víctor Rosales, entra aquí:



Para leer sobre su captura, entra aquí:

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La "Guanajuateña", su singular participación en la Independencia

La fotografía, evidentemente, es la del Archivo Casasola, me he tomado la libertad de usarla y de alterarla un poco, debido a que, seguro estoy de que ha sido la más difundida como imágen de la mujer participando en la Revolución. Y la incluyo ahora, que veremos la historia, muy particular, de la participación de una mujer, cuyo nombre se desconoce, pero que fue incluida en el parte que sobre el encuentro que hubo de realistas e insurgentes en Puerto Piñones, (Coahuila), el 1 de abril de 1811. Y en ese parte se le nombra como "La Guanajuateña", así pues veamos su historia:


"Regresaba de Saltillo el jefe insurgente don Ignacio López Rayón, después de haber sido capturados en Acatita de Baján, el cura Hidalgo y sus compañeros, y durante su travesía que aquél emprendió rumbo a Zacatecas, fue atacado en Puerto Piñones por el teniente cornonel ralista José Manuel Ochoa.


Trabóse allí en estos ambos ejércitos un rudo y sangriento encuentro, durante el cual, y en lo más comprometido de la pelea, llegó a faltar el agua a los artilleros insurgentes para el servicio de los cañones.


En la tropa de Rayón iban muchas mujeres, y entre ellas había una a quien llamaban "La Guanajuateña". Esta, advertida de que a los artilleros había faltado el agua, y temiendo quizás que tal circunstancia pudiera refluir en perjuicio del buen éxito del combate, concibió una idea peregrina en favor de los insurgentes. Con ánimo varonil y sin pensar en el peligro que podía correr, se apresuró a tomar las cubetas de los artilleros, haciendo que en ellas se orinaran las mujeres que seguían a la tropa. De esta manera quedó suplida la falta de agua para refrescar los cañones, y poco tiempo después la victoria se decidía en favor de los defensores de la patria". (1)


En lo personal, es hasta ahora que leo esta historia que me hace reflexionar en este detalle y en muchos más que, seguramente, habrán enfrentado. Nuestra "modernidad" nos impide ver la cantidad de cosas que eran necesarias hacer aun en los momentos más álgidos, como esta necesidad de refrescar los cañones para que pudieran seguir funcionando. Sobre la Batalla de Puerto Piñones leo lo siguiente:


"Los insurgentes comandados por el general Ignacio López Rayón lograron derrotar a las fuerzas realistas del coronel José Manuel de Ochoa, logrando así obtener víveres y pertrechos de guerra para las fuerzas insurgentes que carecían de ellos. La Batalla del Puerto de Piñones es tan solo la antesala de lo que fue la toma de Zacatecas (1811) ya que el jefe realista Ochoa venía persiguiendo a Rayón que había escapado al saber notica de la detención de los otros jefes insurgentes en Acatita de Baján". (2)


Fuentes:


1.- Elías, Amador. Noticias biográficas de insurgentes apodados. Secretaría de Educación Pública. México, 1949.

2.- Wikipedia.

martes, 23 de noviembre de 2010

Los apodos y la insurgencia


Cuando comenzamos a leer sobre los pasajes relacionados al movimiento por la Independencia de México y, especialmente, sobre la vida cotidiana, más que de los actos heróicos de los caudillos nos damos cuenta de su parte humana tan normal, tan común y corriente como la que es la vida diaria de cualquiera de nosotros. Así es como normalmente, al iniciar este nado en la inmensidad del oceáno de la verdadera historia nacional nos topamos con el primer dato que nos va atrayendo más y más y nos enfoca a la vida habitual: El Zorro. Con ese nombre fue conocido en sus mocedades el cura Hidalgo. Hubo otro El Toro, Pedro Moreno, que por su corpulencia y bravura adquirió el mote. El Manco, Albino García, luego de una caida de un caballo, al no poder recuperar el movimiento de uno de sus brazos adquirió tal apelativo, y El Giro, Andrés Delgado, que al andar muy colorido con sus ropas domingueras vivió ese que Homero Ardijis dice ser "el segundo bautizo".

A lo largo de estos meses que hemos ido recorriendo la Ruta de Hidalgo, hemos dado cuenta también de la vida o, al menos, del nombre de las mujeres que participaron en la insurrección, hemos encontardo allí además de las afamadas Corregidora y La Güera, a la Emperatriz, a la Guanajuateña, a la Campanera, en fin, la lista se hace larga y hoy veremos no mujeres sino hombres que, en algunos casos pasaron a la historia solo por sus apelativos, cosa tan común en la vida que, seguramente tú que me lees, ostentas también algún sobrenombre.

A consecuencia de los festejos del Centenario que hace ya cien años se realizaron, un zactecano, Elías Amador tuvo a bien hacer una compilación de los insurgentes, hombres y mujeres que participaron en el movimiento por la Independencia y que fueron conocidos por un apodo más que por su nombre de pila.

36 años después la Secretaría de Educación Pública, en 1946, reeditó en su Enciclopedia Popular con el número 125 la obra de Amador, la cual ahora, a consecuencia de los festejos del Bicentenario fue digitalizada y la puedes consultar en línea, el portal del Senado de la República, entre otros, lo tiene, es fácil acceder a él: www.senado/2010.gob en la Biblioteca Virtual lo podrás encontrar y aquí me permito hacer una pequeña recopilación de lo que allí aparece.

Son más de un centenar de hombres y mujeres que participaron y que, cuyas acciones por algún motivo fueron registradas en los archivos que ahora son históricos. Algunos son famosos, otros no tanto y los más son ciudadanos que solo pelearon por sus derechos e ideales. Aquí la lista:


Amo, el. José Antonio Torres. Guanajuato
Angloamericano, el. José Güemes. Guanajuato o Michoacán
Arriero, el. Pedro Rosas, Jalisco
Atolero, el. Andrés Pérez. Ciudad de México
Bendito, el. ¿?
Botas, el. Máximo González. Tamaulipas
Botero, el. Guerrero
Buen Brazo. Rafael Mendoza, Jalisco
Buen Brazo, Pedro. ¿?
Caballo Flaco. Este era un sacerdote insurgente de quién el hsitoriador Lucas Alamán dice que pertenecía al crecido número de eclesiásticos que, movidos por sus vicios y perversidad, se habían adherido a la causa de la Independencia. Debemos agregar al Padre Chinguirito, al Padre Chocolate, al Padre Zpatitos... entre otros.

Cabo Leyton, el. Rafael Iriarte. Guanajuato
Cadete, el. Bernardo Fuentes. Hidalgo
Calero, el. José Atanacio Murcia. Ciudad de México
Calero, el. Agustín guadalupe Rojas. Michoacán
Campechano, el. José Antonio López. Campeche
Campo Verde. Matías Enríquez. Irapuato, Guanajuato
Canalero, el. Juan Martinez. Posiblemente de Guanajuato
Cantoreño. José María García. ¿?
Castrador, el. Vicente Gómez. ¿?
Carnicero, el. Miguel González. Posiblemente de Guanajuato
Cojo, el. Magdaleno Medina ¿?
Cojo, el. Pedro Trujillo. ¿?
Colero, el. José Antonio Bárcenas. Veracruz
Comanche, el. Miguel Ramos Arizpe. Coahuila
Cominos, el. Joaquín Margara. Guerrero
Coyote, el. José Vigueras. Guerrero o Oaxaca
Cuates, los. Gervasio y Manuel Vázquez. Guanajuato
Cureña. Juan Valdivia. Zacatecas
Challo. Hilario González. Oaxaca
Chano. Francisco Salazar. Estado de México
Chiapaneco, el. ¿?
Charro, el. Diego Tovar. Querétaro
Charro, el. Díaz. ¿?
Chato, el. Madero. Zacatecas
Chile Verde, el. Gregorio Sevilla. Ciudad de México
Chino, el. Miguel González. Guanajuato
Chino, el. Claudio. ¿?
Chino, el. José Rafael Tihanor
Chino, el. Nicolás González
Chito, el. José María Villagrán. Hidalgo
Chivero, el. Pablo Antonio. Morelos
Choco, el. Veracruz


Diente Mocho Villarreal. Jalisco
Florero, el. Miguel Ramírez. ¿?
Gallo, el. Cesáreo Torres. Guanajuato
Gato, el. Francisco Moctezuma. Guanajuato
Guadalupano, el. Pinos. Zacatecas
Guaparrón, el. Jalisco
Güero, el. José Francisco Hernández. Querétaro
Güero de Zimpimeo. Ciudad de México
Huacal, el. Bernardo Gómez o López o González de Lara
Huajes, el. José Salgado. ¿?
Indio Dolores, el. ¿?
Indio Doroteo ¿?
Ingelsito, el. Ricardo Ruíz Esparza. Jalisco
Jaraleño, el. ¿?
Jiro, el. Andrés Delgado. Salamanca, Guanajuato
Juanillo. Juan José. Jalisco
Jumo, el. Ignacio Gómez. Hidalgo
Lanza, la. Trinidad Prado. Jalisco
Linos, los. San Luis Potosí.
Lunar. Pedro Ameca. Veracruz
Manco, el. Albino García, Salamanca. Guanajuato
Manco, el.Leandro Rosales. Jalisco
Mocho. Mac Fallen. Este individuo era norteamericano y se le señalaba como uno de los principales y más activos cabecillas de la insurrección en la Provincia de Texas; y como se le confirmó la comisión de ir a sublevar a los indios lipanes y a reconocer el estado de las tropas realistas, en la bahía del Espíritu Santo, fue capturado allí en unión a tres americanos y un español, todos los cuales fueron pasados por las armas, en dicho lugar, el mes de agosto de 1814.


Monigotes, los. Antonio Quintero y Quirino Balderas. Guanajuato
Moros, los. González. Valle de Santiago, Guanajuato
Negrito Clara. Guerrero
Negro, el. Pedro Rojas. Ciudad de México
Negro Habanero. Francisco Valle. Guanajuato
Negro Lino. ¿?
Nigua, el. Antonio Ortiz. Este era uno de los músicos que acompañaba al cura Hidalgo, junto con otros personajes que lo hicieron desde Dolores: José Cecilio Ortega, El Rajeño; Anastacio Ortíz, El Trajo; José María Rodríguez, El Nicho; y José María Romero, Chemiscua.


Niño, el. Mariano Zárate. Veracruz
Nogaleños, los. Michoacán
Norteamericano, el. Tomás. Michoacán
Pachones, los. Matías, Encarnación y Francisco Ortíz. Zacatecas
Pájaro, el. Esteban o Agustín Rodríguez. ¿?
Papatulla, el. Mariano Rodríguez. ¿?
Perrito Lázaro. Zacatecas
Patango, el. Mariano Guerrero. ¿?
Patitas, el. Juan García, Jalisco
Perro, el. ¿? Estado de México
Pescuezo, el. Joaquín Ponce de León. Michoacán
Peseta, el. Antonio Castilleja. Michoacán
Picador el. ¿? Guanajuato
Pinacate, el. Victoriano González. ¿?
Pinto, el. Florencio. Estado de México
Pinto, el. José Gutiérrez. Guerrero
Pocarropa, el. José Eusebio Mártir. San Luis Potosí
Polvorilla, el. Vicente Enciso. Hidalgo
Ratón, el. Hidalgo
Ratón, el. José María Villaseñor
Ronio, el. Manuel Aguilar. Veracruz
Salmerón. Tomás Baltierra. Guanajuato
Segundillo. Francisco Peña. ¿?
Tata Gildo. Hermenegildo Galeana. Guerrero
Tamborero, el. José María. Estado de México
Tecolote, el. Luis Antonio Conde. Puebla
Telolopam, el. Vicente Calderón. ¿?
Tenezache, el. Benito Loyola. ¿?
Toro, el. Pedro Moreno. Jalisco
Triguero, el. Guillermo Zúñiga. Michoacán
Tuato, el. José Medina. Malinalco


El autor, Elías Amador, anota dentro de los Varios lo siguiente: "En varios partes de jefes realistas, se hace referencia a diversos cabecillas insurgentes que andaban en la Provincia de Guanajuato, a los que solamente se menciona por sus apodos y nombres propios, haciéndolos aparecer como rebeldes y bandoleros; pero sin señalar ningun hecho notable que los hubiera distinguido en la Guerra de Independencia. Los referidos cabecillas son los siguientes:
Alcabalero, el. ¿?
Botas Prietas. Julián Macías. ¿?
Cojo, el. Juan Briones. ¿?
Cuate, el. Antonio Velasco. ¿?
Chinillos, el. Julián Valdés. ¿?
Chivero, el. Manuel Frías. ¿?
Chopas, el. Ignacio Álvarez. ¿?
Mole, el. Gregorio Jiménez. ¿?
Padre Eterno, el. ¿?
Queretanos, los. Guadalupe y Matías Sánchez
Simonela. Simoón Pantoja. ¿?
Zurdo, el. Tomás N. ¿?


Y la lista continúa:
Velero, el. Santa Cruz. Guanajuato
Venta, el. José Rangel. Hidalgo
Zalea, el. José María Flores. ¿?
Zapotillo, el. Agustín Arrazola. ¿?
Zarco, el. Anastacio Ramírez. ¿?
Zorro, el. Miguel Hidalgo. Pénjamo, Guanajuato


Creo con sinceridad que lo único bueno que nos deja este Bicentenario es que, finalmente, los héroes han bajado de los pedestales de los fríos monumentos y se han vuelto seres de carne y hueso y a medida que vamos adentrándonos más en sus vidas cotidianas, más los valoramos y respetamos.

Fuente:

Amador, Elías. Noticias biográficas de Insurgentes apodados. Secretaría de Educación Pública. México, 1946

Mapas de la Ruta de Hidalgo por Jalisco y Zacatecas

Será bueno retomar el tema de los mapas y la división política que la Nueva España tenía hacia finales del siglo XVIII. Esto fue algo que tratamos en uno de los primeros artículos publicados en este espacio, el visualizar el territorio nacional como era en la época de la revolución por la independencia para ir ubicando mejor los sitios por donde el cura Hidalgo pasó. En este mapa vemos claramente la división territorial en Intendencias que se mantenía a principos del siglo mencionado, luego hubo un pequeño ajuste, el cual lo notamos al reducir la Intendencia de Valladolid y crear la de Querétaro, pero, la que ahora nos interesa, la de Guadalajara y Zacatecas, sí eran muy distintas, Aguascalientes era parte de Guadalajara, así como la zona sur de Zacatecas que incluye parte del recorrido de lo que se considera como "la primera entrada de Hidalgo a Zacatecas".

En este detalle vemos más claramente las dimensiones de la Intendencia de Guadalajara, incluyendo lo que conocemos actualmente como estados de Nayarit y Aguascalientes y vemos más reducido el territorio que actualmente tiene Zacatecas, el cual, por cierto, colindaba hasta el de Guanajuato, tendría que pasar algún tiempo más para que los territorios fueran definiendo las formas en que los conocemos actualmente.

En este mapa, tomado del libro del profesor Jiménez de la Rosa nos marca el recorrido de Hidalgo por el actual estado de Jalisco. La línea continua nos dice lo que se entiende como el recorrido más aceptado por los historiadores, la punteada nos da la versión de uno de ellos entre Cuquío y San Cristóbal, para entrar a Zacatecas por La Silleta, la línea de rayas cortas nos indica la otra variante que alguien ha considerado.

Ahora estamos en el detalle del mapa del actual territorio zacatecano, en la parte sur que se envuelve en el actual estado de Jalisco y vemos las dos opciones que se manejan, una de La Silleta, Estanzuela y Mezquital del Oro. La otra directamente a Moyahua, Palmarejo, Tecatete, Santa Rosa, Mezquite Redondo, Moyahua, Juchipila, Apozol, San José de los Osotes y Jalpa.

Finalmente vemos el territorio que fuera de la Intendencia de Guadalajara y que ahora conocemos como Estado de Aguascalientes, en donde se traza la ruta que siguió el cura de Dolores. Este mapa también lo obtuve en el libro del Profesor Jiménez: Ruta de Hidalgo 1810-1811 publiado por Lápiz y Papel de México en 1960.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Padre Pablo José Calvillo, héroe de Aguascalientes


Los que conocen poco de Historia dicen que Pablo José Calvillo es “el único hidrocálido que la historia menciona como participante en el Movimiento que encabezó Miguel Hidalgo y que nos dio la Independencia”, toda vez que nació muchos años antes de que fuera creado el pequeño Territorio del Estado de Aguascalientes, si bien es cierto que vino al mundo en 1763, en el caserío de Calvillo, así llamado en homenaje a uno de sus parientes en grado colateral, que cedió la superficie del fundo legal del poblado, en el Valle de Huajúcar -no se confunda con el Municipio jalisciense de Huejúcar, del que Calvillo fue Vicario-, que hoy corresponde a aquella Entidad federativa, por entonces dependiente en lo civil de la Nueva Galicia, y en lo eclesiástico, de Guadalajara.


De genio bullicioso y carácter independiente, fue alumno del Seminario tapatío; le ordenó presbítero el Obispo don Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo en 1797, dándole estos destinos: Juchipila, Hacienda de San Jacinto, de Ojocaliente; Tepechitlán y Colotlán, residiendo en calidad de Vicario de este último curato en el pueblo de Huejúcar, cuyo territorio hoy corona el Estado de Jalisco. Por motivos de salud, residió temporalmente en la Ciudad de Aguascalientes, siendo removido en 1809 a Jesús María, donde supo de la insurrección del Cura de Dolores; y sirviéndose del repudio a la Casa de Borbón experimentado por los indios flecheros de las Compañías de La Frontera, de Colotlán, los ganó para la Causa de la Insurgencia, en especial al gobernador del barrio de Tlaxcala, el indio Marcos Escobedo. (Ahí, en esa población del Norte de Jalisco, radicaba un nutrido grupo de indígenas tlaxcaltecas).


Cristalizó la conjura en la casa que el Padre Calvillo tenía en Colotlán, una noche de fines de septiembre de 1810. Con él a la cabeza, dando a los conjurados una estampa guadalupana que pusieron en sus sombreros, y al grito de ‘¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva la Independencia! y ¡Mueran los gachupines!’, los conjurados tomaron las Casas Reales y remitieron a Zacatecas a treinta peninsulares en calidad de rehenes.


Con cinco mil indios flecheros de San Luis de Colotlán, vecinos de los pueblos de Santiago Tlatelolco, Santa María de los Ángeles, Tlalcosahua y Huejúcar, ostentando el título de Mariscal de Campo que le concediera Hidalgo, Calvillo participó, el 17 de enero de 1811, en la Batalla del Puente de Calderón, funesta para su Causa, y aunque no sufrió bajas esa vez, la suerte le fue adversa al verse copado por las tropas de Pedro Celestino Negrete y del Cura Francisco de Álvarez cerca de Colotlán, donde pereció un tercio de su gente.


Atrincherado en la Sierra de Tayahua, sus achaques le orillaron a solicitar y obtener, en octubre de ese mismo año, el indulto de la jurisdicción civil y la dispensa de las irregularidades canónicas por parte de la autoridad eclesiástica. Murió en la Ciudad de Zacatecas, por causas naturales, rehabilitado en su ministerio y en plena comunión con la Iglesia, el 6 de abril de 1816.


Fuentes:

1.- Semanario, Revista de la Arquidiócesis de Guadalajara. 21 de noviembre de 2010.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Daniel Camarena, Insurgente zacatecano.

A lo largo de la Ruta de Hidalgo hemos ido conociendo a los personajes que en los distintos lugares por donde iba pasando el cura Hidalgo se adherían al movimiento Insurgente, uno de ellos en Zacatecas, quizá no tan conocido fuera de la región, es José Daniel Antonio de Jesús y Camarena, conocido como Daniel Camarena. Conozcamos un poco de su vida:

"La historia nada refiere acerca de la personalidad de Daniel Camarena, antes de que éste tomara participación de la guerra de Independencia, y solamente se sabe que era originario del pueblo de Nochistlán, en la provincia de Zacatecas.

Muy pocos días depues de que resonara el grito de Dolores, Camarena se puso en contacto con el Insurgtente Rafael Iriarte, que se hallaba en Aguascalientes, quién lo comisionó para que fuera a insurreccionar los pueblos del sur de la provincia de Zacatecas autorizándolo, a la vez, para que secuestrase los bienes de los europeos y aprehendiera a éstos.

Camarena con alguna fuerza que había podido reunir en pocos días aunque mal armada y compuesta de gentes sin orden ni disciplina, y llevando como segundo jefe a un individuo apellidado Sanmartín, entró en Nochistlán el 12 de octubre de 1810, en cuyo lugar se le unió una parte del vecindario, haciendo estallar un motín en que la plebe cometió tropelías, venganzas y actos de pillaje, ayudada pr los soldados de Camarena, pues fueron saqueadas las Casas Reales y secuestrados los bienes de algunos españoles.

El citado guerrillero se dirigió en seguida a Juchipila y a Jalpa, e hizo que Sanmartín fuera a ocupar Tlaltenango, donde los insurgentes cometieron algunos desórdenes, apoderándose de los bienes del español don Manuel Gómez de la Barreda. Este hecho motivó una queja dirigida al conde de la Laguna, don Miguel Rivero, que entonces fungía como Intendente interino de Zacatecas, nombrado por el Ayuntamiento de aquella ciudad. El citado conde puso luego un oficio a Camarena, previniéndole mandara devolver a Gómez Barrera los intereses que se le habían secuestrado, y apercibiéndolo para que se abstuviera de cometer semejantes actos, y sobre todo, de ocupar los fondos públicos; pero no se sabe si Camarena cumpliría o no la prevención referida, aunque es probable que sucediese lo segundo pues ninguna autoridad tenía el Intendente sobre el guerrillero.

Entre tanto, los sucesos de la revolución en Zacatecas habían asumido un carácter amenazador y alarmante, obligando a muchos europeos a abandonar aquella ciuada, con el fin de poner en salvo sus vidas y sus intereses, y como la anarquía y la efervescencia revolucionarias amenazaban también a las autoridades realistas, el antiguo Intendente de aquella provincia, don Francisco Rendón, no creyéndose seguro en Zacatecas, se resolvió a abandonar la ciudad, dirigiéndose a Guadalajara por el rumbo de la hacienda de La Laguna, propiedad del conde don Manuel Rivero, en cuyo lugar permaneció algunos días. Después de esto y escoltado por cincuenta hombres de a caballo que allí le proporcionaron, emprendió la marcha rumbo a Guadalajara.

Sabedor Camarena de que el Intendente Rendón iba fugitivo y se dirigía a dicha ciudad, marchó también a perseguirlo, habiendo logrado darle alcance y sorprenderlo cerca de Bolaños, el 29 del citado octubre. El guerrillero nochistleco se apoderó de Rendón y de todo su equipaje, así como de algunos individuos de la escolta que llevaba, conduciéndolos varios días después a Guadalajara, donde se encontraba ya el caudillo don Miguel Hidalgo, a quien entregó los prisioneros y el equipaje de Rendón.

En la mencionada captura no hubo combate formal como lo han creído algunas personas, pues la escolta del Intendente no opuso vigorosa resistencia a los Insurgentes de Camarena, quién acompañó al Generalísimo Hidalgo a su salida de Guadalajara. Después de la derrota del ejército independiente en Calderón, se dirigió Camarena al sur de Zacatecas, habiendo permanecido pocos días en Juchipila, Nochistlán y Jalpa; pero delatado por alguna persona, fue aprehendido el 18 de febrero de 1811 por Antonio Garcilazo, vecino de dicho pueblo, quién lo remitió con una escolta a la villa de Lagos, en cuyo lugar le mandó instuir sumaria el citado jefe realista.

Camarena declaró ser originario de Nochistlán, de treinta y un años de edad, y haber tomado parte en la insurrección, secuestrando muchos intereses a varias personas, de cuya distribución y paradero hizo referencia en una nota que corre agregada en la que causa que le formó.

El reo no dio muestra de flaqueza en su declaración y al terminar la sumaria, el Auditor, licenciado don Francisco Nava, consultó la pena de muerte para Camarena, quien debía haber sido decapitado, pero no lo fue, por falta de verdugos. El brigadier Calleja se conformó con el parecer del auditor, ordenando que se efectuara la sentencia. Así es que Camarena fue conducido el 22 de febrero a la plazuela de San Felipe, en la misma villa de Lagos donde se le fusiló por la espalda como traidor del Rey y de la patria, llevándose en seguida el cadáver a un punto llamado Cerritos, por el camino a León, y allí se le colgó en un poste, en presencia del Alguacil Mayor de la citada villa. Un mes completo estuvo expuesto a la expectación pública el referido cadáver pero el humano cura de Lagos don Manuel Jáuregui, pidió al subdelegado le permitiera retirar de allí aquél cuerpo putrefacto, a fin de darle sepultura cristiana, lo que fue concedido.

Más de un mes había transcurrido desde que el pueblo de Lagos presenció la sangrienta ejecución de Camarena cuando el patriota Insurgente, don José Pablo Calvillo, vengaba con un acto también sanguinario, la muerte del guerrillero nochistleco. El padre Calvillo, que recorría entonces varios lugares del sur de Zacatecas, hostilizando a las autoridades realistas y dando impulso a la revolución, entró en Nochistlán el 17 de marzo en cuyo lugar se encontraba un tal Barajas y otros individuos de los que habían aprehendido a Camarena, los cuales, según se refiere un documento oficila, fueron degollados en aquel lugar.

Camarena no fue un revolucionario audáz y atrevido, su mérito principal consiste en haber abrazado la causa de la insurrección tan pronto como ella estalló, levantando alguna tropa y poniendo en movimiento a varias poblaciones de la provincia de Zacatecas, los que desde entonces se dedicaron abiertamente adictos a la Independencia. Es cierto que Camarena autorizó o no pudo impedir algunos desórdenes cometidos por sus subalternos, y que aun se le acusaba de haber tenido participación en la muerte de 43 europeos sacrificados en los llanos de San Martín, cerca de Guadalajara, por orden del cura Hidalgo, pero este hecho no era del todo comprobado. (1)

Fuente:

1.- Villaseñor y Villaseñor, Alejandro. Biografías de los héroes y caudillos de la Independencia. Editorial Jus. México 1962.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Apozol, Zacatecas. Cabeza número 145

Seguramente notaste el brinco que dimos en el conteo de las estelas de Cabeza de Águila que llevamos en este espacio. En Tebaida, Jalisco, anotamos que esa, en caso de existir, sería la Cabeza número 136, de allí dimos un salto hasta la 142 que existe en Juchipila, Zacatecas; nos quedan 5 por encontrar entre la una y la otra y, en su caso, documentar. Estas serían las de:

137 Palmarejo, Zacatecas.

138 Atecajete, Zacatecas.

139 Santa Rosa, Zacatecas.

140 Mezquitre, Zacatecas

141 Moyahua, Zacatecas


De todas ellas, sí tu que lees esto sabes de su existencia y tienes la oportunidad de enviarme una fotografía, te lo agradeceré grandemente. De la Cabeza siguiente, la que se encuentra en Juchipila, ayer dimos cuenta, sigamos con la ruta:


Sábado 19 de enero de 1811. "Al amanecer de este día después de oir misa al pie de "un guamúchil" que la tradición ha bautizado con el nombre de El Guamúchil del Cura, oficiando según versión del padre Calvillo, que por ser gran conocedor de la región, guía a la agobiada cravana con dirección a Jalpa, arribando por la mañana, descansa en la casa No. 1 de la hoy calle de Hidalgo, propiedad que perteneció hace años a don Vicente Ornelas. Aquí arenga al pueblo que se congregó al tener conocimiento de su llegada, cuya información la proporcionó por tradición don José María Flores, curandero y médico que fue del maltrecho grupo de insurgentes, bisabuelo de don Teódulo Flores que vive actualmente en Aguascalientes.


Testimonios vivientes de tal tradición, también lo son el señor Ángel Nieves Muñóz, Presidente Municipal de Jalpa y su diligente secretario, Élfego Romero Medina. El propio día 19 de enero de 1811, al medio día continúa su recorrido con dirección al estado de Aguascalientes, adentrándose por Calvillo. (Topete del Valle afirma que llegó a la media noche)". (1)



Llama la atención encontrar un árbol más en la Ruta de Hidalgo, el primero lo encontramos en la Hacienda de la Erre, luego de su salida de Dolores; más adelante, según la tradición, después de la derrota de Aculco, en el llamado "Palo Bendito" y ahora en éste que llaman "El guamúchil del cura". Sabemos bien, que el cura Hidalgo no ofició misa alguna a lo largo de la ruta, y vemos una ligera discrepancia. El 19 de enero fue un sábado y, en ese entonces, la única misa autorizada era la del domingo; amén de las que diariamente se oficiaban, pero creo, que en este caso, no aplica. Veremos que logramos encontrar al recorrer el estado de Aguascalientes.



Fuentes:


1.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960

Juchipila, Zacatecas. Cabeza número 144

Entramos a Zacatecas y seguimos en una especie de nube que nos confunde un poco en ir anotando con precisión los puntos por donde existen las estelas de Cabeza de Águila, esto debido a dos cosas, una que no me fue posible ir físicamente a recorrer esa zona debido a la carencia de fondos para hacerlo -que no de ganas- y, segunda, a que la literatura existente no es muy amplia en relatar cuál fue el recorrido que hizo el cura Hidalgo luego de la derrota de Puente de Calderón. Así pues, una vez más nos apoyaremos en lo investigado y escrito por el profesor Federico Jiménez de la Rosa. La fotografía que vemos me la hizo llegar el profesor Fedrico Guzmán y corresponde a la estela en Juchipila, Zacatecas.


Enero 18 de 1811. El cura Hidalgo procedente de Cuquío, Jalisco, y puntos intermedios del propio municipio inicia su recorrido por Zacatecas, según el guión del licenciado Jorge Gurría Locroix recorre: Yahualica, Nochistlán, Teocaltiche, Tequexquite, Encarnación, Peñuelas, Aguascalientes, Hacienda de Pabellón, San Pedro, Tlacote, Convento de Guadalupe, Zacatecas y Ojo Caliente.


Amaya, al respecto traza la siguiente: Ixtlahuiacán del Río, Cuquío, Yahualica y Teocaltiche en Jalisco, que conduce a Aguascalientes, rectificando después desde Yahualica lo hace atravesar la sierra entre Cuquío y Moyahua, prosiguiendo por Nochistlán, Teocaltiche, Peñuelas y Aguascalientes. Itinerario rechazado, en virtud de que el padre Hidalgo no estuvo en Peñuelas ni en Aguascalientes.


José T. Vela Salas, señala partiendo de Cuquío siguió a: Apozol, Jalpa, San Pedro, Teocaltichillo, San Jacinto y Tecongo, Zacatecas; adentrándose a Aguascalientes por Presa de los Serna, Cuesta de la Mora, Cerro Balnco, La Boquilla, Barranca de Ánimas, Calvillo, San Nicolás, Tepezalilla, El Puente, Cerro Prieto, Cebolletas, El Maguey, Mesa de los Pozos Montoro, Santa Rosa, Potrero de los López, Mesa de las Cebolletas, El Reventón, Presa del Alto, San José de Gracia, Cieneguita, Arroyo de la Vaca, Las Alajitas, Ex Hacienda de Pabellón, Arámbula, Ojo de Agua, Rincón de Romo, Escaleras, Las Rosas, Laguna de Piedra y Chiquihuitillo; para adentrarlo a Zacatecas por Tierra Colorada.


El doctor José Avilés Solares acepta como ruta lógica en Zacatecas, la señalada por los historiógrafos Pérez Verdía, Páez Brotchie y Castilló Ledón, partiendo del vado de San Cristobal de la Barranca, Jalisco, por considerar dicha región a la entrada natural al Cañón de Juchipila, manifestando que el itinerario fue: La Silleta, Estanzuela, Mezquital del Oro, Moyahua, Juchipila, San José de los Osotes, Apozol, Jalpa, Valle de Huajúcar y San José de Gracia.


Por su parte el profesor Salvador Vidal, residente en Zacatecas, afirma que la ruta por el párroco de Dolores fue por (Abril 28, 1960): Estanzuela, Mezquital del Oro, Juchipila, Pabellón, San Salvador, El Cerro, Hacienda de los Griegos y Ojo Caliente. Por último el erudito profesor Salvador Topete del Valle (Abril 21, 1960), partiendo de Cuquío, marca la siguiente: Moyahua, Juchipila, Apozol, San José de los Osotes. Y según Avilés Solares: Jalpa, Calvillo, San José de Gracia y Hacienda de San Blas del Pabellón.


Como se podrá apreciar, en la mayoría de las exposiciones históricas reseñadas, el cura Hidalgo salió Cuquío el 18 de enero de 1811 al amanecer, internándose al estado de Zacatecas por moyahua después de atravesar algunos lugares intermedios: Palmarejo, Tecajete, Santa Rosa, Mezquite Redondo. En los que aun no se ponen de acuerdo los historióigrafos ya que otros refieres que el párroco de Dolores pasó por la Silleta, Estanzuela, Mezquital del Oro (J.A.S.), para llegar a Moyahua, Juchipila, San José de los Osotes, Apozol, Jalpa, Calvillo, San José de Gracia y Pabellón.


Como se observará en principio, concuerdan en señalar como ruta seguida por Hidalgo en Zacatecas, la que a continuación se expresa, apoyada en testimonios fehacientes y tradiciones inmortales que a pesar del tiempo palpitan en el corazón y pensamiento de los descendientes de aquella histórica etapa: Moyahua, Juchipila, Apozol, San José de los Osotes y Jalpa, todos en el estado de Zacatecas.


El padre Hidalgo llega a la jurisdicción de Moyahua y acampa unas cuantas horas en el sitio conocido en toda la región como el Cerro del Campamento, para dar descanso al reducido y exahusto grupo de personas que lo acompañan y a las bestias que utilizan en su fatigosa jornada.


Según tradición recogida por don Estaban Vázquez Godoy, vecino caracterizado de Cucxpala del municipio de Moyahua, expuesta en un artículo periodístico con el rubro de "Un campamento en la nueva ruta de Hidalgo" publicado por el señor Vázquez Godoy en mayo 30 de 1953, Semanario Provincia, editado en la ciudad de Zacatecas, con el número 476 y corroborada por el prfesor A. Toepte del Valle, en visita que hizo a Juchipila a fines de enero de 1956.


El mismo día 18 de enero de 1811, el inmortal párroco de Dolores sigue rumbo a Juchipila llegando ya bien entrada la tarde según lo refiere el culto vecino del lugar Manuel Meza Zarza en "Gajos de Historia" del ingeniero Vito Alesio Robles. Aquí descansa en una modesta casa anexa a la parroquia de cuyos balcones arengó al pueblo allí congregado, para que se sumara al movimiento libertador.


Después de tal acto emprende su marcha tocando Apozol, para llegar ya muy avanzada la noche a San José de los Osotes 3 kilómetros adelante de Juchipila, pernoctando aquí; oye misa a temprana hora y reanuda su viaje. (1)


Esta confusión en cuanto a la ubicación de las estelas de Cabeza de Águila en la parte sur del estado de Zacatecas será en el artículo del día de mañana en donde aclararemos los puntos que, al parecer, fueron los señalados para colocar cada una de ellas.


Don Jaime Quezada Sandoval da una conferencia el 10 de junio 2010, en donde, entre otras cosas dice lo siguiente: "En cuanto a la tendencia regionalista a que me refiero al principio, sobre todo en la ruta que tomó el Libertador rumbo a la Hacienda de Pabellón, Ags., después de la derrota del Puente de Calderón muchos aseguran que pasó por la Barranca de San Cristóbal, La Estanzuela, para llegar al Mezquital del Oro, Cuxpala, Moyahua, Juchipila, etc.; otros que por el Puente Grande, Tlacotlán, Ixtlahuacán, Cuquío, Yahualica, pero la más viable es la ruta por Ixtlahuacán, Juchipila, Jalpa, Calvillo por ser la más corta y ser un camino legendario; además, debió contar con un buen guía. Viene también el hecho de que algunos pueblos de la región se adjudican el honor de haber albergado a D. Miguel Hidalgo por una noche en su largo peregrinar; que si durmió aquí, que si durmió allá; a veces la hora y la fecha no coinciden por la jornada tan larga. Como forma ilustrativa, transcribo aquí sintetizada, una carta que escribió el juchipilense señor don Manuel Meza Zarza y que envió al historiador y periodista Vito Alessio Robles que a su vez publicó en la columna que escribía en un periódico en 1953 y que dice así:


“En el rancho llamado Caballería de San José de los Osotes, tres kilómetros al norte de Juchipila, existe el “Guamúchil del Cura”, un viejo árbol a cuyo pie ofició Misa el Cura Hidalgo a la mañana siguiente de haber pernoctado en el citado rancho”, continuando luego hacia Apozol y Jalpa, donde dicen también que allí durmió la noche del 18 al 19, por lo que hay una placa conmemorativa. Dice también el señor Meza Zarza que no quiso dormir en Juchipila, pero que si arengó al pueblo desde una modesta casa que ya no existe. Sin embargo, la versión anterior de que dijo Misa, desmerece en su credibilidad cuando se lee la respuesta número 11 de uno de los interrogatorios que se le hicieron al Padre de la Patria, donde manifestó que no había usado el púlpito a favor de la causa y que “ni había vuelto a celebrar misa por considerarse inhábil” dadas las acciones que había llevado a cabo desde que inició su movimiento. Y por lo que a nosotros toca, si el Sr. Cura Don Miguel Hidalgo y Costilla no durmió en nuestro pueblo, nos queda la satisfacción de que sí pasó por estas tierras nuestras que encierran tanta y tan variada historia en las diferentes etapas de nuestra vida nacional. Esto es todo señores, muchas gracias por haberme escuchado". (2)

Fuentes:


1.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960


Don Miguel Hidalgo y Costilla, sus monumentos -6-

126.- Miguel Hidalgo representado a propósito del Bicentenario en el Día de Muertos en trabajo de cartonería por Osvaldo Ruelas en Salamanca, Guanajuato.

127.- Una representación más de Hidalgo en la idea de la Calavera creada por el aguascalentense José Guadalupe Posadas en el museo del Bicentenario de Salamanca, Guanajuato, obra de José de Jesús Villamil.

128.- El monumento que a Hidalgo se levanta en Pénjamo, Guanajuato, nos lo muestra en una pose poco común.

129.- Este fue el modelo utilizado para el monumento de Hidalgo en Pénjamo.

130.- Busto de Miguel Hidalgo creado en 1864, el segundo en México. Lo encontramos en el Rancho de San Vicente, municipio de Abasolo, Guanajuato.

131.- Relieve de cuerpo entero de don Miguel Hidalgo en el Rancho de San Vicente.

132.- Esta es la columna que los penxamenses le levantaron a Hidalgo en 1864.

133.- En la Expo Bicentenario de Guanajuato encontramos el alto relieve que nos muestra a Miguel Hidalgo.

134.- Litografia con el retrato de Hidalgo hecha en 1849, autor desconocido.

135.- Hidalgo visto por el pintor mexicano Raúl Anguiano.

136.- Hidalgo en una litografía de 1959 hecha por Leopoldo Méndez.

137.- Hidalgo visto por el pintor mexicano Fernando Leal Audirac.

138.- Una visión un tanto cuanto particular de Hidalgo en los pendones de Pénjamo que se denominaron El Bicentenario Pop.

139.- Pintura de Hidalgo hecha por el pintor originario de Pátzcuaro, Alfredo Zalce.

140.- Litografía que representa a Hidalgo por Antonio Vanegas Arroyo durante las celebraciones del Centenario.

141.- Un Hidalgo que apareció en la revista Letras Libres de Septiembre 2010, número 141.

142.- Una litografía más del taller Vanegas Arroyo de la ciudad de México, 1910.

143.- La moneda conmemorativa de $ 5.00 pesos del Bicentenario

144.- Fotografía del templete levantado a Hidalgo en Dolores, al parecer de 1885.

145.- Seguramente esta fue la imagen de Hidalgo más difundida durante el Bicentenario, la elaborada por el chihuahuense Jesús Helguera, aquí en el billete conmemorativo de $ 200.00 pesos.

146.- Hidalgo visto por el silaoense José Chávez Morado.

147.- Miguel Hidalgo visto por el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros.

148.- Una litografía más de autor desconocido que nos muestra al cura de Dolores.

149.- Claudio Linati, el dibujante italiano que visitó México en el primer cuarto del siglo XIX idealizó a don Miguel Hidalgo y Costilla de esta forma.

En esta fotografía, tomada en el museo del Bicentenario de Salamanca, vemos de frente la "Calaca de Hidalgo" hecha en cartón por Osvaldo Ruelas.


martes, 16 de noviembre de 2010

El monumento más antiguo levantado a Hidalgo

Son cientos, más bien miles las estatuas que del cura don Miguel Hidalgo y Costilla se han levantado a lo largo y ancho del país, los hay en los lugares más insólitos; en ranchos como en San Vicente, municipio de Abasolo, Guanajuato. En cruces carreteros como en Acámbaro, Guanajuato, en plazas y jardines, como seguramente habrá uno en el lugar en donde me estás leyendo ahora. Y son varios los monumentos que se dicen ser "el más antiguo" que se levantó en su honor en nuestro país. Tal es el caso del de Tenancingo, en el Estado de México, del cual estamos viendo la copia que se hizo para ser exhibida en la Expo Guanajuato Bicentenario. Dicho monumento fue levantado en 1851.

"La historiadora Esther Acevedo refiere en el apartado de 200 años de festejo, en el libro que editó la Universidad Autónoma del Estado de México bajo el nombre “Bicentenario de la Independencia. Estado de México”, que la primera escultura al cura Miguel Hidalgo y Costilla fue controvertida. Esto debido a que el escultor español Manuel Vilar, quien fuera maestro de la Academia de San Carlos, se negó a hacer dos esculturas de Hidalgo que estarían destinadas para los poblados de Pénjamo y Dolores. La primera estatua al padre de la patria se hizo en el taller de Joaquín Solache y fue inaugurada el 16 de septiembre de 1851 en la ciudad de Toluca, en lo que hoy es la plaza de los Mártires, aunque la idea original del gobernador Mariano Riva Palacio era ubicarla en el Monte de las Cruces, donde hoy hay jinetes a caballo".

"La estatua sufrió un pequeño cambio. Los habitantes de Tenancingo relatan que cuando el maestro esculpía la piedra, ésta se fragmentó y por ello Hidalgo no quedó totalmente erguido y está recargado sobre su mano izquierda, ligeramente de lado. El cronista relata que todos quedaron satisfechos de esta obra, tanto que el escultor recibe otros mil pesos y se llevan la estatua a Toluca, frente a la sede del Poder Legislativo, donde la inauguró el gobernador el 16 de septiembre de 1851. La estatua estuvo durante 33 años en Toluca, fue parte de la escenografía hasta que en 1884 el gobernador decide regresarla a su lugar de origen. Para ello manda a hacer un nuevo diseño en Florencia Italia, donde pagan 25 mil francos en oro por la efigie que hoy está en la plaza de los Mártires donde ha permanecido por más de 126 años". (1)


Algo curioso hay en las esculturas de Hidalgo, pues al igual que él, que andubo desde su niñéz de un lugar a otro, sea por la muerte de su madre, que por la escuela, continuamente se movía, igual pasó en el largo recorrido que en este espacio estamos siguiendo, ahora vemos que sus monumentos también se mueven de un lugar al otro, de una ciudad a otra, de una glorieta a la otra.

Esta copia de la escultura de Tenancingo no se cual será su paradero, por lo pronto hasta el 31 de enero del 2011 que permanecerá abierta la Expo Bicentenario la podrás admirar en el pabellón denominado "Un paseo por la historia"... si es que no lo puedes hacer en la original de la ciudad Mexiquense.


Fuente:

Artículo publicado en Milenio.com de fecha 13 de julio de 2010, "La primera estatua de Hidalgo"
http://www.milenio.com/node/486660