Con el pie en el estribo para atacar el ejército de Calleja, que se halla en Tepatitlán, sólo ha lugar para decirle a usted que quedo bien satisfecho de todas sus operaciones, aprobándolas como corresponde; que he recibido los 14 marcos de oro que como primicia del su buen celo me acompaña: que realice a la mayor brevedad cuanto pueda para el socorro de las tropas que se necesitan; que esfuerce usted, como aguardo su celo, a posesionarse cuanto antes de Cosalá, y que de todas sus incidencias, me dé oportunamente aviso en derechura a mi general Ejército, desde donde más pormenores contestaré lo que falte a su oficio de nueve de éste.
Por la noche acampan en el llano de San Martín”. (1)
Miércoles 16 de enero, 1811. Llega el ejército de Calleja al paraje La Joya, sobre el camino a Guadalajara, dispuesto a hacer frente a las tropas insurgentes de Hidalgo.
Jueves 17 de enero, 1811. – Día de San Antonio Abad, abogado contra los incendios- Ocho mil hombres bien armados y disciplinados al mando de Calleja, infligen a las huestes insurgentes -93,000 indios “con groseras armas e indisciplinados”- una severa derrota en el Puente de Calderón. (2)
El combate se inicia a las nueve de la mañana, ambos ejércitos luchan con bravura; las columnas realistas al mando del Conde de la Cadena es rechazada con fuertes pérdidas; la de Amparan, también se encuentra en situación muy comprometida; la suerte está favoreciendo a los Insurgentes, cuando en forma inesperada cae una granada en un carro de municiones, situado en medio de las tropas de Hidalgo, haciéndolo estallar con gran estruendo, lo cual provoca inusitado pavor entre las masas que presas del terror huyen en completo desorden por todas partes al propagarse el fuego del pasto que arde como la yesca y que con el humo y las llamas ciega a las fuerzas de la insurgencia, situación que aprovecha Calleja y ordena el contraataque con lo que logra una inesperada victoria, quedándose dueño del campo y con todos los pertrechos de guerra a eso de las tres de la tarde.
Nos volvemos a encontrar con una casualidad que favorece a Calleja y deja a Hidalgo sin posibilidades de reintegrar un ejército que haga frente a los Realistas. Dos meses atrás, el 7 de noviembre en Aculco, luego de estallar una granada y volarle la cabeza a un jinete y el caballo corriendo despavorido entre la tropa de Hidalgo, los indios que lo acompañaban pensaron fuera una manifestación demoniaca y huyen. Esta vez la granada hace estallar un carro de municiones y provoca un incendio con las mismas fatales consecuencias, la huida y la consecuente derrota. Incendio que se da precisamente el día de San Antón, es decir, San Antonio el Grande… mera casualidad que me llama la atención.
Consecuente a esta batalla Félix María Calleja del Rey obtendría el título de Conde de Calderón y quedaría como fuerte candidato para ocupar el trono virreinal.
Al caer la tarde el movimiento insurgente se encontraría deprimido, quebrantado y sin saber que paso dar y adonde seguir…
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