domingo, 30 de enero de 2011

Dos mujeres nacidas en 1760 que apoyaron el movimiento Insurgente.

Seguro estoy que en el trayecto que nos falta por recorrer de la Ruta de Hidalgo, el que cruza el norte de San Luis Potosí, Coahuila, Durango y Chihuahua encontraré más nombres y biografías de las mujeres que participaron activamente en el movimiento de insurrección. Será bueno ahora enterarnos un poco de cómo era la situación de vida en la segunda mitad del siglo XVIII en la Nueva España, la cual generó mujeres de carácter y entrega.

“La educación de las mujeres seguía siendo un tema polémico en los periódicos de la ciudad de México al comenzar el siglo (XIX). En 1807 el Diario de México atacaba de manera indirecta a los opositores de la enseñanza femenina refiriéndose a los “necios que veían a las mujeres como criaturas destinadas únicamente al placer y a la servidumbre, como si fueran incapaces de contribuir a los más altos fines del estado, una vez ilustradas”. Tres años después el Semanario Económico de México insistía, en tono de cruzada, en que las mujeres podían ser educadas y además necesitaban serlo. Respondiendo a su propia “cuestión interesante si a las mugeres conviene la ilustración” con un contundente sí, aseguraban a sus lectores que las “señoras mugeres” con particularidad contribuyen a la felicidad del estado. (…) En (su) seno comienza el hombre a existir, en (su) regazo vive, se sustenta y adquiere las primeras nociones de lo bueno y de lo malo, (…) (las mujeres) deben ser ilustradas aun con más derecho que el hombre…" (1)

Micaela Montes de Allende. Era originaria de la ciudad de México, nació en 1760. Fue la esposa de don Domingo Allende, hermano mayor de don Ignacio Allende. Era en la casa de ellos, de Domingo y Micaela en San Miguel el Grande que se llevaban a cabo las reuniones de conspiración. De ella no se sabe más, solamente que apoyó el movimiento previo al Grito de Dolores y es para el 14 o 15 de noviembre que se documenta nuevamente su nombre. Escribe Carlos María de Bustamante que “Derrotado este jefe en Aculco, (se refiere a Hidalgo), volvió a Valladolid con el cortísimo acompañamiento de cinco o seis personas. Dirigióse Hidalgo a la casa ubicada detrás de la catedral, donde alojaba doña Micaela Montes, viuda de D. Domingo Allende, señora de mérito que después se declaró por la causa de la libertad, y que padeció no poco por ella…” (2)

María Josefa Yermo de Yermo. Nació en 1760 en la hacienda de San Gabriel, en el actual estado de Morelos, como era costumbre en la época, casó con su primo, José Joaquín del Yermo, para consolidar sus fortunas. Fue hacia 1790 en que, celebrado el nacimiento de su primer hijo deciden liberar a más de 400 esclavos que poseían, mismos que, al no saber a donde ir o a que dedicarse, se quedaron en la propiedad de los Yermo, anotando con este acto un claro antecedente a lo que será la abolición de la esclavitud que veinte años más tarde el cura Hidalgo decretaría. Fue en 1797, cuando adquirieron del acaudalado conde de Regla, Romero de Terreros, la hacienda azucarera de Jalmolonga, en el actual municipio de Malinalco, misma que cargaba con un antecedente oscuro cuando sus propietarios originales, los Jesuitas, se habían apoderado de tierras ante el enojo de los pobladores, los cuales deciden no trabajar en ese sitio, viéndose en la necesidad de llevar gente de otros lados. Fue entonces que en 1808, el día 19 de marzo, celebración de Señor San José, doña Josefa Yermo de Yermo, libera otros 200 esclavos, todos ellos de raza negra, cosa que sucede en otra de sus propiedades, la Hacienda de Temixco. Fue así que una vez iniciado el movimiento por la Independencia, todos ellos se unen al grupo Insurgente.

Fuentes:

1.- Arrom, Silvia Marina. Las mujeres en la ciudad de México 1790-1857. Siglo XXI Editores. México, 1988

2.- Bustamante, Carlos María. Cuadro Histórico. Carta Quinta. Versión electrónica:
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/bustamante/7.html

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