Son varias las Ceremonias del Grito que se han dado a lo largo de la historia de México, todas ellas en distintos lugares y tiempos. Todas para recordar el inicio de la justa por la libertad que encabezó don Miguel Hidalgo aquel 16 de septiembre de 1810. La segunda sería la de Daniel Camarena en Nochistlán, Zacatecas, el 8 de octubre de 1810, esta fue, más bien una réplica del Grito de Dolores. Sería luego la de Igancio López Rayón en Huichapan, Hidalgo, el 16 de septiembre de 1812. Vendría luego el Grito que dio el Emperador de México, Maximiliano, en Dolores Hidalgo el 16 de septiembre de 1864 y se sucederían los de Porfirio Díaz en el Palacio Nacional luego del traslado de la Campana de Dolores para la primera Ceremonia del Grito que se da con la campana original el 15 de septiembre de 1896. A todos estos debemos agregar uno, el encabezado por Benito Juárez, en la Hacienda de Pedriceña, municipio de Cuencamé, en el estado de Durango, ocurrido el 15 de septiembre de 1864.
"...Camino a Chihuahua, después de abandonar Monterrey pernocta Juárez en Noria de Pedriceña, Durango. Vale la pena transcribir un párrafo de las Revistas Históricas del licenciado José María Iglesias. Puede apreciarse en estos renglones, escritos en momentos críticos para el Gobierno Republicano, el alma cristalina y recia d aquellos varones que jamás pensaron en la derrota.
"En Noria de Pedriceña se celebró, en la noche del 15 de septiembre, el fausto aniversario de la proclamación de la independencia mexicana. En la capilla del pueblo, que servía de alojamiento al batallón de Gauanajuato, pronunció un improvisado y elocuente discurso el C. licenciado Manuel Ruíz. y en seguida habló también el presidente de la República, cuyas sentidas palabras conmovieron a los concurrentes. (2)
Fuentes:
1.- González Lezama, Raúl. Reforma Liberal, cronología (1851-1976). INEHRM, México, 2012.
2.- Saldaña, José P. Visitas del Presidente de la República don Benito Juárez a Monterrey. Anuario Humanista. Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad de Nuevo León. Monterrey, 1987. p. 405
No hay comentarios:
Publicar un comentario