"No obstante la natural difusión por el país del tabaco, llamado yétl por los nahuas, en 1765 el visitador Gálvez estableció su estanco como una de sus primeras reformas. Y fue este el principal de los ramos de la Real Hacienda destinados a España, cuyo calor líquido anual era de unos tres y medio millones de pesos. El estanco del tabaco significó estrictas restricciones a su cultivo, elaboración y comercio. De las muchas regiones que producían excelente tabaco solo se permitió cultivarlo en unas 4 o 5 leguas cuadradas por Córdoba, Orizaba, Huatusco y Zongolica. Y los cultivadores privilegiados tenían que vender su cosecha al gobierno y al precio que éste fijaba.
La elaboración y venta del tabaco estaba también a cargo del gobierno que tenía fábrica en México (la actual ciudadela), Puebla, Orizaba,, Oaxaca, Querétaro, Guadalajara y Valladolid. En la industria tabacalera trabajaban 17,256 personas: 5,228 empleadas en la administración y 12,028 en las fábricas. Durante la Guerra de Independencia el tabaco fue la renta más productiva. Era un monopolio absurdo". (1)
Fue así como, el que derrotara a Hidalgo en el Puente de Calderón y que por ese hecho se le diera el título de Conde de Calderón y dos años más tarde se le nombrara virrey, Calleja tuvo que enfrentar esta vez el control administrativo de una región en conflicto y próxima a la bancarrota. "En marzo de 1813, el virrey Félix María Calleja planteó al ministro de Guerra que el erario virreinal se hallaba "exhausto y empobrecido". La tesorería de la ciudad de México carecía de sus ingresos ordinarios a causa del bloqueo de caminos y del establecimiento de casas de moneda en los principales centros mineros. Además, las enormes deudas acumuladas por el gobierno habían debilitado su crédito. Con el propósito de disponer de fondos para pagar a los cosecheros de Orizaba y Córdoba, en julio el virrey duplicó el precio del tabaco. Sin embargo, la consecuente baja de las ventas lo obligó a restaurar el precio anterior, al cabo de unos meses.
Además del problema de los ingresos del gobierno, el virrey tenía que mantener cierta actividad en las fábricas de puros y cigarros, de las que dependían la manutención de numerosas familias. De aquí que en el mismo año de 1813, Calleja tomara la decisión de que se vendiera tabaco por valor de un millón de pesos. De éste, 600,000 se destinaron a abastecer ciudades de México, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Guanajuato y Valladolid, donde se mantenía el estanco. El tabaco correspondiente a los restantes 400,000, se canalizó a las provincias interiores, donde se autorizó a los particulares a vender puros y cigarros a cualquier precio, con libertad de gravámenes únicamente durante un año. En esta forma pudieron pagarse parte de las cosechas de las villas de 1814". (2)
1.- Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía, de México. Editorial Porrúa. México, 1995.
2.- Del Valle Pavón, Guillermina. El monopolio del tabaco en Veracruz durante la Guerra de Independencia. Veracruz en Armas, la guerra civil 1810-1820. Juan Ortíz Escamilla, compilador. Gobierno del Estado de Veracruz. Jalapa, 2010.
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