Poco tiempo después del inicio del movimiento encabezado por Hidalgo, la ciudad de San Luis Potosí sufrió el saqueo cuantioso y violento ejecutado bajo la dirección de Rafael Iriarte, apodado "El Cabo Leiton". Este acontecimiento fue motivo para que no poca gente abandonara la ciudad de San Luis Potosí. Los desmanes del Cabo Leiton repercutieron en los pueblos cercanos a la capital potosina. Este fue el motivo por el cual los españoles de Venado optaron por salir del pueblo y trasladarse al Saltillo, en donde permanecieron al amparo del coronel Antonio Cordero, gobernador de Coahuila. Este coronel realista fue derrotado por las fuerzas que comandaba Mariano Jiménez, quien adoptó una actitud por demás humana al capturar a Cordero, a quien no sólo le perdonó la vida sino que lo rodeó de atenciones caballerosas. En cuanto a los españoles del Venado, de Cedral, de Catorce y de Matehuala, al ser derrotado Cordero se vieron desamparados, pero el potosino Mariano Jiménez los dejó en libertad y les aconsejó que regresaran a sus lugares de donde procedían, en donde se les darían todas las garantías de que disfrutaban antes de refugiarse en el Saltillo.
Un día en la primera decena del mes de febrero de 1811 llegaron a Venado varios coches y postas tiradas por caballos, unos y por acémilas otros. Los custodiaba un mermado ejército. De uno de los coches descendió el señor Cura Hidalgo al tiempo que solo mantenía quietos a los semovientes, tanto para facilitar el descenso de los pasajeros como para descargar el equipaje.
Con antelación se había asignado la casa donde habían de alojarse el Sr. Cura Hidalgo y sus acompañantes principales. La casa, de amplio frente, con portón de grandes dimensiones y con ventanas más distantes del piso de la calle de lo que era habitual, se situaba frente al Convento Franciscano anexo a la Parroquia. Esta casa fue propiedad del Sr. José Antonio Gutiérrez y en ella funcionó una fábrica de hilados nombrada "El Venadito". Había otras casas que eran las mejores del pueblo; una de ellas pertenecía a Francisco Fajardo, Intendente o Justicia Mayor, de otra era dueño Ramón Guerrero. Tanto Fajardo como Guerrero eran españoles por lo cual se prefirió que el Sr. Cura Hidalgo no se alojara en alguna de estas dos casas, que eran de mayor categoría.
Después de pasar por las haciendas de Cruces y Guanamé, permaneció 3 días en Venado. Cada día celebró misa en la capilla de San Miguel. Esta capilla, hoy desaparecida, estaba ubicada por el rumbo de la Loma de los Ceniceros, en donde acampó la tropa. El último día que pasó en Venado, en donde convivió fraternalmente con sus habitantes, repartió dinero a los más necesitados. Después reanudó su marcha hacia el norte. Al dirigirse hacia Charcas el viaje lo inició en la loma mencionada, a corta distancia de donde ahora se encuentra el Panteón Municipal. De Charcas partió a Matehuala y de allí a otras poblaciones norteñas.
La Ruta de Hidalgo marca un hito en la historia de la Independencia de México. Por acuerdo presidencial, en 1960 se colocaron 260 monumentos en dicha ruta, el primero de los cuales se encuentra en Dolores Hidalgo y el último en Chihuahua. Uno de estos monumentos se encuentra en Venado. Este es el testimonio que los venadenses de ayer y de hoy guardan respetuosamente en su memoria el alto que en su peregrinar hizo Hidalgo en el pueblo de Venado.
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