Era el 11 de febrero de 1811 cuando el ejército Insurgente llegó a la Hacienda de Guanamé, lugar de prosperidad en ese entonces. Sabemos muy bien, puesto que lo hemos comentado varias veces, que las circunstancias que se vivían en ese momento no eran favorables, por un lado la desmoralización que cargaban desde hacía tres semanas, por la derrota en el Puente de Calderón, aunado a que el cura Hidalgo, acostumbrado a mandar, dirigir y encabezar, y, sobre todo, protagonizar, ahora marchaba, seguramente con la boca cerrada, como último de la fila. Agregaremos a esto que la zona del altiplano potosino es de clima extremo en el invierno, con agobiantes mañanas de calor y noches de frío del que cala en los huesos.
El agua, la comida y el forraje para mantenerse humanos y bestias comenzaba a escacear, el camino era largo y más se andaba, más árido se volvía. De la hacienda de Guanamé se decía que tenía una extensión de cuatrocientas mil hectáreas, era propiedad del padre Flores, propietario de una rica mina en Real del Catorce, más tarde la hacienda pasó a manos del primer conde de Pérez Gálvez, don Antonio Pérez Adújar de Gálvez, pasando en herencia a su hija Paula, se dice que fue el conde quien, dada la gran devoción que mantenía, aunado a su acaudalada fortuna, mandó construir el sobrebio templo que no sería terminado.
El agua, la comida y el forraje para mantenerse humanos y bestias comenzaba a escacear, el camino era largo y más se andaba, más árido se volvía. De la hacienda de Guanamé se decía que tenía una extensión de cuatrocientas mil hectáreas, era propiedad del padre Flores, propietario de una rica mina en Real del Catorce, más tarde la hacienda pasó a manos del primer conde de Pérez Gálvez, don Antonio Pérez Adújar de Gálvez, pasando en herencia a su hija Paula, se dice que fue el conde quien, dada la gran devoción que mantenía, aunado a su acaudalada fortuna, mandó construir el sobrebio templo que no sería terminado.
El cura Hidalgo y algunos de los principales que comandaban al ejército Insurgente, además de sus seguidores, pasaron la noche de ese 11 de marzo en la hacienda de Guanamé... noches frías, agua escasa, moral baja... un cometa amenazante surcando el cielo, todo se unía y les hacía más pesado el tránsito por la hinóspita región potosina.
I love Guaname!
ResponderEliminarEste lugar asi como se narra dede de ser magico y especial, creo que debiera ser dinfundida mas informacion de su construccion y de como ahora se sostiene.
ResponderEliminarsaludos a todos
Es una zona que deberia ser explotada por su riqueza histórica, ya que día la cuna de desarrollo económico (ganadero agrícola y minero) actividades primarias que destacaban por su oficio en el siglo XIX
ResponderEliminarUn lugar precioso, tengo la fortuna que mi abuela es de ese lugar y pude conocerlo y claro que me emocioné cuando supe poco de su historia, bellísimo lugar
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