viernes, 6 de abril de 2012

La Casa Real Española, su presión sobre la Nueva España, el ejemplo en Guanajuato. Siglo XVII, primera parte.

En esta magnífica pintura de Louis-Michel van Loo ejecutada aproximadamente en 1743, vemos a toda la Familia Real de España, la de Felipe V, llamado "El Animoso", que reinó durante la primera mitad del siglo XVIII, de 1700 a 1746; años en que el barroco estaba en pleno y eso se hacía notar también en los ceremoniales de cuyos avisos, cuando llegaban a la Nueva España, eran motivo suficiente para la realización de fastuosas celebraciones. En el magno retrato aparecen el Infante Fernando de España (futuro Fernando VI), a su esposa, Bárbara de Braganza, a los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio (su segunda esposa con la que casó en 1714, luego de la muerte de la primera consorte, María Luisa Gabriela de Saboya); aparece también el Infante Felipe (futuro duque de Parma) con su esposa Luisa Isabel Borbón, se encuentra también la Infanta Mariana Victoria de España, al infante don Carlos (futuro Carlos III), con su esposa, María Amelia de Sajonia, y a las Infantas María Antonia, María Teresa Rafaela e Isabel.

Vemos en este retrato al Rey don Felipe V y nuevamente nos apoyamos en lo escrito por el presbítero Lucio Marmolejo en sus Efemérides Guanajuatenses para enterarnos de lo que sucedió en relación a la Casa Real de España en Guanajuato. En ella notamos lo dilatada que era la comunicación, ya que pasaron cuatro meses para ser notificados en Guanajuato de los acontecimientos en la Casa Real y hubo de pasar un año y medio para que se celebraran con toda la pompa que el caso reclamaba la proclamación del Príncipe de Asturias.

1701 (no se especifica el mes).-
Se verifica este año, con gran solemnidad, la jura del Rey Felipe V.

27 de mayo de 1709.-
Ordena el Rey que sea solamente proclamado el Infante D. Luis Fernando como Príncipe de Asturias, cuyo mandamiento es comunicado al Alcalde Mayor de Guanajuato, en 23 de septiembre de 1710.

25 de diciembre de 1710.-
En éste día y en los siguientes se verifica en Guanajuato, con entusiasmo y esplendor extraordinarios, la procalmación del Príncipe de Asturias, conforme lo mandado en 27 de mayo del año anterior. Hemos tenido a la vista una minuciosa descripción de esta gran fiesta y de ellas extraemos lo siguiente:

"Con la anticipación conveniente estaba preparado junto a la puerta de las Casas Reales, un costoso tablado, que ostentaba un adorno verdaderamente magnífico; y en el balcón de las mismas casas se veía, bajo rico sitial, el retrato del Rey Felipe V, como su presidiera la festividad. A las primeras horas de la tarde apareció una tropa de infantería, sumamente vistosa, formada por todo el comercio, y por otras muchas personas notables de la villa: iba presidida por el Capitán don Juan de Acevedo y León, el cual vestía una gala muy costosa, y llegando al tablado hizo tres profundas cortesías dirigiéndose al retrato del Rey. Entonces el Almirante don Vicente Cornelio Caralipeo, en su calidad de Alcalde mayor, verificó la proclamación, diciendo por tres veces: "Viva el Señor don Luis Fernando, príncipe de Asturias, legítimo sucesor de la corona"y arrojando gran porción de monedas de plata a la numerosísima plebe que circundaba el tablado: hechas luego otras tres reverencias al retrato, recorrió las calles aquella brillantísima comitiva, hasta que llegó la noche, que semejaba el día, por la multitud de luminarias que ardían por todas partes, y por las espléndidas iluminaciones de los edificios públicos y particulares. Por último, frente a las Casas Reales, en la Plaza Mayor, y en la plazuela de Señor San Pedro de Alcántara, se quemaron diversos invenciones de fuegos artificiales, desde la oración hasta las ocho, costeadas por los gremios de los barberos, herradores, dueños de panaderías y otros particulares.

26 de diciembre de 1710.-
Se hizo otra demostración y celebridad, tan espléndida, como la del día anterior, yendo esta vez a la cabeza de la infantería, el Capitán don Domingo de Villanueva y Susquiza y el Alférez don Francisco José de Morales, agregándose a todo esto un vistosísimo paseo a caballo. Iban en él los mineros y personas del comercio sobre caballos costosamente aderezados y enjaezados, llevando cada caballero en sus manos una hacha de cera blanca encendida: concurrieron también a este paseo para darle más lustre los regidores y capitulares, y el Alférez don José Anastacio Villavicencio, que portaba un pendón magnífico de damasco carmesí bordado en oro; y concluyeron colocando las hachas ante el retrato del Rey , las cuales permanecieron encendidas toda la noche; practicándose lo mismo todos los demás días que duró la fiesta.

27 de diciembre de 1710.-
Salió en la noche una famosa mascarada y encamisada del gremio de los arrieros, todos a caballo y con luces de cera. Luego apareció otra brillante escuadra de a caballo, vestida con trajes moriscos, y uno de sus individuos recitó otra loa semejante a la del día anterior. (Nota, la loa a la que se refiere la transcribe el padre Marmolejo, pero es tan larga y barroca que evito aquí su transcripción) .

Este es el retrato del Príncipe de Asturias don Luis Fernando. Las festividades se prolongarían por espacio de trece días, sigamos viéndolas:

28 de diciembre de 1710.-
A la oración de la noche hubo otra mascarada de encamisados, del gremio de los zapateros, todos a caballo, vestidos de gala, llevando un carro triunfal adornado con lujo extraordinario, que conducía debajo de un dosel, un niño costosamente vestido y aderezado, sentado en una silla, representando la persona del Príncipe: en el mismo tablado que se ha descrito, frente a las Casas Reales, se pronunció otra loa, diversa a las anteriores, aunque muy semejante en el estilo y conceptos.

29 y 31 de diciembre de 1710.-
Se jugaron toros en la plazuela del Señor San Pedro de Alcántara en una buena plaza que allí se improvisó.

1 de enero de 1711.-
En el mismo lugar se representó una comedia, o loa en diálogos titulada "Cuando no se aguarda" y cuyos personajes fueron, el reino de España, el reino de Francia, el ducado de Saboya y el real de Guanajuato, habiendo sido todo el solemne festejo de este día por cuenta de los carpinteros. El asunto de esta comedia, aunque no fue muy corta, estaba reducido a una disputa sucitada por los tres países de Europa en ella personificados acerca del derecho que a cada uno asistía para poder ser el preferido en el honor de presentar al Príncipe de Asturias la corona de que era legítimo heredero: disputa que termina, apareciendo repentinamente el real de Guanajuato, que refiere brevemente sus méritos, la riqueza que proporciona a la Real Hacienda y sus derechos consiguientes para ser quien presenta la corona como en efecto lo verifica.


La descripción que sigue es algo que me parece realmente sorprendente, ya que es la primera vez que veo que durante el periodo colonial se hace una muestra de lo que fue el gran pasado de México.

4 de enero de 1711.-
Tiene lugar la tarde de este día otro nuevo y magnífico paseo a caballo, por el gremio de los herreros. Lo presidía un personaje, cubierto con un traje espléndido, representando a Caltzonzi, el último rey de Michoacán, y seguía luego un carro, semejante al ya descrito del gremio de los zapateros: abajo del sitial del príncipe, iba sentado Cristóbal Vicente, indio principal, también ricamente vestido según el uso de los antiguos mexicanos, representando al Emperador Moctezuma, a su lado se veía la Malinche. Adelante del carro, iban a pie otras muchas mueres representando las matronas cortesanas de dicho monarca; y en seguida un gran número de indios embijados, cada uno con su arco y su carcax de flechas, llevando las matronas una bellísima águila dorada que reposaba arriba de un nopal. Detrás del carro, en fin, marchaba una lucida tropa de infantería, con un hombre a su cabeza armado de punta en blanco y con peto y morrión, representando la persona del señor don Fernán Cortés marqués del Valle. Frente a las Casas Reales recitaron una loa, y cuando ésta concluyó, se hizo la aclamación, tirando la Malinche y demás matronas, monedas y dulces, y tocando los teponastles, adufeses, pífanos, y a tambores que llevaban. En la noche los mismos herreros volvieron a salir en una encamisada, recorrieron las calles principales, recitaron otras dos loas, y se dio fuego a un vistoso árbol.

Sería hasta la plena Epifanía, fecha importante en el calendario litúrgico, que las festividades en honor a la proclamación del Príncipe de Asturias terminarían.

6 de enero de 1711.-
Se volvió a armar tablado de la plazuela de S. Pedro Alcántara, magníficamente adornado con tapicería y colgaduras de las mejores telas, el cual costearon los gremios de sastres y plateros, y se representó otra comedia titulada "El mejor par de los doce" siendo los personajes América, Europa, Asia y África "y dicha comedia, dice el documento que tenemos a la vista, se cerro y dio fin a la celebridad que fue una de las mejores que ha habido en la villa, y con el concurso de pueblo, el mayor que se ha visto por haber concurrido no solo el crecido número de personas que componen la jurisdicción, gente muy lucida y decente, con sus familias, sin que se experimentara la más leve desgracia, como otras veces se ha visto con menores concurrencias, merced a las acertadas disposiciones del Sr. Almirante y Alcalde Mayor, D. Vicente Cornelio Caralípeo".

Vendrían luego las segundas nupcias del Rey don Felipe V y Guanajuato y sus entrañas se harían presentes:

1715 (no se anota el mes).
La Villa de Guanajuato y sus mineros, costean, en su mayor parte, la riquísima vajilla de plata y otras alhajas preciosas, con que el Virrey D. Baltazar de Zúñiga, Marqués de Valero y Duque de Arias, obsequia a la Reina de España, Doña Isabel de Farnesio, con quien Felipe V acaba de contraer segundas nupcias.

1721 (no se anota el mes).
Se gastan este año 30 pesos, 7 reales, en solemnizar el cumpleaños del Rey, según la siguiente curiosa cuenta que, por una casualidad, llegó a nuestras manos: Por ocho cargas de leña para las luminarias, un real de ocote; dos ruedas, ocho docenas de cohetes, tres docenas de bombas, estipendio para los acólitos, cantores de la iglesia, sacristanes, chirimías y clarines y alquiler de 40 luces; todo 30 pesos y 7 reales.

Más las cosas no eran solo festividades...

2 de mayo de 1744.-
Pide el Rey a todos sus vasallos un donativo para la guerra que tiene que sostener con la Gran Bretaña.


Durante este periodo, la primera mitad del siglo XVIII, luego de 24 años de reinado de Felipe V, el trono es cedido a su hijo, el primogénito en el primer matrimonio, con Luisa de Saboya, Luis I, el cual es tan corto, que los avisos de su proclamación como Rey de España y su matrimonio con Luisa Isabel de Orleáns, no llegaron a tiempo a la Nueva España. Él asciende al trono el 15 de enero 1724 y muere víctima de viruelas el 31 de agosto del mismo año. Su padre, Felipe V, asume nuevamente el poder luego de su fallecimiento a los 17 años de edad.

Fuente:

Efemérides Guanajuatenses o datos para formar la Historia de la Ciudad de Guanajuato. Obra escrita con presencia de los más auténticos e interesantes documentos. Por el presbítero Lucio Marmolejo. Socio corresponsal de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y miembro de algunas otras corporaciones literarias. Guanajuato, Imprenta del Colegio de Artes y Oficios a cargo de Francisco Rodríguez, 1883.

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