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jueves, 24 de diciembre de 2015

La casa de Félix María Calleja en San Luis Potosí

    En 1800, quizá en octubre de ese año, fue el primer encuentro entre Miguel Hidalgo y Feliz María Calleja, se volverían amigos, se verían en misa, misas que Hidalgo llegó a oficial (creo) y que tal vez, exagerando un poco hasta la comunión le llegó a dar a Calle. Se verían seguramente en algún sarao o en una tertulia, pues Calleja era de las familias principales de San Luis Potosí, un poco por el cargo militar que ostentaba y un mucho por el "braguetazo" que daría luego al casarse, en 1807, con la potosina más rica de la época. Ellos, Hidalgo y Calleja, se verían en alguna corrida de toros, incluso en una de ellas participó (dicen) como matador o novillero Ignacio Allende. Diez años después sería férreos enemigos.

  Pero me queda la duda si realmente se conocieron en San Luis Potosí los dos personajes pues Hidalgo toma el curato de San Felipe en 1793, algunos años luego tendría que enfrentar las acusaciones que de él se hacían debido a su comportamiento; es invitado, en septiembre de 1800 a participar en la consagración del Santuario de Guadalupe, en donde tendrá varias misas, una de ellas cantadas y pasará casi todo el mes en esa ciudad, pero, creo que en ese año Calleja aun no llegaba a San Luis Potosí.

 Ref: Cue García, Alberto. La vida de Miguel Hidalgo y Costilla día a día. Tesis. Colegio de Historia. UNAM. México, 2010. p. 137







miércoles, 23 de diciembre de 2015

La casa donde se hospedó Hidalgo en Charcas, San Luis Potosí

    No la conocí por dentro, no sé si estará restaurada o durmiendo el sueño del abandono, pero, andando por Santa María de las Charcas, en el Altiplano potosino, muy cerca de la plaza principal es dónde se encuentra esta casa en la que el Padre de la Patria se hospedó un par de noches, quizá más, cuando iba en huida y ya degradado de su cargo, el cual lo tomó Allende en la Hacienda de Pabellón.

   Este es otro de los atractivos que guarda la Ruta de Hidalgo, la cual, bien lo sabemos está marcada por las Estelas de Cabeza de Águila, los árboles que se entretejen entre la historia y la leyenda y las casas en las que, se dice, pernoctó el cura de Dolores.

  En 1953 hubo una conmemoración en México, la del Bicentenario del Natalicio de Hidalgo, razón que se le denominara como el Año de Hidalgo el cual, lamentablemente, pasó a la historia no tanto como el recuerdo que hubo al iniciador de la guerra de Independencia, sino al inicio (o continuidad) del saqueo a México por los ocupantes en turno de la silla presidencial.


jueves, 23 de febrero de 2012

La Francia Chiquita: La casa que habitó don Miguel Hidalgo y Costilla en San Felipe, Guanajuato.

Grata en verdad fue la sorpresa que me llevé al llegar a la antigua calle de La Alcantarilla, actual Hidalgo y ver el trabajo de restauración llevado en la que fuera la casa de don Miguel Hidalgo y Costilla durante los once años que en esa población vivió; la llamada Francia Chiquita. Actual sede del Museo Casa de Hidalgo La Francia Chiquita. Ese particular nombre viene debido a que las ideas liberales de finales del XVIII se gestaban en Francia, leo en el espléndido folleto de presentación del Museo que:

"La cultura libresca de la Francia del siglo XVII sembró en Hidalgo la inquietud en contra de la hipocresía, la injusticia y la opresión autoritaria. El cura criollo era un hombre instruido; sabía teología, filosofía e historia, principalmente de Francia, cultura que en aquel momento era considerada de "norma universal". Las obras que estudió le dieron el sustento para construir su bagaje intelectual , espiritual y práctico.

Hidalgo fue ávido lector del teatro de Moliere y de Recine, de las fábulas de La Fontaine, de la historia eclesiástica del abad Fleury, de los comentarios críticos de Feijoó y de los textos teológicos de Carlos Billuart, Santiago Serry, Hyacunthe Graveson y del obispo Jacques-Beénigne Bousset, quien inspiraron su forma de pensar y de actuar.

En autores como Billuart, Hidalgo encontró las razones que le sirvieron para justificar el levantamiento insurgente, pues planteaba que el poder político radicaba en la comunidad, que era quien daba o quitaba ese poder y que, de ser necesario, podía proceder en "contra del tirano".

La casa de Hidalgo se distinguió por ser un centro de intensa vida cultural en el que se promovía el libre intercambio de ideas. Allí se reunían vecinos y amigos que venían de otras villas para participar en tertulias y bailes, escuchar música y ver representaciones de obras francesas traducidas al español y dirigidas por el propio Hidalgo.

No es difícil imaginar que todo ese pensamiento francés estuviera presente en las largas conversaciones de las tertulias y que, seguramente, dicho despliegue cultural hizo que las autoridades españolas lo interpretaran como algo peligroso, sobre todo tomando en cuenta que los asistentes llamaban a la casa "la Francia Chiquita", por el clima de libertad e intelectual que en ésta se respiraba." (1)

En una de las salas del Museo vemos este diorama en donde se representa una escena del Tartufo y leemos que en: "la Casa Hidalgo o Francia Chiquita que siempre estuvo ahí, antes y después de la independencia, aun la encontramos como a la espera de quien buscará rescatar los ecos que se guardaron en cada uno de los rincones de esa finca; aun las antiquísimas paredes de adobe grueso hacen recordar los fondos arreglados para las representaciones teatrales; pronto se escucharan claramente los diálogos adaptados del "Tartufo" de Poquelin (Moliere), el Avaro, el Ricachón de la corte o Don Juan; casi hasta vemos muy claro en nuestra imaginación a la hermosa e impactante Josefina Quintana actuando con profesionalismo envidiable para esa época..." (2)

La casa de Hidalgo o Francia Chiquita ha padecido todo tipo de acciones, una de ellas el olvido, luego la enorme, larga y pesada burocracia, finalmente, en el marco de los festejos del Bicentenario el inmueble fue rescatado, dignificado y se nos ofrece como un espacio más que nos informa sobre la vida del Padre de la Patria.

"La casa fue propiedad de la familia Soto, después de que Hidalgo parte de San Felipe. La familia se la apropió sin juicio alguno, como pago de adeudos. Más tarde se perdió el hilo y cualquiera pudo adueñarse. Vamos, todavía no hace ni cincuenta año, fue tiempo en que bastantes aprovechados se apropiaron de terrenos ajenos que ahora presumen algunos vástagos.

"En 1928, esta casa (una parte), fue ocupada por un grupo de jóvenes seguidores del Partido de los Rojos, que buscaban dentro de su participación política y social rescatar aspectos culturales deteriorados en el gusto de los sanfelipenses con el paso del tiempo; es de apreciar que en la medida de las posibilidades y circunstancias lograron instalar en este lugar una escuela o tal vez mejor dicho, un taller de Artes y Oficios; luego, sin más fue abandonada; los registros indican que los cambios políticos propiciaron el cierre de la escuela y el tiempo que no para, el pausado pero consecutivo tiempo, provocó el deterioro de lo poco que se había conservado y arreglado". (3)

Las piezas que se exhiben en el ahora Museo de La Francia Chiquita, si bien no son originales, si nos van adentrando al espacio y la época de lo que allí se fue fraguando. Nos deja ver la importancia que tenía San Felipe como escala obligada del Camino Real de Tierra Adentro. Las habitaciones de la casa son más bien chicas, pero el patio central y la huerta son en verdad enormes, según lo pude ver. Habrá que considerar que del espacio rescatado no es en su totalidad lo que abarcaba toda la casa en el tiempo que Hidalgo vivió allí pues toda el ala poniente está, aparentemente, habitada por una familia y el deterioro en esa sección que sería el equivalente a todo el corredor lateral, es de notario deterioro.

Fue en la década de los 50 del pasado siglo que se comenzó la enorme y larga tramitología para rescatar el lugar; el Dr. Francisco Alfonso Myers Sánchez, presidente municipal que lo fue en tres ocasiones de San Felipe inició el trámite: "En el último año del gobierno del Dr. Myers, el anhelo de preservar la memoria de don Miguel Hidalgo, sobre su estadía en nuestro pueblo, se ve recompensada por el Presidente de la República, don Adolfo Ruiz Cortines, quien el 13 de septiembre de 1957 emite un decreto de expropiación por causas de "utilidad pública", de parte de la casa que habitó el cura por cerca de 10 años en la calle de la Alcantarilla, ya "que es conveniente conservar con todas sus características la casa número 9 de la calle de Hidalgo, ubicada en San Felipe, hoy Ciudad González (sic), del Estado de Guanajuato, declarada Monumento Histórico por haber sido habitada por el señor Cura don Miguel Hidalgo y Costilla durante su permanencia en dicha población".

"Este decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación hasta el 25 de abril de 1958, por lo que fue hasta el 28 de julio de 1959 que este inmueble pasó a formar parte de los bienes del Instituto Nacional de Antropología e Historia, registrándose como propiedad federal de predios Urbanos del Estado de Guanajuato en julio de 1961.
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Pero no fue sino hasta el 16 de mayo de 1963 en que se expropió físicamente la finca, quedando bajo la custodia y vigilancia de las Fuerzas Federales, realizando, el domingo 19 de ese mismo mes, el primer Acto Cívico en dicha casa, acto que consistió en que "los conscriptos hicieran guardia de honor; a las 14:00 hrs. pasaron al interior soldados de nuestro glorioso Ejército Nacional, portando el Pabellón Tricolor; a continuación el C. Presidente Municipal, el H. Ayuntamiento y varios invitados , quedando en las afueras los conscriptos, una banda de guerra, la banda de música municipal y gran parte del pueblo".

"Así mismo, se "dio lectura al Acta de a toma de posesión del inmueble"e hicieron uso de la palabra el ya para entonces presidente municipal, J. Trinidad Manteca, quien después de "rendir un justo homenaje"al historiador Ing. Jesús Tomás Aguirre Valle, fallecido el 13 de abril de ese mismo año, dio apertura al libro de visitas dejando "unas páginas especialmente para los sanfelipenses distinguidos que radican fuera de nuestro pueblo", siendo el primero en firmar estas páginas el sanfelipense Gabriel Aguirre Palomares, Cónsul en Guatemala, quien al año siguiente donó dos pinturas para ser exhibidas en lo que sería el museo Casa de Hidalgo".

"Estos cuadros de 3.90 x 2 metros, fueron sustraídos por personal del INAH de Guanajuato y a la fecha no han sido recuperados, por lo que es necesario que las autoridades municipales exijan su retorno y acrecentar así el acervo cultural de San Felipe.
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Por otra parte, y debido a la expropiación de la Casa de Hidalgo, le valió al entonces Presidente Municipal José Trinidad Manteca que, en el periódico de circulación nacional "Excélsior"de fecha 28 de mayo de ese año, se publicara una nota que causó gran revuelo entre nuestra población , ya que acusaba al alcalde de que "pretenden despojar de su vieja casa a dos ancianas viudas con el pretexto de que es una joya histórica porque allí durmió el Cura Hidalgo" Las viudas eran las señoras Antonia Mendoza Vda. de Carreón, de 80 años y Petra Mendoza Vda de Contreras de 50 años".

"Sobre la indeminzación a los dueños de la "Francia Chiquita", no sabemos si ka recibieron o no, pero en junio de 1963 los trabajos de remodelación ya se habían iniciado, constituyéndose , el 20 de noviembre del siguiente año, el Comité Ejecutivo de la Sociedad Amigos de la Casa Hidalgo Francia Chiquita, que se encargaría de la reparación de la casa de Hidalgo, ya que el INAH no contaba con fondos suficientes para tomar parte en la obra, por lo que todos los trabajos de adecuación de esa época fueron realizados con dinero del pueblo a través de esta Asociación, cuyo presidente fue don Alberto Martínez Moya".

"Ya para 1968 se habla de que en la Casa de Hidalgo o Francia Chiquita se habían adecuado un Altar Patrio, una biblioteca, la segunda pieza donde se encuentra una división como entrada de subterráneo, un salón donde el Sr. Cura hacía sus reuniones, la cocina y el comedor, y el despacho y oficina de don Miguel Hidalgo". (4)

En esta nota de El Informador podrás ver algunos detalles más del Musoe de La Francia Chiquita:
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Fuentes:
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1.- Folleto descriptivo del Museo Casa de Hidalgo La Francia Chiquita. Gobierno Federal/INAH/Conaculta. Vivir Mejor. México, 2010.
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2.- Jiménez Montoya, José Alfredo. Torresmochas. Raíces de ahora, el San Felipe de todos. Edición del Autor. San Felipe, sin fecha.
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3.- Jiménez Montoya... op. cit.
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4.- Hernández Salazar, José. Aguirre Bárcenas, José. San Felipe, crisol de la Independencia. Comisión Estatal para el Bicentenario. Guanajuato, 2010.

martes, 14 de diciembre de 2010

La versión de Castillo Ledón del paso de Hidalgo por Aguascalientes


Una vez en Aguascalientes, aunque los recursos de esta villa de sólo trece mil habitantes, eran bien escasos, se trató de reforzar el maltrecho ejército, mermado más que por las bajas cruentas, por las inevitables deserciones. Reconcentráronse, sin embargo, algunas bandas dispersas que iban en busca de sus jefes, y el refuerzo mayor lo dió Iriarte, que encontrándose allí con dos mil hombres, se unió con ellos y con los caudales sacados de San Luis, los que agregados a una cantidad más fuerte salvada por Rayón, con grave riesgo de su vida, en el mismo campo de batalla de Calderón, dieron la suma de quinientos mil pesos. Poco o nada tuvo que ver en estos arreglos Allende, profundamente disgustado por el último desastre y porque el torero Marroquín, enterado de que trataba de eliminar a Hidalgo por cualquier medio, había venido amenazándole de muerte en el camino, lo que le hizo mantenerse en gran retraimiento.

Aldama volvió a incorporarse allí, al cabo de una inexplicable ausencia de tres meses, pasada tal vez en sus tierras nativas , y lejos de ocuparse de los problemas presentes y futuros, su primer acto es ponerse de acuerdo con el padre Balleza para fugarse los dos en momento oportuno.

Salió Hidalgo en compañía de Iriarte y su gente con destino a Zacatecas, por el camino de Rincón de Romos, y apenas llegado a la hacienda de Pabellón, diéronle alcance Allende y los otros jefes, confabulados ya para arrancar al Cura el mando supremo de la revolución. En la sala principal de la casa de la hacienda, se congregan los jefes todos, a efecto, no de proponer y discutir ese plan, sino de imponerlo; de arrebatar al Cura y Caudillo, por la fuerza, la investidura que se le había concedido desde las juntas secretas de San Miguel el Grande y Querétaro, confirmándosele en Celaya y Acámbaro; pero que sobre todo la tenía bien adquirida por su acto decidido y valeroso de la madrugada del 16 de septiembre de 1810. La disputa, que no fué otra cosa, duró bien poco, culminando en amenazas personales de Allende, de Arias, Arroyo, Casas y otros jefes, aun de quitarle la vida si no renunciaba al mando en favor del primero de ellos.

Rayón fué más razonable defendiendo a Hidalgo y propuso que el mando se dividiese en político y militar, para que el Cura quedase con el primero. Accedió al fin éste, de manera verbal, sin ninguna otra formalidad, aunque quedando sobreentendido de que seguiría simulando ser el Generalísimo, a fin de que infundiese fe y confianza en la causa por medio de su presencia, y de que había orden de matarlo si llegara a intentar separarse del ejército, cosa que también se haría con Iriarte y Abasolo, lo que quería decir que se le consideraba al Cura como el alma de la revolución y el único que podía ejercer un poderoso influjo en las masas.

Se le culpaba de las derrotas sufridas, especialmente de la última, que de haberse resuelto en victoria habría permitido la recuperación de Guanajuato, la ocupación de Querétaro y un nuevo ataque a México, coronado de éxito, que tal vez hubiese conducido a un rápido y definitivo triunfo del movimiento, ya que casi todo el país se hallaba en poder de los insurgentes. No era él culpable de tales fracasos, puesto que si carecía de dotes militares, Allende había demostrado también, no poseerlas; tampoco se debían a falta de valor de las masas beligerantes, sino más bien a las condiciones y circunstancias en que éstas se encontraban.

En realidad lo que acababa de lograrse, era la consecución de las muy premeditadas intenciones de Allende, de quedarse con el mando militar, cosa a la que aspiró desde el primer momento, cuando horas después de la proclamación de la independencia, tuvo la primera disputa con Hidalgo en San Miguel el Grande. Conseguido al fin su propósito, ahora los acontecimientos dirían si estaba él en lo justo.

El ex gobernador nayarita, Luis Castillo Ledón, dibujo del periodista Salvador Pruneda.

Postergado el Cura y dueño Allende del poder, se continuó la marcha por la hacienda de San Pedro, Tlacotes y Guadalupe, hasta Zacatecas, acabando de salvar las veintisiete leguas que median desde Aguascalientes. Hidalgo no se detuvo en Zacatecas, sino que fué a alojarse al convento de Guadalupe, distante una legua, donde el guardián fray José María Sáenz lo alojó en una celda, llenándolo de atenciones . Hidalgo le solicitó le facilitase un religioso que los acompañara a las Provincias Internas, por el prestigio que los frailes tenían entre los bárbaros del Norte, pero el guardián, que era español, se lo negó.

Hasta aquí lo que escribió el nayarita Castillo Ledón, en donde no se hace mención a detalle de los lugares por donde pasó el cura Hidalgo luego de lo sucedido en la Hacienda de San Blas, será cosa de ir a caminar ese camino para recuperar la huellas que él fue dejando.

Fuente:

Castillo Ledón, Luis. Hidalg, la vida del héroe. Volúmen II. Comisión para la Celebración del 175 aniversario de la Independencia. México, 1985.

viernes, 1 de octubre de 2010

La Barca, Jalisco. Cabeza número 124

A raíz de la construcción, del lado michoacano, del puente de Paso de Hidalgo, la Cabeza de Águila correspondiente a la Barca fue colocada justo a un lado del puente, pero del lado jalisciense. Un poco extraño que esté tan cerca una cabeza de la otra, pues a pocos metros de allí se localiza la de Paso de Álamos en Michoacán, aun más cercana a las que se ubican en San Felipe del Obraje y San Felipe del Progreso, en el Estado de México, las cuales están a unos dos kilómetros y medio la una de la otra.


Lamentable es ver, aquí en La Barca, como en muchos otros sitios de México, que los monumentos no son respetados, quizá por ignorancia, quizá por falta de civilidad, o de sesos, en todo caso, pues, como lo vimos a pocos kilómetros de aquí, en Ixtlán de los Hervores que la estela sirve para colocar el toldo del vendedor de frutas, aquí en La Barca lo vemos que sirve para colocar el toldo de venta de discos piratas, recordando, claro está, que la piratería es un delito.


La Barca está ligada familiarmente a don Miguel Hidalgo ya que el cura llevaba por apellidos el Hidalgo y Costilla por parte de su padre, don Cristóbal; y Gallaga y Mandarte, por parte de su madre, doña Ana María, solo que ella, tuvo por abuelo a una persona originaria de aquí, de La Barca, don Juan Gallaga Mandarte y de la Mora, nacido, por cierto, el 4 de febrero de 1703.


Es por eso que a don Miguel Hidalgo le unen lazos sanguíneos, aunque lejanos, con uno de los personajes más controversiales de La Barca, Juan Francisco Velarde de la Mora, el mítico “Burro de Oro” que si bien apenas contaba con un año de edad cuando el ejército Insurgente pasó por aquí, si estaba en la localidad su tío abuelo, don Juan José de la Mora y Palma, acaudalado terrateniente de la zona de la Ciénega de Chapala y el valle de Zamora.


Y sabedor, el cura Hidalgo, de las consecuencias que seguramente traería su presencia y su parentesco con los De la Mora, se aloja en otra casona, no en la de sus parientes, sino en el otro portal, según lo dice la Enciclopedia de los Municipios de México: “y… de paso a Guadalajara, llegó a La Barca donde se alojó en una finca del portal Morelos que perteneció a Agustín Hernández y en los últimos tiempos a Miguel Ochoa en la misma casa se hospedó en febrero de 1803 el obispo Cabañas”.


Al día siguiente, sábado 24 de noviembre, quiero pensar que salieron temprano, les esperaba una jornada si no muy larga, si con un buen número de escalas, Jamay, (llamada en el registro de Cabezas de Águila como Ojo Largo), Santiago de Ocotlán, Zapotlán del Rey, Poncitlán para llegar a la riquísima hacienda de Atequiza.




miércoles, 8 de septiembre de 2010

Teremendo, municipio de Morelia, Michoacán. Cabeza número 103

Larga fue la jornada del día 17 de noviembre de 1810. La salida del ejército Insurgente con Hidalgo a la cabeza cruzó varios poblados de Michoacán luego de dejar Valladolid. Continuó por Itzícuaro, Cuto y Coro llegando antes de caer el sol a Teremendo, población de indios tarasco que guardaban sus ancestrales costumbres.


Teremendo con ese fuerte carácter que imprimen las poblaciones indígenas sigue aun en la actualidad siendo habitado principalmente por descendientes purépecha, aun se habla la lengua y dentro de sus vestigios encontramos en pie la huatapera, el edificio que, desde que don Vasco de Quiroga se estableció en Michoacán, fue designado como hospital de indios.


Hemos visto cuan importante fue la estancia de don Miguel Hidalgo en Valladolid y de los agravios de que fueron objeto los españoles, pero hubo algo más que sucedió durante esa estancia, la respuesta que el cura de Dolores diera al edicto de Excomunión que sobre él pesaba.


Durante su estancia en Valladolid, Hidalgo “redacta un manifiesto en contestación al edicto promulgado por el Santo Oficio en el cual se le hacen diversos cargos, particularmente el de herejía, disponiendo sea leído en todas las iglesias, en él destruye los cargos que se le imputan y a la vez justifica las causas que provocaron la proclamación de la independencia; diafaniza en la réplica que hace al edicto en referencia su profesión de fe católica; destituye uno por uno los cargo que, la inquisición le formula; ataca a los españoles dando a conocer los medios de que se valen para conservar el dominio que tienen sobre las riquezas del suelo mexicano y finalmente hace un llamado a todos los americanos (nacidos en la Nueva España), exhortándolos a “romper los lazos de ignominia con que están ligados desde hace muchos años y que para conseguirlo, se necesita unirse y ver como amigos a todos aquellos enemigos de las prerrogativas del mexicano”.


“Pide también la integración de un Congreso de Representantes de todas las ciudades, villas y lugares de la Nueva España, que tenga como objeto principal:


Conservar nuestra religión.

Dictar leyes que beneficien al pueblo

Que destierren la pobreza

Que evite la extracción del dinero de nuestro suelo

Que fomenten las artes y las industrias y

Que impulsen el uso y la producción de las tierras del País.


Por ultimo convoca a una junta de Oficiales para organizar un nuevo ejército.” (1)


El cura Hidalgo pasó la noche en esta comunidad, en la casa ya casi en ruinas que se ubica en el que actualmente se denomina Portal Melchor Ocampo en el número 23. Se dice que la casa era propiedad de Tiburcio Delgado, para luego pasar a manos de Cipriano Tapia, quien la heredara a su hijo, Ernesto Tapia.


Y es en Teremendo que encontramos a un personaje más que participó en la lucha de Independencia, que fuera olvidado por la historia y que ahora, debido a los festejos del Bicentenario está siendo rescatado, el padre José Guadalupe Salto.


Para leer más sobre el padre Salto, entra aquí:


http://www.lajornadamichoacan.com.mx/2008/05/11/index.php?section=cultura&article=014n1cul


Fuentes:


1.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Editorial Lápiz y Papel de México. México, 1960