jueves, 24 de diciembre de 2015
La casa de Félix María Calleja en San Luis Potosí
miércoles, 23 de diciembre de 2015
La casa donde se hospedó Hidalgo en Charcas, San Luis Potosí
jueves, 23 de febrero de 2012
La Francia Chiquita: La casa que habitó don Miguel Hidalgo y Costilla en San Felipe, Guanajuato.
Hidalgo fue ávido lector del teatro de Moliere y de Recine, de las fábulas de La Fontaine, de la historia eclesiástica del abad Fleury, de los comentarios críticos de Feijoó y de los textos teológicos de Carlos Billuart, Santiago Serry, Hyacunthe Graveson y del obispo Jacques-Beénigne Bousset, quien inspiraron su forma de pensar y de actuar.
En autores como Billuart, Hidalgo encontró las razones que le sirvieron para justificar el levantamiento insurgente, pues planteaba que el poder político radicaba en la comunidad, que era quien daba o quitaba ese poder y que, de ser necesario, podía proceder en "contra del tirano".
La casa de Hidalgo se distinguió por ser un centro de intensa vida cultural en el que se promovía el libre intercambio de ideas. Allí se reunían vecinos y amigos que venían de otras villas para participar en tertulias y bailes, escuchar música y ver representaciones de obras francesas traducidas al español y dirigidas por el propio Hidalgo.
No es difícil imaginar que todo ese pensamiento francés estuviera presente en las largas conversaciones de las tertulias y que, seguramente, dicho despliegue cultural hizo que las autoridades españolas lo interpretaran como algo peligroso, sobre todo tomando en cuenta que los asistentes llamaban a la casa "la Francia Chiquita", por el clima de libertad e intelectual que en ésta se respiraba." (1)
martes, 14 de diciembre de 2010
La versión de Castillo Ledón del paso de Hidalgo por Aguascalientes

Una vez en Aguascalientes, aunque los recursos de esta villa de sólo trece mil habitantes, eran bien escasos, se trató de reforzar el maltrecho ejército, mermado más que por las bajas cruentas, por las inevitables deserciones. Reconcentráronse, sin embargo, algunas bandas dispersas que iban en busca de sus jefes, y el refuerzo mayor lo dió Iriarte, que encontrándose allí con dos mil hombres, se unió con ellos y con los caudales sacados de San Luis, los que agregados a una cantidad más fuerte salvada por Rayón, con grave riesgo de su vida, en el mismo campo de batalla de Calderón, dieron la suma de quinientos mil pesos. Poco o nada tuvo que ver en estos arreglos Allende, profundamente disgustado por el último desastre y porque el torero Marroquín, enterado de que trataba de eliminar a Hidalgo por cualquier medio, había venido amenazándole de muerte en el camino, lo que le hizo mantenerse en gran retraimiento.
Aldama volvió a incorporarse allí, al cabo de una inexplicable ausencia de tres meses, pasada tal vez en sus tierras nativas , y lejos de ocuparse de los problemas presentes y futuros, su primer acto es ponerse de acuerdo con el padre Balleza para fugarse los dos en momento oportuno.
Rayón fué más razonable defendiendo a Hidalgo y propuso que el mando se dividiese en político y militar, para que el Cura quedase con el primero. Accedió al fin éste, de manera verbal, sin ninguna otra formalidad, aunque quedando sobreentendido de que seguiría simulando ser el Generalísimo, a fin de que infundiese fe y confianza en la causa por medio de su presencia, y de que había orden de matarlo si llegara a intentar separarse del ejército, cosa que también se haría con Iriarte y Abasolo, lo que quería decir que se le consideraba al Cura como el alma de la revolución y el único que podía ejercer un poderoso influjo en las masas.
En realidad lo que acababa de lograrse, era la consecución de las muy premeditadas intenciones de Allende, de quedarse con el mando militar, cosa a la que aspiró desde el primer momento, cuando horas después de la proclamación de la independencia, tuvo la primera disputa con Hidalgo en San Miguel el Grande. Conseguido al fin su propósito, ahora los acontecimientos dirían si estaba él en lo justo.

Postergado el Cura y dueño Allende del poder, se continuó la marcha por la hacienda de San Pedro, Tlacotes y Guadalupe, hasta Zacatecas, acabando de salvar las veintisiete leguas que median desde Aguascalientes. Hidalgo no se detuvo en Zacatecas, sino que fué a alojarse al convento de Guadalupe, distante una legua, donde el guardián fray José María Sáenz lo alojó en una celda, llenándolo de atenciones . Hidalgo le solicitó le facilitase un religioso que los acompañara a las Provincias Internas, por el prestigio que los frailes tenían entre los bárbaros del Norte, pero el guardián, que era español, se lo negó.
Hasta aquí lo que escribió el nayarita Castillo Ledón, en donde no se hace mención a detalle de los lugares por donde pasó el cura Hidalgo luego de lo sucedido en la Hacienda de San Blas, será cosa de ir a caminar ese camino para recuperar la huellas que él fue dejando.
viernes, 1 de octubre de 2010
La Barca, Jalisco. Cabeza número 124
A raíz de la construcción, del lado michoacano, del puente de Paso de Hidalgo, la Cabeza de Águila correspondiente a la Barca fue colocada justo a un lado del puente, pero del lado jalisciense. Un poco extraño que esté tan cerca una cabeza de la otra, pues a pocos metros de allí se localiza la de Paso de Álamos en Michoacán, aun más cercana a las que se ubican en San Felipe del Obraje y San Felipe del Progreso, en el Estado de México, las cuales están a unos dos kilómetros y medio la una de la otra.
Lamentable es ver, aquí en La Barca, como en muchos otros sitios de México, que los monumentos no son respetados, quizá por ignorancia, quizá por falta de civilidad, o de sesos, en todo caso, pues, como lo vimos a pocos kilómetros de aquí, en Ixtlán de los Hervores que la estela sirve para colocar el toldo del vendedor de frutas, aquí en La Barca lo vemos que sirve para colocar el toldo de venta de discos piratas, recordando, claro está, que la piratería es un delito.
La Barca está ligada familiarmente a don Miguel Hidalgo ya que el cura llevaba por apellidos el Hidalgo y Costilla por parte de su padre, don Cristóbal; y Gallaga y Mandarte, por parte de su madre, doña Ana María, solo que ella, tuvo por abuelo a una persona originaria de aquí, de La Barca, don Juan Gallaga Mandarte y de la Mora, nacido, por cierto, el 4 de febrero de 1703.
Es por eso que a don Miguel Hidalgo le unen lazos sanguíneos, aunque lejanos, con uno de los personajes más controversiales de La Barca, Juan Francisco Velarde de la Mora, el mítico “Burro de Oro” que si bien apenas contaba con un año de edad cuando el ejército Insurgente pasó por aquí, si estaba en la localidad su tío abuelo, don Juan José de la Mora y Palma, acaudalado terrateniente de la zona de la Ciénega de Chapala y el valle de Zamora.
Y sabedor, el cura Hidalgo, de las consecuencias que seguramente traería su presencia y su parentesco con los De la Mora, se aloja en otra casona, no en la de sus parientes, sino en el otro portal, según lo dice la Enciclopedia de los Municipios de México: “y… de paso a Guadalajara, llegó a La Barca donde se alojó en una finca del portal Morelos que perteneció a Agustín Hernández y en los últimos tiempos a Miguel Ochoa en la misma casa se hospedó en febrero de 1803 el obispo Cabañas”.
Al día siguiente, sábado 24 de noviembre, quiero pensar que salieron temprano, les esperaba una jornada si no muy larga, si con un buen número de escalas, Jamay, (llamada en el registro de Cabezas de Águila como Ojo Largo), Santiago de Ocotlán, Zapotlán del Rey, Poncitlán para llegar a la riquísima hacienda de Atequiza.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Teremendo, municipio de Morelia, Michoacán. Cabeza número 103
Larga fue la jornada del día 17 de noviembre de 1810. La salida del ejército Insurgente con Hidalgo a la cabeza cruzó varios poblados de Michoacán luego de dejar Valladolid. Continuó por Itzícuaro, Cuto y Coro llegando antes de caer el sol a Teremendo, población de indios tarasco que guardaban sus ancestrales costumbres.
Teremendo con ese fuerte carácter que imprimen las poblaciones indígenas sigue aun en la actualidad siendo habitado principalmente por descendientes purépecha, aun se habla la lengua y dentro de sus vestigios encontramos en pie la huatapera, el edificio que, desde que don Vasco de Quiroga se estableció en Michoacán, fue designado como hospital de indios.
Hemos visto cuan importante fue la estancia de don Miguel Hidalgo en Valladolid y de los agravios de que fueron objeto los españoles, pero hubo algo más que sucedió durante esa estancia, la respuesta que el cura de Dolores diera al edicto de Excomunión que sobre él pesaba.
Durante su estancia en Valladolid, Hidalgo “redacta un manifiesto en contestación al edicto promulgado por el Santo Oficio en el cual se le hacen diversos cargos, particularmente el de herejía, disponiendo sea leído en todas las iglesias, en él destruye los cargos que se le imputan y a la vez justifica las causas que provocaron la proclamación de la independencia; diafaniza en la réplica que hace al edicto en referencia su profesión de fe católica; destituye uno por uno los cargo que, la inquisición le formula; ataca a los españoles dando a conocer los medios de que se valen para conservar el dominio que tienen sobre las riquezas del suelo mexicano y finalmente hace un llamado a todos los americanos (nacidos en
“Pide también la integración de un Congreso de Representantes de todas las ciudades, villas y lugares de
Conservar nuestra religión.
Dictar leyes que beneficien al pueblo
Que destierren la pobreza
Que evite la extracción del dinero de nuestro suelo
Que fomenten las artes y las industrias y
Que impulsen el uso y la producción de las tierras del País.
Por ultimo convoca a una junta de Oficiales para organizar un nuevo ejército.” (1)
El cura Hidalgo pasó la noche en esta comunidad, en la casa ya casi en ruinas que se ubica en el que actualmente se denomina Portal Melchor Ocampo en el número 23. Se dice que la casa era propiedad de Tiburcio Delgado, para luego pasar a manos de Cipriano Tapia, quien la heredara a su hijo, Ernesto Tapia.
Y es en Teremendo que encontramos a un personaje más que participó en la lucha de Independencia, que fuera olvidado por la historia y que ahora, debido a los festejos del Bicentenario está siendo rescatado, el padre José Guadalupe Salto.
Para leer más sobre el padre Salto, entra aquí:
http://www.lajornadamichoacan.com.mx/2008/05/11/index.php?section=cultura&article=014n1cul
Fuentes:
1.- Jiménez de