jueves, 10 de febrero de 2011

Animos decaídos y falta de agua. El recorrido por el altiplano potosino.

Seguimos recorriendo, desde la distancia, el territorio del altiplano potosino y seguimos en la lectura de Pedro García, el que acompañara al cura Hidalgo desde su salida de Dolores y fuera testigo presencial de los hechos. Hoy abordaremos el tema del agua, de la escasez que tuvieron una vez que abandonaron el llamado "jardín de la Nueva España" y se introdujeron al árido territorio del norte, en la antigua y agresiva tierra Chichimeca, en el hinóspito desierto...

"Hallándonos acampados al raso, pues no había facilidad de más comodidades, y sufriendo en esa noche un frío atroz, en que fue necesario hacer uso del rastrojo que llevaban las carretas, pues era necesario hacer fogatas para que se calentara la tropa y para negocios de cocina. En esto y forraje para las cabalgaduras y mucha porción de mulas de carga y tiro se consumió una gran parte del rastrojo quedando tan poco que no era suficiente ni para una jornada. Ya empezábamos a sentir la falta de agua, pues la que se previno en barriles y guajes, de que los más iban provistos, había concluido ya.

Las cabalgaduras, como debe suponerse, sufrían de doble modo esta escasez. Ese día debíamos tocar el tanque de la Boca, en cuyo punto se decía habría agua suficiente. Llegamos a este paraje algo tarde, porque la marcha ya no era tan desahogada y se había emprendido ya muy adelante el día. El tanque, que era nuestra esperanza, lo encontramos hecho un lodo, de suerte que para saciar la sed era necesario poner un paño y chupar la que se filtraba . Las cabalgaduras no se dejaron llegar hasta pasada la operación anterior, y esto sin permitir pasaran de la orilla, pues se advirtió un charquito pequeño que bien podía servir en la noche, teniendo que atravesar en cueros el gran fango que lo circundaba. Por tal circunstancia se determinó mandar a un paraje a traer agua nueva un hatajo de mulas con barriles, para surtirnos de aquella grande falta .

Llegó por fin aquel recurso para nosotros tan deseado, se distribuyó proporcionalmente, y las cabalgaduras se obligaron a media ración. Sin embargo, hubo algunos que, temiendo otra escasez, satisfacieron más de lo que debían su necesidad y tuvieron malos resultados. No puede dejarse en silencio una circunstancia digna de atención por la grande influencia que ejercía en la parte moral. Aquella juventud, educada por los primeros caudillos, llena de energía, poseía una grande alma; de una fibra de buen temple, despreciando nuestras desgracias y reveses, echando a la burla nuestros más grandes sufrimientos, no dejaba de conocer que solo con el entusiasmo, sin la cooperación de un orden diverso y una estricta disciplina , no podíamos llegar al fin deseado. Se lamentaban los muchos elementos perdidos por nuestra inexperiencia. Se sentían ya las consecuencias de algunas defecciones, hijas de una confianza sin límites. No se creía posible que un mexicano se acomodara con la fea nota de refractario. Sin embargo, estos delitos no carecen de disculpa, pues en esa época estaban en movimiento, y con bastante actividad, todos los resortes que por muchos conductos ponía en juego el gobierno virreinal para desacreditar nuestra causa". (1)

Fuente:

1.- García, Pedro. Con el cura Hidalgo en la guerra de Independencia. SEP/FCE. México, 1982.

2 comentarios:

  1. Que región Potosí!!! Hace 10 años tuve la suerte de recorrer toda Sudamérica, partí de un Apartamento en Buenos Aires y terminé en Paramaribo.
    Realmente Bolivia me pareció una tierra única, muy distinta a cualquier otro país sudamericano.
    Saludos

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  2. Estimado Gonzalo:

    No dudo que el territorio potosino del que hablas deba ser interesante... solo que, estamos hablando de una diferencia de tantos como 6 o 7 mil kilómetros, pues el potosí al que me refiero es el mexicano que se llama San Luis Potosí y en donde, al igual que en Bolivia, los españoles encontraron minas de tal riqueza que a las dos las nombraron igual: Potosí.

    Saludos

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