lunes, 12 de marzo de 2012

La imagen de Guadalupe en el Santuario de Atotonilco.

La historia es por demás conocida. Que fue en la tarde del 16 de septiembre de 1810 que Hidalgo entra al Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco y toma de allí un cuadro de la virgen de Guadalupe y, clavándolo en una lanza, lo usa a manera de estandarte y de bandera para el movimiento Insurgente. Este, al igual que muchos capítulos de la Historia de México se han ido mitificando al grado tal que no sabemos si fue cierto o si al paso del tiempo la idea ha ido fructificando a tal modo que se da por hecho el acontecimiento. Al leer a Jorge F. Hernández nos damos cuenta de que hay una "pequeña" discrepancia entre la historia oficial, la de bronce, y la historia real de los acontecimientos. En la fotografía vemos la Capilla de Nuestra Señora del Rosario en el Santuario de Atotonilco, lugar de donde, se dice, fue tomada la imagen de la guadalupana y convertido en estandarte.


"La sacristía no sólo se hace eco del pasado al guardar pinturas y copones. En el interior del lugar se escenificó el hecho que le ha dado más fama al Santuario de Atotonilco. Cuando Hidalgo tomó de aquí el estandarte de la Virgen de Guadalupe, legó a la sacristía una anécdota en letras de oro, dio ocupación a la pluma de los historiadores monumentales y muchas posibilidades a los amantes de las estatuas patrias.

Cuando Hidalgo interrumpió los postres en la hacienda de la Erre, brindó porque ya se le había puesto el 'cascabel al gato' con el grito que encabezó en Dolores y se encaminó a la Villa de San Miguel. Para ese entonces el Santuario de Jesús Nazareno ya contaba con la fama de santidad de su fundador, estaba totalmente construido y gozaba de considerable afluencia de peregrinos y ejercitantes. El relicario de oración y recogimiento ya tenía miles de adeptos por todos lares y estratos. Entre los insurgentes abajeños, antes de que Hidalgo se convirtiera en "visitante distinguido", ya existía la presencia de Atotonilco en sus entrañas, ya sea por los ejercicios, por la devoción, por las peregrinaciones o de oídas.

De hecho, ocho años antes del célebre 16 de septiembre de 1810, cuando el cura párroco de Dolores encontró ahí bandera contra los gachupines, don Ignacio Allende ya había pasado por Atotonilco con otro tipo de empresa".

Pero Benito Arteaga da otra versión de los hechos apoyándose en el dicho de una testigo presencial: "Lo que sucedió, según nos ha referido la señora doña Juana González, hermana del padre Remigio González, que a la sazón era el capellán de dicho santuario, y vive aun, es lo que sigue: que mientras los expresados Allende, Hidalgo, Aldama, Abasolo, etc., etc., etc. tomaban chocolate en la sala no habiendo ido ni tenido motivo para ir a la sacristía, ni aun el de la curiosidad, por ser bien conocido de todos el santuario, uno de los rancheros de aquella multitud, pidió una estampa de Guadalupe, a Doña Ramona Zapata, que vivía como otras, con el nombre de beatas en la propia casa..., la que en efecto, le dio; que vista por otros que lo acompañaban, la pusieron en un asta, no de lanza, sino de un tendedero de ropa que había en el patio, y que salieron con ella gritando: ¡Viva Nuestra Señora de Guadalupe y mueran los gachupines!

La misma señora dice, que al oír aquel estrépito y clamoreo, salieron Allende e Hidalgo , con el padre capellán y otros, pero que atendiendo al entusiasmo que se apoderó de aquellas gentes, y que se aumentaba con la presencia de ellos, no obstante su silencio se volvieron a la sala juzgando que aquella devoción y aquel entusiasmo sería momentáneo, lo cual no sucedió, pues desde entonces así aquella multitud como las partidas que la siguieron en la insurrección, conservaron por algún tiempo la costumbre de llevar consigo y vitorear alguna imagen de Guadalupe." (2)

"Posiblemente en silencio, desde la sala, Hidalgo toleró que las gentes se abanderaran con la imagen guadalupana; también es posible que habiendo continuado los brindis de la Erre, con chocolate o vino de consagrar, en la sala o en la sacristía, Hidalgo haya continuado los gritos que había lazado la noche anterior y levantando él mismo el estandarte. El caso es que en la "desaparición" del estandarte y la boda de Allende con la viuda De las Fuentes son los dos sucesos monumentales del Santuario de Atotonilco que le han valido aparecer en las historias patrias. Son los dos hechos laureados y bronceados que han motivado comitivas presidenciales y placas recordatorias". (3)

Fuentes:


1.- Hernández, Jorege F. La soledad del silencio. Microhistoria del santuario de Atotonilco. FCE. México, 1991.


2.- Arteaga, Benito Abad. Correcciones a la Historia de México. San Miguel de Allende, 1862; citado por Mercadillo Miranda, José. El venerado e histórico Santuario de Atotonilco, Guanajuato, 1984. Citado por Hernández Jorge F. La soledad del silencio. FCE. México, 1991.


3.-Hernández, Jorge F. op. cit.




2 comentarios:

  1. Más anécdotas interesantes, aunque (en mi humilde entender) me parece que no se completo alguna anotación acerca de Allende sobre el que al final mencionas "su boda con la viuda". Aunque por la rica extensión del blog quiza eso ya lo has mencionado en una entrada anterior. Gracias y saludos Benjamín.

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    1. Frank:

      Efetivamente, más nos adentramos, más anécdotas desconocidas (o no muy difundidas) encontramos. El asunto de la boda de Allende es que él casó con una viuda, ella era viuda de un Aldama, Benito Manuel; lo curioso del caso es que a los seis meses de la boda ella muere y él queda viudo. Pero como era joven, inquieto, apuesto y galano era bien solicitado. Tenía una amasia, Antonia Herrera -se dice que de Salamanca, dado aun no confirmado- con la cual tuvo un hijo, Indalecio de nombre, que fue registrado cristianamente, usando el apellido Allende. A sus insipientes 17, Indalecio, había sido ya nombrado General del Ejército Insurgente, y es a él, precisamente, que le cae el balazo cuando Elizondo los atrapa en Acatita de Baján... las cosas no terminan allí, Indalecio murió en brazos de su padre, quien intento quitarse la vida en ese momento, el otro que queda herido fue Joaquín Arias, el de Yuriria, muere al día siguiente...

      Más datos aquí:
      http://cabezasdeaguila.blogspot.com/2011/04/indalecio-allende-y-antonia-herrera.html

      Saludos

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