Hacía tiempo no tocaba el tema de las imágenes religiosas, específicamente las representaciones marianas que tuvieron especial importancia durante la Guerra de Independencia. El caso por todos sabido es el de la Virgen de Guadalupe cuya imagen fue bandera del lado Insurgente, al que agregamos el de la Virgen de los Remedios en el bando Realista. Estas fueron las dos imágenes que [casi] se enfrentaron en cada batalla. Pero no fueron las únicas, debemos agregar a Nuestra Señora de la Luz en Salvatierra, la misma advocación pero en León, así como Nuestra Señor de Guanajuato y, si mal no recuerdo la Virgen de los Dolores en Acapulco… solo por mencionar algunas. A todo este elenco agregamos hoy a Nuestra Señora de Zapopan, no en Guadalajara, sino en Monclova, Coahuila:
El mismo día del inicio del movimiento de Independencia, esto es, el 16 de septiembre de 1810 y de paso para San Miguel el Grande, en el Santuario de Atotonilco, Guanajuato, el padre Hidalgo “casualmente” vio en la sacristía un cuadro de la virgen de Guadalupe, y creyendo que le sería útil apoyar su lucha en devoción tan acendrada a esa imagen, la hizo suspender en el asta de una lanza y vino a ser la bandera de su lucha, por lo que desde ese momento, a los gritos de guerra de su ejército se unió el de ¡Viva la Virgen de Guadalupe!
Sin embargo, para los desplazamientos posteriores el favor divino no estuvo exactamente del lado de los caudillos y del ejército insurgentes, Monte de las Cruces y Puente de Calderón rápidamente marcaron el destino del movimiento.
Antes, en las postrimerías del siglo XVII, había llegado a las desérticas y frías provincias nororientales una devoción mariana iniciada en Jalisco por dos frailes franciscanos que, posteriormente y a causa de una epidemia de viruela, el obispo Juan Santiago León y Garavito propagó hasta las más septentrionales poblaciones del extenso obispado de Guadalajara. La pequeña imagen de caña de maíz de menos de medio metro, en principio fue reconocida como La Pacificadora, ya que con su intervención se lograba atemperar los feroces ánimos de los indios del Mixtón. Sus milagrosos prodigios le concedieron el título de Nuestra Señora de la Expectación, declarándosele patrona de Guadalajara “contra tempestades, rayos y epidemias”.
En Santiago de la Monclova, capital de la provincia de Coahuila, la devoción a la réplica de la imagen que de León y Garavito heredó a la provincia y que llegó con el gobernador Francisco de Cuerbo y Valdés en 1698, se propagó entre la población que la reconoció como Nuestra Señora de Sapopan, y ya que esta fue la devoción criolla más difundida en la provincia, a ella recurrieron las élites económica y política en 1811 como su protectora contra el “ynfame yugo de la ynsurrección”.
El movimiento insurgente, que no acertaba ni en el Bajío, ni en el Centro, ni en el Occidente novohispano, volteó hacia el Norte desértico, hacia la “garganta de la gentilidad” donde les aguardaba la última y definitiva derrota.
La Junta de gobierno que se había constituido en la ciudad de Monclova, había prometido reconocer como Patrona de toda la provincia la “imagen que bajo el título de Nuestra Señora de Sapopan se venera en esta ciudad”. Las circunstancias jugaron a favor de los notables y devotos criollos norteños que les concedieron el 21 de marzo de 1811 un rotundo triunfo contra los “generales” insurgentes encomendados éstos al amparo de la Virgen de Guadalupe. Por este triunfo se comprometieron en adelante cada 21 de marzo “dar anualmente las gracias a María Santísima de Sapopan, por medio de una función de misa cantada solemnemente”. Ya sea por esta razón o por la restitución que luego se hizo al honor de los principales caudillos insurgentes, desde entonces esta fecha es fundamental en el calendario cívico de la ciudad de Monclova.
En Guadalajara, sin embargo, esta misma imagen es reconocida como La Generala, en reconocimiento a que el 13 de junio de 1821, no se derramó una gota de sangre al unirse las fuerzas de Pedro Celestino Negrete con las de Agustín de Iturbide y proclamar la Independencia de México.
En esta sección de Nuestros Acervos, transcribimos en su ortografía original la consagración de la provincia de Coahuila a la “Generalísima de las Armas”, a Nuestra Señora de Sapopan. Una versión de esta consagración fue publicada en el Boletín del Archivo General de la Nación No. 3, Tomo VIII, de 1937, sin embargo esta versión paleográfica fue realizada en el Archivo General del Estado de Coahuila.
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En la ciudad de Monclova capital de la Provincia de Coahuila, a los tres días de Abril del año del Señor de mil ocho cientos once, juntos y congregados en la casa y salón del Señor Gobernador de la Provincia coronel Don Antonio Cordero. Todos los señores que han compuesto la Junta de Gobierno de dicha Capital. Con motivo de la promesa que a nombre de toda la Provincia hizo la referida Junta de constituir por patrona de toda la provincia a la Sacrosanta Ymagen de la Madre de Dios que baxo el título de Nuestra Señora de Sapopan se venera en su santuario de esta Ciudad, el referido señor Gobernador que en este día á recibido [d]el Señor Teniente Coronel Don Simón de Errera el mando y gobierno de la Provincia de su cargo consiguiente á ordenes del Señor Comandante General; dijo a todos los señores de la referida junta en alta boz lo siguiente: Juran ustedes a nombre de toda la Provincia de Coahuila de mi cargo reconocer por Patrona y Abogada Generalísima de las Armas a la Sacratísima Madre de Dios que bajo el título e Ymagen de Nuestra Señora de Sapopan se benera en su santuario en gratitud de los Ynfinitos, y portentosos beneficios que se han recibido de su mano particularmente por el singular que acaba de executar el veinte uno del pasado alludando milagrosamente a nuestros vecindarios y tropas a sacudir el Ynfame Yugo de la Ynsurreccción que nos aprimía y a derrotar con el pequeño exercito de doscientos noventa hombres que mandaba el coronel don Ygnacio Elisondo, a todo el Exercito Ynsurgente cojiendo bivos aun Generales tomándoles toda la Artillería, plata, coches, equipajes y mas de mil y dos cientos pricioneros matando a quantos hicieron resistencia de que resultó la fuga de todo el resto del exercito que pasaba del numero de cuatro mil hombres armados, y últimamente habiendo librado su protección en el dia 28 del pasado al presente Gobernador que estaba en el cautiverio de los Ynsurgentes, y logró felismente su fuga en dicho dia, a cuias rasones respondieron unánimes todos los señores de la junta, si juramos y ofrecemos que en todos los lugares de esta provincia se den anualmente las gracias a María Santísima de Sapopan, por medio de una función de misa cantada solemnemente que se ha de desir en cada lugar el dia 21 de Marzo o en el que la justicia y autoridades por rasones particulares determinen a que contestó el Señor Gobernador jurando lo mismo y constitullendose el primer esclavo de María Santísima, y para la debida constancia Mandaron todos los señores de dicha junta se agregase a esta acta una relación de todos los Yndividuos que concurrieron en Baxan a la referida acsion diferenciándose los vecinos y los Militares en dos distintas listas esprecibas de los sujetos que octubieron mando o comisión en dicho ataque lo que firmaron para su debida constancia. Con los Gobernadores presentes.
=Antonio Cordero = Simón de Errera =Ygnacio Elisondo =Tomas Flores = Macario Basques Borrego= Juan Francisco Monte Mallor = Bachiller Juan Nepomuceno de la Peña= Matias Ximenes= Jose de Rabago = Melchor Sanches Navarro= Miguel Sanchez Navarro Palan, José Miguel Sánchez Navarro, José Miguel de la Garza.
Fuente:
Rodríguez Gutiérrez, Francisco. De nuestros acervos. En Archivo General del Estado de Coahuila. Boletín Digital. 1a. época. julio-septiembre 2009. Número 1, pp. 72-78
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