De que San Jerónimo Araceo haya sido paso del ejército Insurgente está en duda, más aun de que Miguel Hidalgo haya pasado por aquí cuando, luego de la derrota de Aculco, se dirigió a Valladolid. Dicen algunos autores que lo hizo cruzando por la Intendencia de Guanajuato nuevamente, entrando por Coroneo, siguiendo por la Hacienda de Juan Martín para llegar a Celaya. Pero hay otros autores, entre ellos el maestro Carlos Herrejón Peredo, el más depurado biógrafo de don Miguel Hidalgo, dice que no, que el camino que tomó fue por Maravatío y Tlalpajahua.
El caso está, en que, hace ya poco más de 52 años el Gobierno que encabezaba don Adolfo López Mateos, como parte del programa de festejos del Sesquicentenario del inicio de la guerra de Independencia, decidió colocar las 260 estelas de Cabeza de Águila a lo largo de la Ruta de Hidalgo. Uno de los puntos elegidos fue San Jerónimo Araceo, en el municipio de Valle de Santiago, Guanajuato. El monumento estuvo allí hasta la década de los años 90, del siglo XX. Y sucedió que en una fiesta de Año Nuevo, un grupo de vándalos, seguramente intoxicados, colocaron cohetes en el cuello de la Cabeza de Águila, esta fue trozada en docenas de pedazos...
Del atentado las autoridades municipales de Valle de Santiago seguramente se enteraron... han pasado casi 20 años del vandalismo y nada, aun no se ha hecho nada para reponer el monumento destruido, ni aun siquiera durante el programa de conmemoraciones del Bicentenario, en el cual se incluía la reposición de las Cabezas de Águila faltantes, eso no sucedió en San Jerónimo Araceo.
El cerro del Culiacán fue mudo testigo del paso de los contingentes de Insurgentes por su rededor... y el Culiacán fue mudo testigo de los imbéciles que colocaron esas "palomas" en el monumento de la Ruta de Hidalgo.
Nota: las cuatro fotografías que aparecen en este artículo las tomé el domingo 10 de febrero de 2013.
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