Estamos por terminar el emblemático año del Bicentenario y vamos ya en la Cabeza número 149, nos faltan más de cien por visaulizar, mismas que sé, si llego a encontrar la mitad, serán muchas. Cuando llegué a la Hacienda del Pabellón y ví allí, afuera de lo que ahora es el Museo de la Insurgencia, una Cabeza de Águila pregunté si había más y nadie me supo decir nada, ni idea tenían de lo que les hablaba, a pesar de que les hacia referencia a la Cabeza que allí sigue en pie.
Pregunté de un lugar llamado Arámbula o Arroyo de Arambulas y nadie sabía de su existencia, pregunté sobre un lugar llamado Ojo de Agua y me dijero que sí, que por allí había un rancho con ese nombre pero que monumento no habían visto. Me enfilé entonces rumbo a Rincón de Romos, en el camino me pareció ver a lo lejos una Cabeza, pero el vehículo en el que iba transitaba a alta velocidad, entoces le pregunté al chofer si esa que había visto era uno de los monumentos que buscaba, la respuesta fue tajante: no sé.
Pero una persona que viajaba en el mismo vehículo me dijo, sí allí hay una, está como a dos kilómetros de Rincón. Me enfilé para allá, el chofer del taxi que me llevó no tenía idea ni de que había un monumento, mucho menos lo que representaba, como quiera llegué hasta ahí y lo pude retratar; está completo.
Este viaje por la Ruta de Hidalgo, cuando lo concebí pensé lo terminaría a la par del año 2010, pero no ha sido así, han sido algunas dificultades las que he tenido que enfrentar: falta de información, falta de fondos para viajar, el robo de mi cámara fotográfica para documentar, la caída que tuve en un autobús de rancho y las consecuencias que eso me trajo, en fin, vamos ya en la Cabeza 149, nos faltan 111, ni una más... ni una menos.
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