La zona norte del Bajío, cuna de la Independencia, con su característico paisaje de nopales y cactus. Foto de 1954 de don Alfonso Sereno.
"Fue este de los primitivos conspiradores de San Miguel, y estaba, por lo mismo, al tanto de los preparativos para la revolución. Nativo de la comarca de San Miguel el Grande, vivía en la hacienda de la Erre, en donde vivía largas temporadas, y otras en la población; asistía a las juntas que se celebraban en la casa de don Domingo Allende, y había contribuído con algunos fondos para los pequeños gastos que se habían hecho. Ignorntes de las denuncias que hubo, le sorprendió ver llegar el 16 de septiembre a los primeros jefes, acompañados de algunos centenares de hombres, y saber que ya había dado principio la revolución de Independencia. Ordenó que se les sirviese la comida allí, y como una vez terminada ésta manifestase Hidalgo su resolución de seguiradelante, Malo no tuvo inconveniente en seguir las banderas insurgentes como se había comprometido y emprendió con los demás, el camino de San Miguel. Antes de esto consiguió que el español, dependiente de su hacienda, apellidado Peniche, no fuese llevado preso; Allende consintió en dejarlo libre, con la condición de que fuese a San Miguel el Grande a conseguir que el comandante Camúñez no adoptse una actitud hostil contra los Insurgentes.
La Casa de los Conspiradores en San Miguel Allende, fotografía tomada de la Revista México en las Artes, No. 122, 1969.
"Malo siguió al ejército a Valladolid y a las Cruces, y en la acción de ese nombre estuvo a las inmediatas ordenes de Jiménez, con el grado de teniente coronel, que le había sido conferido en Celaya; mandó, con Aldama, la columna que flanqueó las posiciones de Trujillo mientras Allende atacaba de frente. Estuvo en Aculco y acompañó a los generales a Guanajuato a la defensa de cuya plaza contribuyó; y se retiró con ellos a San Felipe y a Ojuelos; allí fue designado para que en unión a Carrasco y de Mireles, que desde Dolores estaban en el ejército, sirviesen a las órdenes del mariscal Jiménez en la campaña del norte, que iba a emprender.
Sirvió bien durante toda ella, que se señaló de las demás por la ausencia de exacciones, matanzas, etc., que había en las otras; entró en el Saltillo y regresó a esperar a los caudillos a Matehuala, no volviendose a separar de ellos hasta llegar a Acatita de Baján. Cayó prisionero, pero su menor graduación hizo que no fuese enviado a Chihuahua, sino que quedase en Monclova cuando se procedió a separarse los prisioneros y se recurrió al artificio de decirles que los que eran militares lo manifestasen para que fuesen empleados en la instrucción de la tropa.
Fotografía de don Alfonso Sereno de la Hacienda de la Erre, así como lucía en los años cincuenta, en la actualidad está totalmente en ruinas.
"Fue fusilado en Monclova en compañía de Mascareñas, en los últimos días de marzo de 1811, casi sin formación de causa. A este insurgente no lo menciona ni Alamán ni Bustamante ni otros historiadores que han copiado a aquellos, y únicamente lo cita Liceaga, y su nombre se ve en la lista de los que fueron hechos prisioneros en Baján y en algún otro documento".
Fuente:
Villaseñor y Villaseñor, Alejandro. Biografías de los héroes y caudillos de la Independencia. Editorial Jus. México, 1962.
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