viernes, 15 de julio de 2011

16 de Septiembre de 1910, inauguración de la Columna de la Independencia.

En los primeros años del siglo XX se comenzó a discutir cuales serían los festejos y cuales los monumentos que darían marco a los festejos del Primer Centenario de la Independencia Nacional. El Palacio Postal, El Teatro Nacional, Palacio de Lecumberri, el Hemiciclo a Juárez, La Castañeda, la Estación Sismológica, el Panteón Nacional y la Columna de la Independencia serían las obras emblemáticas del Centenario. Algunas se inauguraron antes de 1910, otras no se llevaron a cabo y otras más quedarían inconclusas. De todas ellas, sin lugar a dudas la Columna de la Independencia se convirtió en el monumento emblemático de los festejos, esto se sabía desde un principio, razón por la cual fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910 y a la postre se conviritó en el emblema del final de una época: el porfiriato.

Siendo la obra más emblemática de los festejos del Centenario, no entiendo por qué en Wikipedia dicen que fue inaugurada por el Sub secretario de Gobernación, dejando tan importante obra a cargo de un sub secretario, no tiene sentido. En la fotografía vemos el día de la ceremonia, el correr de los reporteros gráficos y vestido de gala en su traje de General, con el gorro en mano, a don Porfirio Díaz. El monumento no contemplaba una cosa: contener los restos de los héroes pues otra de las obras que se proyectaron para el Centenario incluía el Panteón de los Héroes, en donde, como ya lo vimos, era el sitio en el que reposarían las cenizas, huesos y buenos recuerdos de don Miguel Hidalgo y demás caudillos precursores de la Independencia Nacional. Para el 12 de septiembre de 1911 la revista Nueva Era publicaba una detallada reseña del monumento.


"El estilo de la obra, por su naturaleza y por su destino, tenía que ser de una arquitectura grandiosa, a la vez que sencilla y sincera, que no perteneciese a determinada época. La columna no es griega, ni romana, y sí podría recordar los buenos tiempos de la arquitectura. Siendo moderna, es en lo posible clásica: puede tener algo de neoclásico. El carácter del monumento es glorioso y triunfal. Perpetúa el recuerdo de la lucha más brillante de nuestra historia y el de los que en aquella contienda sucumbieron. Hay en la Columna grandeza de pensamiento, belleza de forma, unidad en el plan y variedad en los accesorios: reune en feliz consorcio las condiciones de la arquitectura griega, porque es al mismo tiempo sólida y elegante, sencilla y complicada. Hidalgo es la figura central de la apoteosis de la Independencia porque el fue quien tuvo la intrepidez inaudita de acometer empresa tan grandiosa como desproporcionada por los elementos de que disponía...


"... La terraza mide 1.60 metros de altura sobre la banqueta de 10 metros de ancho. La banqueta tiene un ligero ascenso hacia el centro. La terraza es cuadrada y ostenta cuatro obeliscos, uno en cada ángulo; cada obelisco lleva cuatro grandes farolas o globos de luz electrónica y una balaustrada. El zócalo, las pilastras, las balaustradas y los obeliscos son de granito de Baveno. Las farolas son de bronce, color verde olivo claro. Dan acceso a la terraza nueve escalones en forma circular, de granito blanco, maqueado de Monte Orfano. El mosaico del pavimento está formado con mármoles de varios colores, tales como el verde de Génova y el rojo y el amarillo de Verona..." (1).

El nacionalismo se había perdido completamente, los héroes de bronce cada vez quedaban más dorados, es decir, más lejos del pueblo por el que lucharon, la historia se volvía inaccesible para la masa.

Fuente:

1.- Moyssen, Xavier. La crítica de arte en México, 1896-1921. UNAM. Instituto de Investigaciones Estéticas. México, 1999.

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