jueves, 21 de octubre de 2010

Guadalajara, Jalisco, 26 de noviembre de 1810: La entrada de Hidalgo

La imagen que se ha vuelo el ícono de Guadalajara, es, sin lugar a dudas su Catedral, aquí la vemos cuando el Sesquicentenario del inicio de la Independencia, es decir en 1960.

“Guadalajara había sido ganada por un ejército que comandaba el Amo Torres y en el que se distinguían los rancheros. Aunque en Guadalajara se dictaron los decretos sociales de mayor trascendencia los jefes Insurgentes se habían desunido. Hidalgo por un lado y sus generales criollos por el otro, habían manifestado desacuerdos. Los estaban distanciando por una parte, los excesos de las huestes que componían el ejército insurgente y su tendencia al saqueo e indisciplina y por otra la inclinación política de Hidalgo, que propugnó por transformaciones sociales cada vez más profundas : abolió la esclavitud y el tributo, emitió leyes que favorecieron los intereses de los americanos y dictó un decreto agrario que ordenó la devolución de las tierras de comunidad arrendadas por la corona, prohibiendo esta práctica en el futro”. (1)


En este grabado tomado del libro México a través de los siglos, vemos la Catedral de Guadalajara en el siglo XIX.

Don Miguel Hidalgo y Costilla durmió la noche del domingo 25 de noviembre en San Pedro Tlaquepaque, para el lunes 26 se disponía, temprano por la mañana, para salir a Guadalajara, distante tan solo una legua. El reporte oficial de la entrada de Hidalgo a la capital de la Nueva Galicia es el siguiente:

Relación de la entrada del Serenísimo Señor Generalísimo del Ejército Americano a la Ciudad de Guadalajara, capital del nuevo reino de Galicia, la mañana del 26 de Noviembre de 1810.


En esta estupenda toma vemos la Catedral de Guadalajara iluminada en ocasión de las fiestas del Bicentenario.

Reunidos en la misma casa, los propios cuerpos, comenzaron a desfilar todos los regimientos de caballería, parcialidades de los pueblos circunvecinos y por su orden los referidos tribunales, en magníficos coches. A su continuación seguían los Batidores, luego Artillería, presidida de un trozo de músicos, después formados en dos alas, los Señores Brigadieres, Coroneles, Sargentos Mayores, Capitanes y Alférez siguiendo a 3 personajes, que conducían las banderas y estandartes, y en medio de esta comitiva, el coche de Su Alteza en el que acompañaban al Señor Teniente General Don Mariano Balleza, el Exmo. Sr. Gobernador político Don José María Chico, y el Señor Lic. Don José Reynoso, Gentil hombre nombrado por la Real Audiencia y Ayuntamiento, para la conducción de Su Alteza. Luego seguía otro golpe de música, a la caballería de otros Regimientos de Dragones que cubrían la retaguardia, siendo innumerable la gente que rodeaba esa comitiva, en coches y caballos, con el innumerable pueblo que por toda la estación insensatamente clamaban por la vida de Su Alteza.


De este modo fue conducido hasta la puerta principal de la Santa Iglesia Catedral siendo exquisito el gusto en el adorno no solo de las calles de su tránsito, sino en toda esta Ciudad, así como el estruendo de todas las iglesias con sus repiques, unidos con la Artillería: el Cabildo Eclesiástico recibió a Su Alteza en el atrio de la Iglesia, en cuya puerta tomó el agua bendita habiéndose dispuesto para el efecto un altar portátil, y luego conducido al Altar mayor, hizo oración, y bajo a sentarse en el dosel, ínterin se entonaba en el coro a toda orquesta el Tedeum, y las oraciones que revestido de capa entornó el Deán.


Así lucía en el siglo XIX el palacio donde se hospedó el Padre de la Patria durante su estancia en Guadalajara.

Concluida esta ceremonia, se condujo con el mismo acompañamiento al Real Palacio, en cuyo salón principal, magníficamente adornado y bajo de dosel, tomó asiento Su Alteza para recibir al B.M. de todos los cuerpos, y de la oficialidad y nobleza, manteniéndose el repique general de campanas y salvas de artillería ínterin desfilaron por el frente del palacio, las tropas, haciendo los debidos honores a Su Alteza.


Así luce actualmente el Palacio de Gobierno del Estado de Jalisco.

Se sirvió un magnífico banquete de más de ciento veinte cubiertos y luego se regresó Su Alteza del palacio se sirvió a la noche en los mismos términos un exquisito refresco. En esa noche, y en las dos siguientes se iluminó toda la ciudad con cera y aceite y en la primera se dio una función en el Coliseo donde al entrar Su Alteza fue recibido por todo el pueblo con una viva general a que correspondió Su Alteza con demostraciones de la mayor ternura. Se representó en el teatro una pieza dramática en su elogio, y en cada escena vitoreaban el pueblo a Su Alteza manifestando todos su regocijo en la franqueza con que llenaron las tablas de monedas de oro y plata para premiar a los autores del cortejo con que obsequiaban al Señor Generalísimo, cuya vida guarde Dios por muchos años para amparo de la Nación Americana.


El Mercado Libertad, obra emblemática de las fiestas del Sesquicentenario, hace ya 50 años en Guadalajara.

Cuartel General de América en Guadalajara, Noviembre 28, 1810.

Nota: Todo el cortejo debido a Su Alteza en esta entrada pública fue procurado por el Sr. Brigadier D. José Antonio Torres, Primer Jefe que entró con sus tropas a esta capital a tomar posesión de ella a nombre de Su Alteza.

Todo lo referido, y aun los convites para la proclamación del Príncipe del Señor Generalísimo y su entrada, consta de impresos en Guadalajara”. (2)


Vista general de Guadalajara en el siglo XIX. El grabado fue tomado del libro México a través de los siglos.

Fuentes:

1.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960.

2.- Hernández y Dávalos Juan E. Historia de la guerra de Independencia de México. Tomo I. Comisión Nacional para las Celebraciones del 175 aniversario de la Independencia Nacional. México, 1985

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