sábado, 23 de octubre de 2010

Pascasio Ortiz de Letona, mariscal de campo y embajador Insurgente en los Estados Unidos

Hidalgo, sabedor de la necesidad de apoyo del que se perfilaba ya como potencia mundial, los Estados Unidos, decide nombrar un embajador que lo represente ante esa nación. La responsabilidad cae en el guatemalteco Pascasio Ortiz de Letona (1775-1811), dándole el nombramiento a las pocas horas de haber comenzado con la ejecución de los 200 españoles en la barranca de Huentitán.

“Deseoso de conseguir un apoyo en el exterior, y considerando que éste sólo podía venir de los Estados Unidos, tanto por su vecindad, como porque ya se empezaban a juzgar solidarios los intereses de todo el continente, el 13 de diciembre nombró representante diplomático ante aquel país, a don Pascasio Ortiz de Letona, dándole —poder y facultad en la más amplia forma" -rezaba la credencial- para que pudiera "tratar, ajustar y arreglar una alianza ofensiva y defensiva, tratados de comercio útil y lucroso para ambas naciones," y firmar "cualesquiera artículos, pactos y convenciones conducentes a dicho fin." El documento, firmado de mano de Hidalgo, lo reforzaban con sus firmas Allende, el Ministro de Gracia y justicia y los oidores de la Audiencia, refrendándolo, además, el Primer Secretario de Estado y del Despacho.

Ortiz Letona era un joven guatemalteco muy aficionado a las ciencias naturales, especialmente a la botánica, que radicado en Guadalajara, se había unido a los insurgentes desde el primer instante, obteniendo el grado de mariscal de campo. Púsose en marcha sin tardanza; pero días después, caminando por la Huasteca, fue aprehendido por sospechoso en el pueblo de Molango al cambiar una moneda de oro, y habiéndosele registrado se le encontraron las cartas credenciales, por lo que se dispuso conducirlo a la Capital a la que no llegó porque temeroso de lo que le esperaba prefirió suicidarse antes de llegar a ella. (1)


El documento que Hidalgo le entrega a Ortiz de Letona decía: “Teniendo entera confianza y satisfacción en Vos, D. Pascasio Ortiz de Letona, nuestro mariscal de campo y embajador de nuestro cuerpo cerca del Supremo Congreso de Estados Unidos de América, hemos venido en elegiros y nombraros, dándoos todo nuestro poder y facultad en la más amplia forma que se requiere y sea necesaria, para que por Nos y representando nuestras propias personas y conforme a las instrucciones que os tenemos comunicadas, podáis tratar, ajustar y arreglar una alianza ofensiva y defensiva, tratados de comercio útil y lucroso para ambas naciones y cuanto más convenga a nuestra mutua felicidad, accediendo y firmando cualesquiera artículos, pactos o convenios conducentes a dicho fin: y nos obligamos y prometemos en fe, palabra y nombre de la nación, que estaremos y pasaremos por cuanto tratéis, ajustéis y firméis a nuestro nombre y lo observaremos y cumpliremos inviolablemente, rectificándolo en especial forma; en fe de lo cual mandamos despachar la presente, firmada de nuestra mano, y refrendada por el infrascrito nuestro consejero y primer secretario de Estado y del despacho…”. (2)


La detención de Pascasio Ortiz se hace en el poblado de Molango, en el actual estado de Hidalgo, enclavado en plena zona Huasteca, al norte de Pachuca, de allí es llevado a la ciudad de México para ser enjuiciado, sabedor de lo que le esperaba se suicida poco antes de llegar a la villa de Guadalupe (3). “Posteriormente, se intentaron nuevos contactos con las autoridades políticas en Washington, en busca de la solidaridad y ayuda material para alcanzar la independencia. El sustituto de Ortiz de Letona, el licenciado Ignacio Aldama, nombrado por Allende, fue enviado de igual forma a Estados Unidos con barras de plata, "con el propósito doble de que adquiriera armamento y hombres útiles a la campaña", acompañado por el franciscano Salazar, pero fue capturado en el camino y más tarde fusilado en Monclova por el ejército realista. Entonces Hidalgo dio nombramiento al coronel José Bernardo Gutiérrez de Lara con el mismo objetivo que había sido enviado Aldama. "Había que atravesar las vastas tierras de Texas, de Arkansas, de Tennessee, de Kentucky y de Virginia, escalar montañas, pasar ríos y pantanos, y tras de mil dificultades llegar a Washington".


Fue así como prosiguió su viaje para entrevistarse con James Monroe. En una conversación sostenida entre el coronel, tercer enviado mexicano, y James Monroe, entonces secretario de Guerra estadunidense, éste último argumentaba que su gobierno apoyaría "con toda su fuerza la revolución de las provincias mexicanas." Dicho apoyo consistiría en proveer armas, municiones y soldados a cambio de que los insurgentes mexicanos "establecieran una constitución similar a la estadunidense y sólo así se admitirían en la confederación estas repúblicas." De esta manera se le manifestaron también a Gutiérrez Lara las ambiciones expansionistas estadunidenses y su interés por adquirir los territorios que se segregasen de España. (4)


Fuentes:

1.- Castillo Ledón, Luis.

2.- Alponte, Juan María. Columna "México y el Mundo" del periódico El Universal. Dmingo 23 de septiembre de 2007.

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/74980.html

3.- Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=2370

4.- Lopez-Bassols, Hermilo. Los primeros insurgentes y su diplomacia (III-V) artículo publicado en El Sol de México. 27 de agosto de 2010

http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n1760457.htm

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