jueves, 7 de julio de 2011

Los restos de Hidalgo en la Catedral de México, sus cambios de altar.

El testimonio que deja Carlos María Bustamante en su Diario Histórico es de que fue depositada la urna conteniendo los restos de los héroes en la Capilla de San Felipe de Jesús, recordamos que hay un momento en el que dice que ese magno sermón del doctor Algándar, Diputado por Valladolid, cuya duración fue de poco más de una hora, no fue escuchado cabalmente por Bustamante pues, dice, "nada puedo decir del mérito de esta pieza de oratoria, porque colocado detrás de la pira, en ella quebraba la voz". Agregamos a eso la multitud que se arremolinaba en torno al altar mayor de la Catedral, seguramente Bustamante tenía un lugar preferente, tal vez de primera o segunda fila, sin embargo, sabiendo del comportamiento de nuestros compatriotas, quizá no reinó el completo orden y de allí que se confundiera el sitio exacto de donde se depositaron los restos, por cierto, habrá que corregir una cosa: en ese año, 1823, Felipe de Jesús no era aun santo, era beato, ya que su beatificación se dio el 14 de septiembre de 1627; su martirio ocurrió en Nagasaki, Japón, el 5 de febrero de 1597, cuando contaba apenas con 25 años de edad, fue beatificado luego del paso de 30 años más. Finalmente sería canonizado el 8 de junio de 1862, en plena efervescencia eclesiástica a causa de las Leyes de Reforma, especialmente de la Leyes de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos.

En este grabado de la época, vemos los festejos ocurridos en la ciudad de México cuando la Beatificación de Felipe de Jesús, el protomartir mexicano, en la escena vemos al fondo el templo de Santo Domingo y del lado derecho la Catedral cuando aun estaba en construcción (apreciación personal). Con ello damos cuenta de la importancia que tenía para la Nueva España el tener a su primer beato y para la nueva nación mexicana que se declaraba abiertamente católica, luego de la virgen de Guadalupe, el más importante en esa cosmovisión era, sin lugar a dudas, Felipe de Jesús. Pero, en el estupendo trabajo de Carmen Saucedo Zarco, encontramos que "los restos son llevados de la Iglesia de Santo Domingo a la Catedral en sesión solemne "[...] y se condujeron las cenizas a la Capilla de la Cena donde quedaron insepultas sobre el carro que vino [...] Sin embargo Carlos María Bustamante afirma que "la procesión de los huesos (llegó) hasta la Capilla de San Felipe de Jesús, el mexicano, donde quedaron depositados"...(1) La autora señala que en el Acta de Cabildo del día de las exequias (vol70, f.285v) se menciona que fue en la Capilla de la Cena y no la de San Felipe de Jesús, que por cierto, están continuas, en donde se hizo el depósito y que..."actualmente la capilla se llama de Nuestra Señora de los Dolores por una pintura de ésta advocación donada por el arzobispo Labastida" (2).

Al respecto vemos lo que dice Josefina Muriel: "Fue el arzobispo Labastida quien ordenó que se quitase de allá el cuadro de La Cena y con él la capilla a la Cofradía, pasando sobre la tradición y la palabra de todos los arzobispos de México que lo habían precedido, para colocar en su lugar una imagen de la Virgen de los Dolores, cuyo mérito era el de haber pertenecido al emperador Maximiliano". (3)

En este diagrama obtenido en el sitio www.planetware.com nos hará entender mejor los cambios que se dieron 75 años dentro de la propia Catedral de la urna que contenía los restos de Hidalgo y los demás "campeones de la libertad". Vemos al centro en la parte media alta, lo que es el altar mayor, lugar en donde se ofició con la debida solemnidad la función fúnebre. Al lado del Evengelio, es decir, del lado izquierdo, vemos la Capilla de San Felipe de Jesús, marcada con el número 12 y debajo de ella, con el número 13 aparece la Capilla de La Cena; como vemos, son continuas. Al fondo, del diagrama, en la parte central vemos el número 10 que corresponde al Altar de los Reyes; en este sitio fue donde, el 20 de septiembre de 1823, apenas tres días luego del magno oficio, fueron depositados en la bóveda utilizada para los Virreyes de la Nueva España. Fianlmente el 30 de julio de 1895 serían nuevamente trasladados, esta vez a la Capilla de San José, que aparece señalada con el número 16. Ese día se recordaba el 84 aniversario de la ejecución de don Miguel Hidalgo.

En la fotografía vemos el altar mayor de la catedral de México como luce actualmente y leemos en el Diario Histórico de Bustamante que para el jueves 19 de septiembre "el presidente de la comisión del Congreso ha entregado hoy la llave de la urna sepulcral de los primeros libertadores de ésta América, al Sr. Presidente del Congreso; en el acto pronunció una oración congratulatoria por este acontecimento dicho Presidente." (4). Este mismo día "en sesión el Cabildo Catedral señaló la necesidad de dar sepultura a los restos de los héroes de la Independencia "que aun permanecen sin sepultura en la Capilla de La Cena y acuerdan manifestarlo al Supremo Gobierno. En su voto particular, el canónigo González Araujo urge a que se sepulten "para evitar que se repita lo que se ha notado, y es que venga gente del vulgo a hincarse ante ellos como si fueran reliquias de santos". (5)

El sábado 20 de septiembre de 1823 se celebra la ceremonia del grito, presidida por Vicente Guerrero en su calidad de presidente del Triunvirato, pero arenga Michelena, ya que, según dice Bustamante, "sabe mucho de matar y poco de arengar". Mientras tanto "los canónigos Bucheli y Villaurrutia, en su entrevista con el Jefe Político, dijeron que "convenía en que se depositasen los restos de los primeros Jefes de la Independencia en alguna bóveda de la Iglesia mientras que se les hace el monumento acordado por el Soberano Congreso y habiéndose tratado sobre el particular se acordó que a las doce del día de hoy el P. Sacristán Calderón verifique el depósito de ellos en la bóveda donde se sepultó el cadáver del Señor O'Donojú". (6)

El tránsito de los "venerables restos" no terminará allí, harán un movimiento más dentro de la Catedral y luego saldrán de allí, eso lo veremos más adelante. En la fotografía vemos la urna donde descansan los restos de Agustín de Iturbide, estos, efectivamente, están en la Capilla de San Felipe de Jesús, los cuales en 1838, por órdenes de Bustamante, en este caso Anastasio, presidente de México, fueron trasladados a la Catedral y colocados en la mencionada Capilla, mientras que los de Hidalgo descansaban ya en el Altar de los Reye, quizá fue que, al paso del tiempo, se cofundieron las referencias y se dijo que los de Hidalgo habían estado en la Capilla de San Felipe de Jesús, esto pudiera ser la razón de la confusión.

Fuentes:

1.- Saucedo Zarco, Carmen. Apuntes para una historia de los restos mortales de los Héroes de la Independencia. Itinerario crítico de los restos de los héroes de la Independencia de México. INEHRM. México, Mayo, 2010.

2.- Rivera Cambas. México pintoresco, artístico y monumental. Editorial del Valle de México, Vol I. p.55, ed. facs. (1880) citado por Saucedo Zarco.

3.- Muriel, Josefina. La capilla de La Cena en la Catedral de México. Estudios de Historia Novohispanos, edición electrónica. México, 1970.

4.- Bustamante, Carlos María. Diario histórico de México. Primera Edición arreglada por Elías Amador. Tip. de la Escuela de Artes y Oficios de la Penitenciaría, a cargo de J. Ortega. Zacatecas, 1896.

5.- Saucedo Zarco. Op. cit.

6.-Saucedo Zarco. Op. cit.

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