Mapa del rancho de San Joaquín de las Calabazas, municipio de Acatic, Jalisco. Data de 1896. Colaboración de Sergio A. Cárdenas.
Jueves 17 de Enero de 1810. Mientras los franciscanos aseguran que Hidalgo volvió a Guadalajara al sobrevenir la malhadada derrota de Calderón, otros niegan tal hecho por considerar ilógico su retorno, en virtud de que cada jefe opta por el rumbo que mayor seguridad personal le ofrece el momento supremo, en tales casos, conjetúrase que volver a la ciudad tapatía era tanto como encajonarse o pretender ocupar puntos ya en poder de las fuerzas enemigas, sin duda alguna, siendo aun más peligrosa y aventurada tal idea cuando las tropas Insurgentes habían perdido la moral y mucho del armamento que poseían antes de la infausta acción y, en esos casos, solo se piensa en salvar distancias ya sea para reorganizarse o por protección personal.
Más bien se cree que la aseveración de los franciscanos en la cual se funda el ilustre historiógrafo tapatío Lic. Luis Pérez Verdía, se confunde con los que manifestan otros investigadores con todos los visos de veracidad "que fue Abasolo, quien volvió a la referida ciudad, ya anocheciendo y que para ocultar la derrota ordenó echar a vuelo las campanas del triunfo".
Don Lucas Alamán da como ruta seguida por el cura Hidalgo, después del desastre: Guadalajara, Zapotlanejo, Tepatitlán, Aguascalientes, Pabellón y Zacatecas.
El Licenciado Jorge Gurría Lacorix, señala: Puente de Calderón, Guadalajara, San Cristóbal de la Barranca, Tecatán, Cuquío, Yahualica, Nochistán, Teocaltiche, Tequexquite, Encarnación, Peñuelas y Aguascalientes.
Amaya, opina que pasó por: Ixtlahuacán del Río, rumbo a Cuquío, continuando a Yahualica, Teocaltiche; prosigue a Moyahua y Juchipila. El itinerario también ha sido desechado a exepción de Cuquío, Moyahua y Juchipila, en virtud de que, se le hace pasar por Aguascalientes, población que tocó Hidalgo, según testimonios aportados por el Dr. Avilés Solares, Topete del Valle y J. T. Vela Salas, en sus respectivos apunts históricos de gran valía para la historia de México.
Los ilustres historiógrafos: Luis Pérez Verdía, Luis Páez Brotchie, Luis Castillo Ledón y el Dr. José Avilés Solares se inclinan por el siguiente peregrinar: Vado de San Cristóbal, La Silleta, Estanzuela, Mezquital del Oro, Moyahua, Juchipila, San José de los Osotes, Apozol, Jalpa, Calvillo, San José de Gracia y Hacienda de San Blas del Pabellón.
El docto profesor José T. Vela Salas, Inspector Federal de Educación por muchos años en Aguascalientes y originario de la propia entidad, manifiesta que el recorrido del párroco de Dolores fue por: Cuquío, Apozol, Jalpa, San Pedro, Teocaltichito, San Jacinto, Tecongo, La Presa, La Mora, Cerro Blanco, Valle de Huajúcar, San José de Gracia, Hacienda de Pabellón, Arámbula, Ojo de Agua, Rincón de Romos, Escaleras, Cerro, Rosas, Laguna de Piedras y Chiquihuitillo.
Finalmente el erudito profesor Alejandro Topete del Valle, afirma que no regresó a Guadalajara y señala la siguiente ruta, manifestando que el cura Hidalgo, transcurrido el tiempo indispensble para reponerse del agobio que causara la desventurada acción bélica de Calderón, observa, acompañado de un grupo de personas (23) desde una loma a su ejército en desbandada, así como el camino a Guadalajara, diciendo al grupo que lo rodea: "Quien nos hubiera dicho ayer a estas horas lo que habríamos de ser hoy; a la vista tenemos un gran libro que no hemos tenido tiempo de estudiar por nuestros precipitados movimientos. Muy cara nos ha salido esta experiencia, pero ellos nos guiará, ¡Adelante, adelante, compañeros!" y luego montando a caballo emprende la marcha con rumbo a Cuquío, con su reducida comitiva, sin recursos económicos ni materiales, pasando previamente por Manatán. El propio profesor Topete del Valle asegura que de haber retornado a la Perla de Occidente hubiera cometido un acto temerario e imprudente, colocándose en situación comprometida, fácil de ser copado en virtud de que los puntos por donde debía pasar, ya estaban en poder de las fuerzas enemigas.
Además debe considerarse que como propósito principal de todos los jefes, era el de alejarse al norte encontrándose en circunstancias tan apremiantes como se encontraban, con mayor razón trataría de salvar en el menor tiempo posible, la mayor distancia por los caminos más seguros a fin de ponerse cuanto antes al amparo y protección de núcleos amigos, pensando seguramente en Aguascalientes, por encontrarse allí José Rafael Iriarte o se el cabo Leyton, tratando siempre de mantener contacto con las serranías por razones de seguridad, asilo y refugio en caso de emergencia.
La prisa que tenía, la comitiva en derrota, queda evidenciada con el ejemplo elocuente que dio a sus compañeros el gran sacerdote, quien bajándose de la cabalgadura para dar descanso a su bestia dijo: "este es el mejor modo de remudar en estos lances". De Calderón pasa por: Manatán, Rancho de San Agustín de las Calabazas, Tepetates, Tepeposco, Cuquío, Las Cruces y Tebaida.
Cuenta la tradición que a la llegada al Rancho de San Agustín de las Calabazas, encontraron como único sustento, unos cuantos aguacates que al ser repartidos, tan sólo uno tocó al párroco de Dolores, haciendo tales elogios del fruto que saboreaba, llegado a compararlo por su exquisitez con las ricas viandas que tomara en la cocina de San Felipe Torresmochas y en Dolores, lo cual causó regocijo entre el grupo de fugitivos que la segía, continuando con mucho ánimo su camino a: Tepetates, Tepeposco y Cuquío.
Arribando a este último poblado ya entrada la noche donde recibieron una impresión bastante satisfactoria según lo describe don Pedro García y que muy amenamente refiere el profesor Topete del Valle, en su estudo denominado "Ruta seguida por el padre Hidalgo", que tuvo la gentileza de enviar al que esto escribe.
Conclusión:
Cabeza número 137 debería estar en Manatán o Tacatán, Jalisco
Cabeza número 138 debería estar en Las Calabazas, Jalisco
Cabeza número 139 debería estar en Tepetates, Jalisco
Cabeza número 140 debería estar en Tepeposco, Jalisco
Fuente:
Todo lo aquí escrito ha sido tomado del libro Ruta de Hidalgo 1810-1811, del profesor Felipe Jiménez de la Rosa, editado por Lápiz y Papel de México en la ciudad de México, 1960.
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