Dibujo de don Miguel Hidalgo y Costilla hecho por Diego Rivera.
¿Acaso habrá una segunda Cabeza de Águila en la legendaria Valladolid? Eso no lo se, no me ha sido posible ir a ese lugar a documentar, no por falta de tiempo, sin… digamos que por ser víctima del desempleo.
Mapa del Obispado de Michoacán, alli podemos ver la enorme extensión que abarcaba sobre los actuales Michoacán, Colima y Guanajuato, además de partes de Jalisco y San Luis Potosí.
Hay un documento que a mi, como guanajuatense, me da gusto descubrir en este Bicentenario, el legendario historiador, Pedro González, dice al respecto: “La curiosa e interesante relación que dejó escrita don Pedro José Sotelo, testigo presencial, cuya autenticidad es indiscutible viendo el original que bondadosamente nos ha proporcionado el Sr. Don Ignacio Córdova, nos revela de referir aquellos sucesos que son tan conocidos…” (1)
Dibujo Anónimo que representa la estatua ecuestre de Carlos IV pero con don Miguel Hidalgo en ella.
Y la relación de Sotelo dice, a propósito de Valladolid que “…con la gente que de todos estos lugares se reunió, se hizo un ejército formidable y se aumentó abundantemente el tesoro, parque, armas, etc., y no había necesidad en la tropa, dándoseles a todos sueldo, no solo para un día, sino para tres o cuatro a razón de cuatro reales los infantes y un peso los de caballería.
Al llegar a la garita del Zapote, encontramos la preparación que tenían los españoles para esperarnos; entramos por fin a Valladolid sin resistencia ni posición, siendo recibidos con el mismo entusiasmo que en las demás partes, saliendo a recibirnos hasta las mujeres, quienes unían sus vítores con los del pueblo, que era mucho. Encontramos cuatro piezas de artillería de medio calibre, bien montadas y equipadas.
Estas piezas las hicieron los españoles con la campana de un esquilón que había en
Dibujo de Hidalgo hecho por Elvira Gazcón.
Fueron tres días los pasados en Valladolid, al siguiente de la llegada, es decir, el 18 de octubre de 1810 sucedió que… “No obstante el orden y tranquilidad que reinaron en Valladolid durante los varios días de la entrada del ejército, el 18, poco después de terminada la misa de Acción de Gracias, las masas se echaron sobre las casas de algunos españoles, entre ellas las del intendente interino Terán, del canónigo Bárcena, de las Armas, Aguilera, Losal y Aguirre y otras, hasta el número de catorce, destruyendo todo lo que hallaron a mano y que no podían llevar consigo.
Al tener noticia de este desorden, Allende montó a caballo y se dirigió a reprimir tan lamentables atentados. Bustamante afirma en su Cuadro histórico, que en medio de la confusión y sin orden de ningún jefe, un artillero llamado Ramírez disparó uno de los cañones sobre la multitud de saqueadores, matando e hiriendo a catorce de ellos, con lo cual se sosegó el tumulto y terminó el saqueo, pero no sin que Allende hubiese apurado un vaso de aguardiente a la vista de la multitud y que se hizo servir en una de las tiendas amenazadas, para demostrar que no contenía veneno, pues fue el pretexto de que algunos se valieron para excitar al pueblo y a los indios a que robaran las tiendas y las casas de los españoles”. (3)
Una de las Cabezas de Águila que hay a lo largo de
“Al obispo electo Abad y Queipo se le persiguió al huir de Valladolid, aunque sin éxito. La persecución estuvo a cargo de una partida de insurgentes que dirigió el torero acambarense José Manuel Luna, según lo menciona Diego García Conde en su histórica Relación que envió al virrey Francisco Javier Venegas. José Manuel Luna conocía a Hidalgo por lo menos desde el inicio del siglo XIX, pues era una de las personas encargadas de organizar las tientas de reses en las haciendas del cura. Hidalgo criaba toros de lidia. Para la entrada y toma Valladolid, José Manuel Luna ya estaba plenamente incorporado a la lucha armada.
Jesús Romero Flores en su “Historia de Michoacán” comenta que el día 19 de octubre, en Valladolid, Hidalgo abolió la esclavitud, hecho que meses más tarde ratificaría en Guadalajara. En Valladolid, el insurgente se hospedo en la casa de José María Parilla y Belauzarán, en cuyo inmueble fue expedido el decreto contra la esclavitud. José María Parrilla era un sobrino del canónigo don Antonio de Belauzarán”. (4)
Fuentes:
1.- González, Pedro. Apuntes históricos de la ciudad de Dolores Hidalgo. Editorial
2.- Sotelo, Pedro. Relación. Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. 2003.
3.- Riva Palacio, Vicente. México a través de los siglos. Tomo V. Editorial Cumbre. México, 1984.
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