Sobre las Cabezas de Águila colocadas en Guanajuato hay mucha confusión, o, mejor dicho, mucho desconocimiento. Tal vez sea por el agobio que sus habitantes tienen ante los tumultos de turistas que en Semana Santa, puentes y el Festival Cervantino, que al hacerles la pregunta de la ubicación de las Cabezas, la respuesta es unánime: “No lo se”.
En uno de los foros que abundan en Internet supe de la existencia de una Cabeza, en el periódico local aseguraban que solo existe una de las cuatro Cabezas que en 1960 se colocaron en la ciudad. Dimos ya cuenta aquí de la que aparentemente se colocó en la explanada de
Ahora vemos la que se ubica en la que fuera la entrada a la ciudad a principios del siglo XIX, la llamada Cuesta del Tecolote, lugar por donde entró el contingente. “A la una de la tarde comienza a entrar el ejército Insurgente por la calzada, compuesto en su mayor parte de indios armados de hondas, flechas y unas cuantas armas de fuego; la caballería compuesta de rancheros con lanzas y espadas y machetes, y los soldados del Regimiento de
Se dice que al entrar en Guanajuato eran ya de
Uno de los testigos que hubo, aunque era muy joven, fue Lucas Alamán, el cual comenta lo sucedido antes de que apareciera el Pípila en acción. “Los españoles entre tanto, no escuchando mas voz que la del terror, arrojaban los unos dinero por las ventanas, por si la codicia de recogerlo podía aplacar a la multitud; otros pedían a gritos que se capitulase y muchos, persuadidos de que era llegada su última hora, se echaban a los pies de los eclesiásticos que allí había a recibir la absolución”. (3)
“Puede decirse que los insurgentes tomaron la ciudad de Guanajuato el 28 de septiembre por la tarde, gracias al arrojo heroico de “Pípila”, muchacho minero llamado Juan José de los Reyes Martínez Amaro, hijo de San Miguel, quién prendió fuego a la puerta del Castillo de
“El ataque fue furioso, terrible y sangriento entre ambos contendientes. Los insurgentes después de apoderarse de
“Calcúlase variamente el número de muertos que hubo por una y otra parte; el de los insurgentes se tuvo empeño en ocultarlo y los enterraron aquella noche en zanjas que se abrieron en el río de Cata, al pié de la cuesta. El ayuntamiento en su exposición, lo hace subir a tres mil; Abasolo en su causa dice que fueron muy pocos; esto no me parece probable y lo primero lo tengo por muy exagerado. De los soldados murieron unos doscientos, y ciento cinco españoles”. (6)
“Los cadáveres de estos fueron llevados desnudos, asidos por los pies y manos o arrastrando, al próximo camposanto de Belén en el que fueron enterrados; el del intendente estuvo por dos días expuesto al ludibrio del populacho, que quería satisfacerse por sí mismo de la fábula absurda que se había hecho correr, de que tenia cola porque era judío, la que no dejó por esto de conservarse en crédito; fue después sepultado con una mala mortaja que le pusieron los religiosos de aquel convento, sin recibir el honor que hubiera debido tributar a sus restos mortales un vencedor generoso”. (7)
Fuentes:
1.- De
2.- Rionda Arreguín, Isaura. Acta Universitaria. Universidad de Guanajuato. Vol. 13, No. 1. Enero-Abril, 2003.
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/416/41613102.pdf
3.- Alamán, Lucas. Historia de Méjico. Editorial Jus. México, 1972
4.- Jiménez de
5.- Ibid
6.- Alamán, Lucas. Ibid
7.- Ibid.
Hola, me pudieras decir la ubicación de esta estela?gracias
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