La última de las estelas en este municipio es la de la hacienda de la Loma (con más precisión, “La Loma Alta “, conocido también como Bañé), en realidad un rancho que difícilmente mereció aún en sus momentos de apogeo tan solemne título y que a principios del siglo XX pertenecía a un señor llamado Gastón Talavera y Revilla, descendiente al parecer de alguno de los hermanos que en 1810 eran dueños de la hacienda de Arroyozarco, Ángel y Antonio Revilla.
Aquí la ruta señalada por estos monumentos conmemorativos se aparta aún más del trayecto que creo más probable, entre otras cosas porque se encuentra ya muy cerca de la villa de Polotitlán, que aunque entonces no existía señala el sitio por donde pasaba el Camino Real de Tierra Adentro, del que Hidalgo sin duda debió intentar apartarse, ya que Calleja utilizó nuevamente esta ruta para dirigirse a San Juan del Río.
La estancia de dos días de Miguel Hidalgo y sus tropas en Aculco, la batalla que presentaron al brigadier Calleja, su derrota y huída, forman parte sin duda del episodio histórico más célebre del lugar. Estos sucesos no sólo han mantenido su vigencia en la memoria de los pobladores, que señalan aún los sitios recorridos por el cura de Dolores o ligados a su presencia como los ya mencionados, sino que ha dado lugar a leyendas, a relatos que combinan lo real con lo imaginario (o, por lo menos, con hechos no demostrados), e incluso a algunas obras literarias como el “Romance de Aculco” de Guillermo Prieto.
Esta vez, más que nunca, este pie de foto aplica a la perfección, embona adecuadamente el concepto que en estos carteles que por el Estado de México se exhiben. Juntos hacemos la historia, y juntos la compartimos con todo aquel que se acerca a este blog. Gracias mil a Javier Lara Bayón por haber contribuido a conocer más a profundidad los hechos acontecidos en la zona de Aculco y gracias mil a la maestra Eva Reséndiz por haberme hecho el favor de enviarme las fotos de la Hacienda de la Loma Alta
No hay comentarios:
Publicar un comentario