jueves, 28 de abril de 2011

Y... Cuántos eran los que iba a Chihuahua?



Según el parte oficial fueron detenidos 893 Insurgentes, todos ellos trasladados de Norias de Baján a Monclova, allí se hizo una selección. Se determinó que los de alto rango irían para su juicio a Chihuahua, los clérigos y sacerdotes a Durango, muchos de ellos fueron ejecutados en Moncolova y del resto no sabemos nada.

Contrario a lo que pensaba, el contingente que partió de Monclova, según algunos el 31 de marzo, según otros el día 24, no fue tan numeroso, pues allí fueron remitidos solamente veintiocho personas, incluidos los seis clérigos y los cuatro religiosos, serían separados éstos últimos en la Hacienda de San Lorenzo. Consecuentemente el camino desde la Hacienda de Hornos hacia Chihuahua lo harían catorce rehenes. De los diez que iban a Durango no tenemos ninguna duda de quienes eran, conocemos sus nombres. De los catorce jefes Insurgentes, solo contamos con el nombre de algunos de ellos, según los enlista el historiador neoleonés don Isidro Vizcaya Canales.‎ en su libro En los albores de la Independencia: Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez, Pedro de Aranda, Manuel Santamaría, Francisco Lanzagorta y Juan Bautista Carrasco; ocho en total, no menciona el nombre de los otros seis. Menciona que tiempo después, sin especificar cuando con exactitud, otro grupo de personas fueron remitidas también a Chihuahua, pero esta vez por la ruta norte, la cual partía de Monclova hacia Santa Rosa, luego al presidio de Bavia, el presidio de San Vicente, el presidio del Norte para llegar finalmente a su destino. En este grupo especifica once nombres, que sumados a los catorce que se dice llegaron por el camino largo del sur, tenemos que los remitidos a Chihuahua fueron 25, pero, en la relación que al virrey Venegas le envían el 2 de agosto de 1811 con la lista completa de los rehenes se haba de un total de 30.

"Chihuahua, agosto 2, 1811.


Excelentísimo señor.- De los reos cabeza de la insurrección de éste reino que por las tropas y vecindario de Coahuila, fueron aprehendidos en el paraje de las Norias de Baján se condujeron cuarenta a esta provincia, y habiendo desde luego a las inmediaciones del pueblo de Parras separándose diez eclesiásticos, seculares y regulares, para llevarlos a Durango, los treinta restantes se trasladaron a esta villa, donde juzgados en los términos respectivos y que me trato vuestra excelencia en oficios de 24 de abril último, han sido sentenciados a la pena del último suplicio que sufrieron veintidós de los referidos reos, a la del presidio ultramarino seis de ellos y los dos restantes aun se hallan sumariando por delaciones inexecrables que han ofrecido sus causas, según demuestra la adjunta relación". (1)

A fin de hacer más entendible la lista que estaremos repitiendo continuamente, en esta ocasión los anotaremos por grupos, según la pena a la que purgaron:


Fusilados:


1.- Miguel Hidalgo, Ex generalísimo.

2.- Ignacio Allende, Generalísimo

3.- Mariano Jiménez, Capitán General

4.- Juan Aldama, General

5.- Manuel Santa María, Mariscal

6.- Nicolás Zapata, Mariscal

7.- Francisco Lanzagorta, Mariscal

8.- Vicente Valencia, Director de Ingenieros

9.- Onofre Portugal, Brigadier

10.- Juan Bautista Carrasco, Brigadier

11.- José Santos Villa, Coronel

12.- Pedro León, Mayor de Plaza

13.- Ignacio Camargo, Mariscal

14.- Mariano Hidalgo, Tesorero y Brigadier

15.- Agustín Marroquín, Capitán

16.- Luis Mereles, Coronel

17.- Juan Ignacio Ramón, Brigadier

18.- Trinidad Pérez, Alférez

19.- Ventura Ramón, Capitán

20.- Lic. José María Chico, Presidente de Guadalajara

21.- Manuel Ignacio Solís, Intendente de Ejército

22.- José Plácido Morrión (no se especifíca el grado)


Sumaria:

23.- Lic. Ramón Garcés, Regidor de Zacatecas

24.- Lic. Manuel Garcés, Intendente de Zacatecas




Presidio:


25.- Pedro Aranda, Mariscal

26.- Mariano Abasolo, Mariscal

27.- Jacinto Norona, Capitán

28.- Carlos Martínez, Teniente

29.- Ignacio Maldonado, Soldado

30.- Andrés Molano, Coronel (2)


Don Isidro Vizcaya no menciona en que grupo, si el del sur o el del norte, iban los muy allegados al cura Hidalgo, como su guarda espaldas Agustín Marroquín, o el que lo acompañaban desde Dolores y que era el músico mayor de la banda que Hidalgo mantenía desde su curato en San Felipe Torresmochas, José Santos Villa; seguramente fueron parte del primer grupo remitido, es decir, por la ruta larga, la que ahora conocemos como la Ruta de Hidalgo 1810-1811.

"El primer grupo de prisioneros estaba formado por veintiocho personas e incluía a los principales caudillos: don Miguel Hidalgo, don Igancio Allende y don Juan Aldama, así como cuatro religiosos y seis clérigos. De las personas que figuraron prominentemente en los acontecimientos de las Provincias Internas de Oriente iban don Mariano Jiménez, don Pedro de Aranda, don Manuel Santamaría, don Francisco Lanzagorta y don Juan Bautista Carrasco. A pesar de que el comandante general senalaba que debía seguirse la ruta del norte, pues era más segura por cruzar una región casi despoblada, a este grupo se le envió por la ruta del sur, esto es, de Monclova a la Hacienda de San Lorenzo cerca de Parras y de ahí a Álamo de Parras. El comandante de la escolta era don Manuel Salcedo, y de este último lugar, se separó a los cuatro frailes y seis clérigos mandándolos a Durango escoltados por veinte hombres de tropa bajo las órdenes del Teniente segundo de la Compañía Volante de Lampazos, don Juan de Castañeda.

"Algún tiempo después se envió a Chihuahua otro grupo de personas, don Juan Ignacio Ramón, don Andrés Molano, don Trinidad Pérez, don Ventura Ramón, don Manuel Ignacio Solís, don José Plácido Monzón y los licenciados Ramón y Manuel Garcés y José María Chico. La escolta que condujo a estos prisioneros iba al mando del alférez José Alzate, y siguió la ruta del norte: Monclova, Santa Rosa, los antiguos presidios de la Bavia y San Vicente, y de este último al Presidio del Norte y Chihuahua.

"En Monclova fusilaron a los coroneles Francisco Macarenas, Luis Gonzaga Malo, Ignacio Domínguez y Pedro Navarro y también al licenciado Ignacio Aldama, a fray Juan de Salazar y a fray Juan Bautista Casas. Los tres últimos fueron trasladados de San Antonio de Béjar a ésta villa. Fray Juan de Salazar "se quejaba de que lo trajeron atravesado en un caballo, haciendo jornadas de día entero y parte de la noche... introduciéndolo a los poblados a vsita de todo el mundo, y en Monclova el día domingo, y hora en que sus habitantes tomaban el fresco de la alameda". Juan Bautista Casas fue fusilado el 3 de agosto de 1811 y fray Juan de Salazar el 28 de octubre.

"El total de Insurgentes enviados a Chihuahua fue de treinta, dieciocho del grupo original, tres que se agregaron de los tomados prisioneros en la batalla de Puerto Piñones y nueve que fueron remitidos posteriormente. De todos estos, veintitrés fueron pasados por las armas y siete condenados a presidio. Resulta extraño que hayan mandado a Chihuahua tres de los prisioneros tomados en la batalla del Puerto de Piñones: Jacinto Norona, Carlos Martínez e Ignacio Maldonado, pues el grado de estos era muy bajo, el primero capitán, el segundo teniente, y el tercero solo soldado. También entre los enviados de Monclova en el segundo grupo iban varios individuos de baja graduación: el alférez Trinidad Pérez, el capitán Ventura Ramón y don José Plácido Monzón, quien parece no haber tenido grado militar, pues simplemente se anotó al lado de sus nombres: "rebelde seductor de Coahuila". Los tres fueron pasados por las armas". (3)

Las pequeñas discrepancias que nos brotan son debido a que de los dos que estaban en sumaria, uno de ellos, Ramón Garcés, fue fusilado al anio siguiente, el 6 de junio de 1812 y su primo, Manuel Garcés, fue remitido a presidio. Hay documentos en que el nombre de Monzón aparece como Morrión y al parecer son dos personajes los existentes que llevaron el nombre de Ventura Ramón. Tampoco se detalla la fecha en que fueron pasados por las armas estos tres últimos personajes: Trinidad Pérez, Ventura Ramón y José Plácido Monzón; de las fechas de los fusilamientos daremos cuenta más adelante. El punto al que hoy quiero llegar es a visualizar el penoso contingente que cruzaba del actual estado de Durango al de Chihuahua, enfilando rumbo al Río Florido, 24 soldados realistas custodiando a otro tanto de rehenes, quizá varios montados en el mismo caballo, tal vez algunos a pie, de esos detalles no sabemos mucho, lo que sí es que ese grupo debió haber sido contrastante y macabro. Los uniformes rojos y azul de unos, marcaban aun más la casi desnudez y suciedad de los rehenes... el polvo... el calor... la sed... el hambre... las emociones encontradas... las ideas dilatadas y el eminente paredón de fusilamiento como meta final.

Fuentes:

1.- Hernández y Dávalos Juan E. Colección de documentos para la Historia de la Guerra de Independencia. Tomo I. Número 20 http://www.pim.unam.mx/catalogos/juanhdzt1.html

2.- Hernández y Dávalos Juan E. Colección de documentos para la Historia de la Guerra de Independencia. Tomo I. Número 21 http://www.pim.unam.mx/catalogos/juanhdzt1.html

3.- Vizcaya Canales, Isidro. En los albores de la Independencia. Las Provincias Internas de Oriente durante la insurrección de don Miguel Hidalgo y Costilla, 1810-1811. Fondo Editorial Nuevo León. Monterrey, 2005.

lunes, 25 de abril de 2011

De lo sucedido entre Josefa Álvarez Prendis de Royo y el padre Ignacio Hidalgo Munoz

Hay varios personajes dentro del movimiento de insurrección de los cuales sabemos poco, uno de ellos es el sobrino de don Miguel Hidalgo, Ignacio, el cual junto clérigos y sacerdotes fue separado del grupo de rehenes de Acatita de Baján, unos dicen que en la hacienda de San Lorenzo de las Parras, otros que en la de Hornos y, otros más, aseguran que fue más adelante, en el Real de Mapimí, en donde fueron separados para ser remitidos a Durango para proceder a la degradación eclesiástica y luego al proceso jurídico.


El Cronista de Moctezuma, San Luis Potosí, licenciado Rafael Reyes, tuvo a bien hacerme llegar el libro de Carlos Hernández en donde escribe varias biografías de algunas mujeres que participaron en la lucha por la Independencia, una de las cuales, nunca había oído hablar de ella, se trata de la duranguense doña Josefa Álvarez que al tratar de ayudar al padre Ignacio Hidalgo de ser ajusticiado, interviene activamente en su ayuda, cosa que por cierto, no logra y al final Ignacio es ajusticiado. Debido a lo interesante de la historia, he decidido transcribirla completamente con la intención de difundir este hecho que no es del todo conocido:

"Son bien conocidos los sombríos y tristes acontecimientos desarrollados por la traición del ex administrador de correos en Durango, don Ignacio Elizondo, en las apartadas Norias de Baján. A consecuencia de ellos, los más importantes prisioneros Insurgentes fueron conducidos hasta la Hacienda de la Cadena, de la región de Mapimí, de donde unos los remitieron a la ciudad de Chihuahua y otros a la de Durango, en cuyas poblaciones a la mayor parte de ellos se les aplicó, por causa de insurrección, el último suplicio.

"Los prisioneros conducidos a Durango fueron llevados a este lugar, por que siendo sacerdotes, el encontrare allí el Obispo Illmo. don Francisco Gabriel de Olivares y Benito, se abreviaría el proceso con la pronta degradación, y luego se ejecutaría la ya señaladas pena de muerte. Pero el Illmo. prelado estuvo siempre amparando las vidas de esos infortunados sacerdotes, dilatando la degradación anhelada por el realismo; más parece que la fatalidad pesaba sobre ellos, por que su protector bajó a la tumba, llegando pocos días después el trágico suceso.

"Entre los sacerdotes prisioneros figuraba el clérigo don Ignacio Hidalgo Muñóz, que generalmente es conocido como sobrino del caudillo de Dolores. Este sacerdote a punto de recobrar su libertad debido a las abnegadas gestiones de la dama duranguenia, doña Josefa Álvarez de Prendis, decidida partidaria de la causa americana, y a quien no amedrentaron ni las privaciones, ni los arrestos, ni las molestias consiguientes. "Con motivo de las celebraciones del primer Centenario de la Independencia Mexicana en Durango vinieron sobre el particular la luz pública de curiosos datos que van a continuación.

"Preso el señor Hidalgo en las Norias de Baján fue conducido a esta ciudad (Durango) en unión de otros prisioneros, y encerrados en la cárcel de la que era Alcaide don Onofre Hernández, excelente patriota y partidario acérrimo de los insurgentes. La señora doña María Álvarez Prendis, esposa del entonces secretario de Gobierno de Durango, don José Ramón Royo de Iberri, tenía grandes simpatías por la causa de la Independencia, a la que había prestado ya algunos servicios, y desde luego consiguió entenderse con el Alcaide Hernández, concertando con él la fuga del señor Hidalgo, que convenientemente preparada se efectuó entre siete y ocho de la noche del 23 de septiembre de 1811.

"A este efecto el señor Hidalgo deshizo el colchón de su cama, se envolvió en la funda de éste, y acompañado del Alcaide haciéndose pasar por uno de los individuos de la guardia salió de la cárcel por una puerta excusada y se unió a un mozo llamado Florencio, de todas las confianzas de la señora Royo, que lo esperaba fuera y lo condujo a la casa de éste, a donde llegaron, a la sazón se encontraba de visita don Ángel de Pinilla Pérez, auditor interino de guerra en la Provincia de Nueva Vizcaya, cuya capital era Durango.

"Al entrar el senior Hidalgo al zaguán de la casa, que es la misma que ahora existe marcada con el número 11 de la segunda Calle Mayor (hoy calle 20 de Noviembre) pasaba por dicho zaguán una hija de la señora de Royo, y al ver al senior Hidalgo envuelto en la funda del colchón, lo tomó por un aparecido, según dijo después, y asustada dio un gran grito y cayó desmayada. Con este motivo se produjo una alarma en la casa sin que bastaran los esfuerzos que hizo la señora de Royo para que pasara inadvertida por el visitante Pinilla Pérez.

"En medio de esta confusión el criado Florencio aconsejó rápidamente al fugitivo que ocultase en la acequia que pasaba y aun pasa por el costado poniente de la casa, lo que hizo luego, permaneciendo allí muy poco tiempo pues en seguida Florencio fue a abrir la puerta del baño que estaba situada en dicho costado y por la que introdujo al senior Hidalgo, conduciéndolo hasta la huerta, donde lo ocultó en un sótano preparado al efecto. En estos momentos Pinilla Pérez, que aun permanecía de visita, recibió la noticia de haberse fugado el señor Hidalgo y como conociese de antemano la adhesión de la señora de Royo a la causa Insurgente y no olvidado el trastorno habido poco antes en aquella casa, tuvo la sospecha de que ahí se encontraba el fugitivo protegido de la señora de Royo; hizo que se pusiese presa e incomunicada en su recámara a dicha señora, y que se practicase un minucioso reconocimiento infructuoso, pues no se encontró al que se buscaba.

"La señora de royo, a causa de su incomunicación quedó imposibilitada de entenderse directamente con el senior Hidalgo; pero como la incomunicación no rezaba con sus pequeños hijos, eligió de entre ellos a una niña, por medio de la cual se comunicó con su protegido. Este inquieto por la alarma que su presencia produjo, no se creyó seguro en su escondite, temeroso de ser descubierto de un momento a otro, y resolvió salir antes de ahí haciendo saber tal resolución a su protectora, quien no sabiendo convencerlo de que ahí estaba más seguro que en cualquier otra parte, le envió trescientos pesos para su viaje y un anillo de brillantes y sus criados Florencio y una anciana de toda su confianza cuyo nombre nos ha sido imposible de averiguar, así como el apellido de Florencio, para que lo condujesen a la Hacienda de Sanmartina, muy próxima a la ciudad, propiedad del senior Royo, a cuyo administrador, que conocía mucho el anillo de brillantes, debía mostrarle este a fin de que pusiese a sus órdenes y le proporcionase cuantos elementos le fuesen necesarios para escapar de sus perseguidores.

"Llegada la noche del 25 de septiembre del citado año de 1811, el senior Hidalgo, acompañado de los dos sirvientes, salió de la casa de su protectora y se dirigió a la Sanmartina; pero a causa de la vigilancia de la guardia española situada en la garita oriente, por la que debían salir para su destino, no pudieron pasar y se dirigieron entonces a la del norte, que pasaron sin contratiempo, hasta llegar al cerro del Mercado, donde pasaron la noche en una cueva con el propósito de continuar al día siguiente su camino.

"El senior Hidalgo quiso continuar su camino al amanecer del día veintiséis: pero los criados le hicieron ver los grandes inconvenientes que traían consigo el caminar de día y el pronto cedió a los sirvientes; pero al mediodía no pudieron ya contener su impaciencia, abandonó a sus criados y se dirigió al rancho de Morga, que es el que existe actualmente con el mismo nombre, a orillas de esta población. Una vez en ese rancho se dirigió a la casa de los peones solicitando le vendiesen un caballo a cualquier precio y alguno de los peones lo condujo ante el dueño del rancho, cuyo nombre no nos ha sido posible averiguar. Este al oír las pretensiones del comprador sospechó tal vez que por su aspecto, por el interés que tenía en adquirir el caballo, o por cualquiera otra circunstancia, que pudiese ser el prisionero Hidalgo, y se ingenió de tal modo, que consiguió al fin que este le confiase quien era. Entonces Morga le habló del riesgo que corría si era conocido y aprehendido, lo hizo subir al piso superior de la casa y lo instaló en un cuarto, diciéndole que podía permanecer ahí mientras iba a llevarle el caballo. Pero lejos de hacer lo que había ofrecido, el traidor Morga vino a esta población y denunció al senior Hidalgo que fue aprehendido en el dicho rancho la tarde de ese mismo día.

"Morga obtuvo en pago de su infamia los trescientos pesos que el senior Hidalgo había recibido de la señora Royo y que le fueron recogidos al reaprehendersele. En cuanto al anillo de brillantes lo ocultó en la boca en los momentos de su reaprehensión, y después en la cárcel lo tuvo también oculto hasta que encontró una persona de confianza para devolverlo a la señora de Royo; esta persona fue un hijo de la misma señora llamado Mariano de Royo.

"Un amigo nuestro (don Justino Herrera) posee este anillo y nos lo ha mostrado ultimamente. Por fin a las nueve de la mañana del diez y siete de junio de mil ochocientos doce, fue fusilado el senior Igancio Hidalgo en unión del presbítero don Mariano Balleza y de los religiosos fray Carlos Medina, fray Bernarddino Conde, fray Ignacio Jiménez y fray Pedro de Bustamante, en el punto conocido actualmente por Cuesta de la Cruz". (1)

Fuente:

1.- Hernández, Carlos. Lic. Mujeres Célebres de México. Casa Editorial Lozano. San Antonio, Texas. 1918.

domingo, 24 de abril de 2011

Cabezas de Águila en el municipio de Ocampo, Durango. Números 238, 239, 240 y 241

Las siguientes estelas de Cabeza de Águila se ubican en el municipio de Ocampo, Durango, ninguna de las cuatro, me informan, existe. Se deberían encontrar en los siguiente lugares:

238 Hacienda de Canutillo
239 Hacienda del Torreón
240 Santa María de las Nieves, hoy conocida como El Derrame.
241 Hacienda de San Miguel, hoy conocido como Villa Ocampo


Viernes 19 de Abril de 1811. "De San Antonio salen a las cinco de la mañana y llegan a la Hacienda de Cerro Gordo a las ocho, es decir, tres horas después de haber salido. El grupo de la caravana se dirige a Chihuahua, al mando de Elizondo sale el mismo día, media hora después con destino a la Hacienda de Canutillo, pasando antes por la Hacienda de Torreón, llegando el mismo día a las tres de la tarde, prosiguiendo su camino a la Congregación de Santa María de las Nieves, dos horas después, avanzando hasta la Hacienda de San Miguel, hoy Villa Ocampo, llegando a las siete de la noche. Aquí duermen y salen al día siguiente, encontrándose ya en territorio de Chihuahua..." (1)

Tratar de adentrarnos en la historia de Durango ha sido cosa difícil, especialmente en el período del inicio de la Independencia y, específicamente en lo que ese refiere al paso del cura Hidalgo como rehén del ejército realista encabezado por el traidor Ignacio Elizondo. Al buscar datos sobre la hacienda del Canutillo logramos solo saber que fue construida en la última década del siglo XVIII, en 1794, por lo tanto podemos considerar que fue una de las Haciendas "nuevas" por donde pasaron los Insurgentes. Esta hacienda era la cabeza de la región, de ella dependía la de Las Nieves, La Haciendita, Sauces de Canutillo y El Encino de la Paz, un poco más adelante se encontraba la de San Miguel de Bocas, que con el tiempo se transformó en la cabecera municipal del municipio de Ocampo. Seguimos viendo que, desde su origen español, la región era punto de conflicto de las distintas etnias que la poblaban: Tepehuanes, Tobosos y Tarahumaras.

Ahora que estamos en el último punto donde debería existir una estela de Cabeza de Águila en el estado de Durango encontramos la participación de varias personas en el conflicto Insurgente que, de algún modo estuvieron ligadas a Durango, José de la Cruz Pacheco dice: "La etapa de la insurgencia o del movimiento armado en pro de la independencia de México, inicia con el cura don Miguel Hidalgo y Costilla el 16 de septiembre de 1810 y concluye con la muerte de José María Morelos y Pavón a finales de 1815. En Durango, en cambio, el levantamiento armado da comienzo con el intento de insurrección de los pueblos tepehuanes de Guazamota y San Francisco de Ocotán, encabezados por los gobernadores José Domingo de la Cruz y Tomás Páez en noviembre de 1808 y se cierra con la ejecución de los insurgentes Mariano Balleza e Ignacio Hidalgo y Muñoz, entre otros correligionarios de don Miguel Hidalgo, el 17 de julio de 1812". Diez son los personajes históricos de Durango en la "Etapa Insurgente" (1808-1812), de los cuales De la Cruz Pacheco, con el rigor propio de la investigación histórica, resalta sus acciones fundamentales en el movimiento armado.


José Domingo de la Cruz y Tomás Páez. Ambos estuvieron involucrados en la conspiración de 1808 de Guazamota. Conspiración tepehuana protagonizada por José Domingo de la Cruz y Tomás Páez, gobernadores de los pueblos de Santa María de Ocotán y de Guazamota, respectivamente. Es probable que hayan estado implicados en las acciones organizativas e ideológicas de los conspiradores del Ayuntamiento de la Ciudad de México. Son precursores del movimiento insurgente en Durango. José María Gutiérrez. Caudillo insurgente. Se levantó en armas con las milicias de Colotlán, Jalisco, a finales de octubre de 1810. Acaudilló al Ejército insurgente, compuesto de indios descendientes de los tlaxcaltecas de los pueblos de Colotlán, San Andrés del Teúl y Nueva Tlaxcala e indios tepehuanes de la sierra de Mezquital. En su afán por derrocar al gobierno colonial gachupín, se dirigió a la ciudad de Durango, siendo derrotado por las fuerzas realistas en combate librado en el sitio de La Boquilla, Mezquital, Dgo., a principios de noviembre de 1810. Presbítero Salvador Parra, teórico de la independencia. Vicario del Valle de Topia, se vio implicado en especies subversivas y contrarias al "buen gobierno". Fue denunciado y procesado por cometer crimen de infidencia.


Presbítero Telésforo Alvarado. Cura de Pueblo Nuevo. Se unió con sus feligreses y los habitantes del pueblo de Milpillas al insurgente José María González Hermosillo en las acciones de guerra realizadas en el sur de Sinaloa. Padeció encarcelamiento y proceso criminal por infidencia. Juan Antonio Alcalde. Criollo. Vecino de Poanas, denunciado ante las autoridades de Durango y acusado de "insurrección" por simpatizar con las ideas del cura Miguel Hidalgo, por lo cual fue procesado por el delito de infidencia. Manuel de la Cruz Pastrana. Siendo gobernador de Guazamota en 1810, se unió a la fracción del Ejército insurgente al mando del fraile Mariano Orozco, cura del pueblo de Santa María, Nayarit. Recibe el primer nombramiento de jefe insurgente en territorio duranguense al ser designado General de las Armas de los pueblos de Guazamota, San Lucas, San Pedro Jícora y San Buena Ventura, de manos del padre Mariano Orozco, Comandante General de "esta nueva conquista del Nayarit".


Fraile Mariano Orozco. Comandante general del Ejército insurgente en Nayarit. Cura del pueblo de Santa María, Nayarit. Logró el dominio insurgente de los pueblos serranos de Guazamota, San Antonio de Padua y otros. Sirvió a la causa independentista al mando de José María Mercado, Mariscal de Campo y comandante general de las tropas del Poniente, comisionado por don Miguel Hidalgo para combatir contra los gachupines en Nayarit. Presbíteros Mariano Balleza e Ignacio Hidalgo y Muñoz. Clérigos seculares, domiciliario el primero del obispado de Valladolid y capitán, el segundo, de la Congregación de los Dolores. Junto a fray Pedro Bustamante, mercedario de la Provincia de México y conventual en San Luis; compañeros de fray Carlos Medina, franciscano natural de Zacatecas, fray Bernardo Conde de la misma orden en la provincia de Michoacán, y fray Ignacio Jiménez, también franciscano y capitán de la hacienda de Tetillas, en Zacatecas; fueron conducidos a la ciudad de Durango, donde fueron de igual manera degradados eclesiásticamente por causa de insurrección y condenados a ser pasados por las armas después de un proceso largo y tortuoso. Fueron ejecutados el 17 de julio de 1812 en la cuesta de la Cruz". (2)


Fuentes:

1.- Jiménez de la Rossa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960.


2.- Hernández Camargo, Emiliano. El Sol de Durango, artículo sobre la conferencia "Los inicios de la Independencia en Durango. Personajes y Hechos Históricos 1808-1812", del doctor José de la Cruz Pacheco, miembro del Instituto de Investigaciones Históricas de la UJED. Publicada el 22 de enero del 2010.

San Miguel de Cerro Gordo, actual Villa Hidalgo, Durango. Cabeza número 237

Agradezco al Dr. Samuel Banda me haya informado de la ubicación de la Cabeza de Águila de la Ruta de Hidalgo en el municipio de Hidalgo, Durango. (4 de abril de 2016)

  Lamentablemente estamos viendo que Durango es otro de los once estados por donde se hizo el trazo de la Ruta de Hidalgo marcado por las Cabezas de Águila en donde se han ido perdiendo o, de plano, nunca se colocaron. Esto lo venimos notando desde Zacateacas, en donde solo algunas de la parte sur oeste son las que sobreviven, luego en Coahuila en donde menos de la mitad aparecen en su lugar y aquí, en Durango, donde debería estar la número 10 para este Estado, no la hay, la correspondiente al que fuera el Presidio, luego la Hacienda de San Miguel de Cerro Gordo; me llama la atención que siendo el nombre de esta población, desde mediados del siglo XIX, Villa Hidalgo, no exista el monumento correspondiente.

  Fueron 14 las Cabezas de Águila asignadas a Durango, hasta el momento solo hemos visto las de Gómez Palacio, Ciudad Lerdo y Mapimí; nos enteramos en nota periodística que dos más fueron encontradas en el abandono en algún patio; las otras 9 estarán en algún lugar, esperemos que aun completas y que en su momento sean colocadas en el sitio que les corresponde. Mientras esa utopía se realiza, veremos algo que creo es interesante saber ahora que recorremos esta zona, la organización del Presidio virreinal. Sabemos que una vez descubiertas las ricas minas zacatecanas, la incursión fue haciéndose cada vez más al norte. Esto aunado con la idea de grandes riquezas en las míticas ciudades de Cibola y Qviria dio por resultado la conquista de la zona desértica del norte de México, y la construcción del Camino Real de Tierra Adentro, desde la ciudad de México hasta Santa Fe en el Nuevo México. Solo que, las incursiones fueron de las más difíciles en toda la conquista española, pues los pueblos del llamado "bárbaro norte" se mantuvieron al pie de lucha y fueron continuos los ataques de ellos, los chichimecas, más específicamente, los denominados Cabezas y Tobosos. Para ello hubo la necesidad de desarrollar el sistema presidial que era la manera en que los destacamentos del ejército virreinal protegían a los viajantes del Camino Real de Tierra Adentro de los continuos asaltos de los que eran objeto.

  "En México, quizás como en ningún otro territorio, el poblamiento y distribución de villas y pueblos fueron una obsesión y una exigencia, que forjaron los ánimos de sobrevivencia, defensa, doctrina, producción y sostenimiento de la frontera, donde se “utilizaron de una manera compleja y única conceptos tales como persuasión, conversión y fuerza”, para controlar y comprender las fronteras de la Nueva España. La palabra conquista no se puede relacionar con la misión y el presidio, los dos instrumentos de aculturación y poblamiento más importantes hasta el siglo XVIII. Una frontera móvil con puntos débiles por donde penetraban las tribus aguerridas, hacía más difícil el establecimiento de pobladores, que sólo podían sostenerse con la presencia de una red presidial; sistema que fue perfeccionándose en Nueva España hasta alcanzar tal importancia que podríamos asegurar que fue el principal instrumento de defensa, protección y poblamiento, y por lo tanto, de consolidación de los factores de producción desde el siglo XVI al XVIII. Los descubrimientos de las minas y campos agrícolas en el septentrión novohispano, así como el rápido crecimiento de la ganadería durante el siglo XVI, permitieron que se pasara de una etapa de apropiación territorial, en sitios previamente ocupados por una población local organizada y sometida en cierta manera por la tenacidad de las órdenes mendicantes, cuyo sistema de producción se apoyaba en la mano de obra y el tributo; a otra en la que las grandes extensiones de tierra fueron acaparadas en un afán de búsqueda de prestigio, poder y complemento del sistema de producción y abasto de los campos mineros.

  El territorio estaba conformado por terrenos semi desérticos y sólo parcialmente ocupados por tribus, en forma de reducidos grupos de familias que se movían constantemente en busca de refugio y alimentos, recorriendo enormes distancias, acampando y cazando, relacionándose esporádicamente con otros grupos con los que se cruzaban, intercambiando objetos diversos y conocimiento de los sitios y lugares. En estas tierras cortadas por sierras y cordilleras, que abrazan los dos extremos de México, se encontraron minas, reservas de agua, grandes planicies y extensiones vacías que parecían infinitas, sobre las que se fueron construyendo los caminos, a base del empuje de bestias y rudas carretas que iniciaron el transporte de pobladores y el trasiego de productos. La obtención de mercedes de tierra por méritos de campaña y favores a la Corona, fue acaparada por los capitanes de frontera, mineros y aventureros que de esta manera se fueron haciendo grandes señores, empujando la frontera cada vez más al norte"
. (1)

  Así vamos viendo que, una vez más, la Ruta de Hidalgo se empata con el Camino Real, y lo seguirá haciendo hasta su fatal destino en Chihuahua. Todo esto nos conduce a ir apreciando mejor todos los sistemas de comunicación desarrollados durante la colonia en el norte de México y me hace reflexionar sobre lo que en la actualidad somos, en cuanto al entendimiento de nuestro pasado el próximo (de hace 50 años) y el anterior, (de hace 200 años), y me pregunto nuevamente: en dónde habrán quedado todo ese montón de Cabezas de Águila que no hemos ido encontrando en la ruta? Vamos ya en la número 237, faltan 23 para completar las 260 que formaban parte de la idea original y que deberían estar colocadas, pero... no ha sido así.

Fuente:

1.- Arnal, Luis. El sistema presididal en el septentrión novohispano, evolución y estrategias de poblamiento. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona. Número 218, Barcelona, 2006. http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-218-26.htm

miércoles, 20 de abril de 2011

Las Cabezas de Águila desaparecidas en Durango. Números 233 a 236.

"Como si fueran cualquier trozo de piedra, dos 'estelas' de la Ruta de la Independencia se encuentran en una finca en ruinas en Mapimí, Durango". Así comienza una nota del periódico El Siglo de Torreón, publicado por Sandra Silva el 21 de marzo del 2011. Lamentablemente este es otro de los tantos casos que se han presentado a lo largo de la Ruta de Hidalgo. En ocasiones por desconocimiento, en otras por desatención, muchas de las Cabezas de Águila han ido desapareciendo del lugar donde fueron colocadas hace ya 51 años pero, peor aun, es el caso que ahora vemos en Durango, en donde de plano fueron abandonadas desde el momento que se ideó la conmemoración del Sesiquicentenario con las estelas que ahora, con motivo del Bicentenario, estamos recorriendo.

Es bueno recordar que hay varias poblaciones que a sabiendas de la importancia de los monumentos las han rescatado o reemplazado para que estén, como deben de estar, en el lugar en donde, de acuerdo al proyecto de don Adolfo López Mateos y de don Jaime Torres Bodet y que nos recuerdan a todos los mexicanos el rumbo que siguió, en el caso específico de Durango, en penosas condiciones don Miguel Hidalgo y Costilla y demás jefes insurgentes.

"Las dos esculturas fueron localizadas en la finca que está a un costado del Museo de Miguel Hidalgo en Mapimí. Las autoridades municipales informaron que las piezas se encuentran en custodia hasta que la Federación las solicite para su instalación. Sin embargo, ya ha pasado medio siglo y ni las autoridades educativas ni culturales se habían percatado de este 'olvido' en la entrega de los monumentos del paso de Miguel Hidalgo desde el inició de la Independencia y hasta su fusilamiento. Estos emblemas del 150 aniversario de la Independencia de México fueron repartidos a las Secretarías de Educación de los estados por donde atravesó el Cura Hidalgo para que las instalaran sobre unos pedestales de piedra. Las Secretarías de Gobernación de los Estados estarían encargadas de verificar que los monumentos fueran instalados correctamente. Pero en el Estado de Durango olvidaron dos en Mapimí; que según algunos historiadores, podrían pertenecer una a La Zarca y la otra a Villa Hidalgo, Durango.

Autoridades escolares fueron consultadas para aclarar este hallazgo; sin embargo, con gran asombro, dijeron desconocer esta situación y aseguraron que investigarían bien la historia de las 'estelas' para lograr dar con los responsables del abandono de estas piezas, que son patrimonio nacional. "Si yo me hubiera enterado que estas piezas están abandonadas, las hubiera recogido para ponerlas en una escuela", comentó Julio Roberto Méndez, titular de Comunicación Social de la Secretaría de Educación del Estado de Durango en La Laguna, quien luego se retractó cuando se le recordó que son patrimonio de la nación. Dejó en evidencia que existe una 'laguna' de conocimientos sobre la historia que envuelve a la República Mexicana y la Región Lagunera. El funcionario estatal aseguró que estará pendiente del proceso para rescatar estas piezas y sean instaladas donde se estipuló desde un principio; pues son una representación muy importante de la Independencia del país. Historiadores de la Región aseguraron que es importante rescatar las piezas, restaurarlas y ubicarlas adecuadamente." (1)

Estas dos Cabezas de Águila olvidadas corresponden a la Hacienda de la Cadena y el Rancho de Pelayo, ambos en el municipio de Mapimí, ya que el recorrido que siguió el cura Hidalgo, de acuerdo al estudio realizado para su colocación en 1960 estableció los siguientes puntos (todas ellas están desaparecidas):

233 Hacienda de la Cadena

234 Rancho de Pelayo

235 Rancho de Sanjuárez

236 Rancho de San Antonio



El jueves 18 de abril de 1811 "a las cinco de la mañana prosiguen su escabroso camino con dirección a la Hacienda de la Cadena, rumbo a la Hacienda de Cerro Gordo, pasando previamente por Pelayo, jurisdicción del municipio de Mapimí, continuando su viaje por los Ranchos de Sanjuárez y San Antonio, quedándose en este punto a pasar la noche". (2). Me llama la atención que en el artículo periodístico mencione la Hacienda de La Zarca como sitio por donde los Insurgentes en calidad de rehenes pasaron, siendo que en esa hacienda el único hecho histórico que sucedió, relacionado al paso de un personaje, fue con Benito Juaréz. La idea me remite a lo que experimenté cuando visitaba la Hacienda de Atequiza, en Jalisco, en donde, al preguntar sobre las Cabezas de Águila me refirieron a una placa, ya oculta, por cierto, de la presencia de don Adolfo Ruiz Cortines por la zona. Esto nos comprueba que cuando en México se habla de historia, se habla de un auténtico batidillo de tiempos, épocas y circunstancias.

Fuentes:

1.- Silva, Sandra. Artículo publicado en El Siglo de Torreón el 21 de marzo 2011, "Abandonan dos estelas".






2.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960.

Real de Mapimí, Durango. Cabeza número 232




En Mapimí sí existe una Cabeza de Águila, se encuentra en la Plaza Principal de esta población, lugar en donde hicieron una justa escala para descansar del ya extenuante recorrido que llevaban de 10 días, dicen unos; otros de quince días. Así pues, la duda queda, se afirma que a Mapimí llegaron el día 10 y que partieron el 18, otros dicen que solo estuvieron cuatro días, es decir, del 14 al 18.

"El padre Hidalgo en unión de sus compañeros cautivos arribaron al Real de Mapimí (hoy Villa de Mapimí) a las ocho de la noche, siendo internado en el Curato del pueblo a solicitud de las comunidades religiosas y a Allende, Aldama y Jiménez en el cuartel de Dragones, así como al ex torero Agustín Marroquín, Santos Villa, Mariano Hidalgo y demás personas de alta graduación que también van prisioneros, permanecen aquí hasta el día 17. De este lugar se devuelven las cuatro carretas al Rancho de San Fernando". (1)


Fuente:

1.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960

Cabezas de Águila en el municipio de Lerdo, Durango. Números 229, 230 y 231.

En la foto vemos la Cabeza de Águila correspondiente a la actual Ciudad Lerdo.


El recorrido que estamos haciendo por el estado de Durango, al igual que el de Coahuila, no me fue posible hacerlo físicamente, sin embargo en esta región, la del municipio de Lerdo, he contado con el apoyo de su Cronista, José de Jesús Vargas Garza, quien me confirma la existencia de una sola Cabeza en el municipio, en el ángulo nor-poniente de la Plaza Principal.

Según los datos que he ido recabando la Ruta de Hidalgo tocó los siguientes puntos:

229 Rancho de San Fernando de la Laguna, actual Ciudad Lerdo.

230 Rancho de San Isidro en el actual municipio de Lerdo

231 Rancho de Los Jacales en el actual municipio de Lerdo

Martes 9 de abril de 1811 "Llegan al Rancho de San Isidro Labrador, asegurando unos que de aquí enviaron a Durango siete prisioneros: Mariano Balleza, Igancio Hidalgo, Bernardino Conde, Pedro Bustamante, Carlos Medina, Ignacio Jiménez y Gregorio Melero Piña, que van escoltados por 25 dragones al mando del teniente coronel Pedro María Allende Zaavedra, quedando el resto a cargo del felón Igancio Elizondo. Ambos grupos salen a las seis de la mañana. El primero a la ciudad de Durango y el segundo a la ciudad de Chihuahua, conducido por Elizondo. Otras informaciones afirman que la separación anterior se hizo en Mapimí. De San Isidro se prosigue la marcha al Real de Mapimí, tocando antes un sitio denominado "Jacales", según la versión de Illarramendi Fierro, quien asegura que este mismo día llegó a Mapimí."

"Arnulfo Ochoa Reyna, Inspector General de la región de Durango de la SEP, en su estudio histórico dice que los prisioneros conducidos a Durango fueron fusilados por la espalda en un lugar denominado San Juan de Dios, que se encuentra a poca distancia de la población, con las ropas que traían a excepción de los que tenían carácter religioso a quienes se les ejecutó sin los vestidos talares por haberse dificultado su degradación y para no castigar también, con ellos a las sagradas vestiduras. Salvándose de estas ejecuciones fray Gregorio de la Concepción (de nombre de nacimiento: Gregorio Melero Piña), quien fue enviado a España, no permitiéndosele volver sino hasta después de consumada nuestra Independencia." (1)

Debemos agregar solamente que este comentario que hace el profesor Jiménez sobre la ejecución de los clérigos en la hacienda de San Juan de Dios, se hizo el 17 de julio de 1812 ya que los trámites para su degradación fueron largos y complicados.


Fuente:

1.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960.

San Sebastián, actual Gómez Palacio, Durango. Cabeza número 228

Es en la Presidencia Municipal de la actual Gómez Palacio, donde se encuentra la primera estela de Cabeza de Águila en el estado de Durango. Todo indica que el caso de Durango es muy parecido al de Coahuila en el sentido de que muchas de las Cabezas asignadas para marcar la ruta por este estado no fueron colocadas en su momento y abandonadas en algún lugar desconocido.

De acuerdo al profesor Felipe Jiménez el paso del cura Hidalgo en su calidad de rehén por la actual Gómez Palacio fue el lunes 8 de abril de 1811 que era el Miércoles Santo; no todos los autores coinciden con que esta sea la fecha, algunos lo establecen como el jueves11 de abril, como quiera, seguía siendo la Semana Santa de ese año.

"Procedente de la Hacienda de Hornos, entra en el Rancho de San Fernando de la Laguna, hoy Ciudad Lerdo, según afirmación histórica del profesor Armando Illarramendi Fierro, siendo más o menos las seis de la tarde, reportando una vez más, el jefe de la escolta cuatro soldados enfermos. Aquí mandan a herrar seis caballos de los dragones que vienen en malas condiciones: adquiere cuatro carretas para conducir a Mapimí, los soldados enfermos, la impedimenta y los bagajes. Saliendo todos el día nueve a las cinco de la mañana..." (1)

Fuente:

1.- Jiménez de la Rosa, Felipe. Ruta de Hidalgo 1810-1811. Lápiz y Papel de México. México, 1960.

martes, 19 de abril de 2011

Listado de los detenidos en Acatita de Baján



De acuerdo a los testimonios que se lograron en los acontecimientos de Acatita de Baján, el 21 de marzo de 1811, luego de la aprehensión de los Insurgentes, el parte fue que se habían detenido a 893 personas, 40 fueron muertos; 1 logró huir, ese fue Rafael Iriarte, seguramente tenía varios que lo seguían. De los 40 asesinados, solo sabemos el nombre de dos: Indalecio Allende Herrera y Joaquín Arias y de los 893 detenidos conocemos el nombre de los siguientes 72 patriotas que lucharon por la Independencia de México:

1.- Mariano Abasolo. Mariscal.
2.- Ignacio Aldama,
3.- Juan Aldama, Teniente General
4.- Ignacio Allende, Generalísimo
5.- Joaquín Arias
6.- José de los Ángeles, Teniente
7.- Jacobo Amado, Teniente Coronel
8.- José Miguel Arroyo
9.- Antonio Álvarez Veja, Sargento Mayor
10.- Aranda.
11.- Mariano Balleza, Padre
12.- Gerónimo Balleza
13.- Pedro Bustamante, Padre
14.- Antonio Belén, Padre
15.- Ignacio Camargo, Mariscal
16.- Juan Bautista Carrasco
17.- Juan Bautista de las Casas
18.- Bernardino Conde. Fraile
19.- Gregorio de la Concepción, Fraile
20.- José María de la Canal
21.- Sebastián Cornejo
22.- José María Chico. Coronel
23.- Manuel Chico
24.- Ignacio Chávez, Capitán
25.- Teodoro Chabell
26.- Juan Echais
27.- José María Echais
28.- Antonio Ferrer
29.- Valentín Fernández
30.- Vicente Frías
31.- Ramón Garcés, Licenciado
32.- Manuel Garcés, Licenciado
33.- Miguel Hidalgo y Costilla, Cura
34.- Mariano Hidalgo y Costilla
35.- Ignacio Hidalgo, Padre
36.- José Maríano Jiménez, Capitán General
37.- Ignacio Jiménez, Fraile
38.- Joaquín Jiménez
39.- Jacinto
40.- Francisco Lanzagorta, Mariscal
41.- Manuel María Lanzagorta

42.- Pedro León, Mayor de Plaza
43.- Luis Lara, Teniente Coronel
44.- Agustín Marroquín,Verdugo
45.- Carlos Medina, Fraile
46.- Andrés Molano
47.- Carlos Martínez
48.- Ignacio Maldonado
49.- Luis Mereles
50.- Francisco Marcarenas, Coronel
51.- Luis Malo
52.- Norina
53.- Nicolás Nava, Padre
54.- José Antonio Narváez, Alferez
55.- Antonio Nieva
56.- Francisco Olmedo, Padre
57.- Mariano Olivares, Teniente Coronel
58.- Onofre Portugal, Brigadier
59.- Francisco Pastor
60.- Juan Ignacio Ramón
61.- Ventura, Ramón
62.- Antonio Ruíz, Padre
63.- Trinidad Pérez, Alférez
64.- José Ignacio Solís, Intendente del Ejército
65.- Manuel Santamaría, General
66.- José María Salcido, Padre
67.- Vicente Salderna, Teniente
68.- Pedro Taboada
69.- Vicente Valencia, Director de Ingenieros
70.- José Santos Villa, Director de la Banda de Música
71.- Nicolás Zapata, Mariscal
72.- Carlos Zepeda.


En este listado estamos enfrentando, una vez más, el dejo del mundo masculinizante del siglo XIX, no aparece ni siquiera el nombre de una mujer. Dentro de los detenidos venía Manuela Taboada de Aldama y Antonia Herrera; se dice que viajaba con ellos una cantante que les amenizaba las tardes, pero no hay mayor dato de ella. Se dice que había un carro donde viajaban solo mujeres, pero no sabemos los nombres de las mismas y todas ellas fueron detenidas. Seguiremos en la búsqueda de más patriotas anónimos para su justo reconocimiento.

lunes, 18 de abril de 2011

Lo que pasaba en la ciudad de México cuando Hidalgo iba prisionero rumbo a Chihuahua.

Toda historia siempre lleva dos versiones, una la de los derrotados, la otra la de los vencedores, en este caso veremos hoy lo versión de estos segundos, los realistas que además de haber vencido el 17 de enero en Puente de Calderón, ahora consumaban su victoria al haber aprehendido a los principales jefes del movimiento insurgente en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811. Sabemos que luego del prendimento fueron tratados en condiciones infrahumanas durante la semana que permanecieron prisioneros en Monclova, luego iniciarían el largo peregrinaje que los llevaría a cruzar el actual estado de Coahuila para luego enfilar rumbo norte hacia Chihuahua. La Semana Santa coincidiría con las manifestaciones de júbilo que se vivieron en la ciudad de México cuando llegó allá la noticia de la aprehensión de 893 Insurgentes, entre ellos Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez. Al respecto, Lucas Alamán comenta:

"El virrey hizo solemnizar el suceso con salvas de artillería y repiques de campanas; más como no se habían recibido pormenores algunos ni otra cosa que el aviso de Ochoa, todo era dudas y confusiones y los afectos a la revolución no daban crédito a lo que se decía, no pudiendo acabar de persuadirse que Allende e Hidalgo, cuyas desaveniencias eran poco conocidas en la capital, se hubieran podido exponer a un suceso tan desgraciado, confiados a tropas de incierta fidelidad, llamando la atención con tan numerosa caravana y excitando la codicia con tantos caudales..." (1)

Por otro lado leemos que "el 8 de abril de 1811, Lunes Santo, en la capital de la Nueva España se tuvo conocimiento de la aprehensión de los principales Insurgentes. El 13 de abril el virrey Venegas ordenó que los prisioneros fueran juzgados por un Consejo de Guerra y que la sentencia fuera ejecutada sin pérdida de tiempo. Temía que la dilación de esta providencia o la traslación de los reos a otros parajes, podría ser contraproducente. Asimismo se dispuso que sus cabezas "sean fijadas en las poblaciones donde ejecutaron sus primeros crímenes, o brotó la insurrección". (2)

Al analizar estas fechas nos damos cuenta de que el virrey, de acuerdo a la tradición de la época y ante la importancia de la celebración de la Semana Santa, como tiempo de recogimiento y reflexión, dejó en el escritorio la importante noticia y dejó pasar la semana, para que el Sábado de Gloria, el 13 de abril de 1811, diera la instrucción de que les fueran cortadas las cabezas a los cuatro principales jefes insurrectos.

Todo esto nos conduce a pensar el modo en que viajaban los Insurgentes aquel 21 de marzo, se dice de varios coches, una docena de ellos, en donde viajaban los principales jefes, los religiosos y las mujeres. "El primer en caer fue fray Gregorio de la Concepción, después el primer coche, en el que viajaban fray Pedro Busatamante y cuatro personas más: luego un oficial de apellido González, juntamente con sus hombres. El oficial murió al querer iniciar la defensa; siguieron otros dos carros con familias y religiosos que fueron aprehendidos y atados sin dificultad. En el cuarto carro iba don Mariano Hidalgo, que también fue hecho prisionero". (3)

Vendría luego el carro donde viajaban Allende, Jiménez y Arias, entre otros, se daría el incidente en que éste último quedaría mal herido y moriría en la noche, mientras que el hijo de Allende, Indalecio, fallecía en ese lugar, junto con 39 personas más, de los cuales solo se sabe el nombre de un tal González. "Al día siguiente, el 22 de marzo, la caravana de prisioneros en la que iban los primeros y principales caudillos, atados con las manos a la espalda, los pies unos con el el otro y montados a "mujeriegas" sobre mulas, salió hacia Monclova. Y de ahí el 26 hacia Chihuahua (hay autores que dicen fue el 31 de marzo cuando salieron de Monclova), el brigader Nemesio Salcedo ordenó que fueran separados los ecelesiásticos, con la única excepción del cura Hidalgo, de los demás reos, para ser trasladados a Durango, y siguió con los demás por el río Nazas, el Bolsón de Mapimí, pueblos y rancherías hasta por fin llegar el 23 de abril, después de un viaje de casi un mes a lomo de mula..." (4) Interesante será saber los nombres de los prisioneros, eso listado lo veremos en el siguiente artículo.




Fuentes:

1.- Alamán, Lucas. Historia de Méjico. Bibilioteca Virtual Antorcha.

2.- Flores, Imer B. Las proclamas y proezas de los primeros caudillos de la Independencia: La causa de Ignacio Allende, y los casos de Juan Aldama y José Mariano Jiménez. Biblioteca Jurídica.org

3.- Estrada Barrera, Enrique. Hidalgo: excomulgado y fusilado en Chihuahua. Periodistas en Línea.org

4.- Flores, Imer B. Op. cit.

El tabaco, uno de los negocios más rentables durante la guerra de Independencia.

Al principio de este blog, durante el primer mes de su publicación, la intención fue crear una base de información que nos dieran una mejor idea de lo que era México en 1810, uno de esos artículos nos ofrece una de las ordenanzas que se publicaron en 1811 cuando, ante el temor de que las ideas insurreccionistas cundieran, se regularon los horarios de la venta de bebidas embrigantes, esto, entre otras cosas para evitar que la gente se agrupara y tocara el tema de la lucha armada. Así pues, vemos cuan importante era el negocio de las bebidas embriagantes, especialmente el pulque, negocio que estaba monopolizado a través de los llamados estancos. Había también un control sobre el luego y este era controlado por el estanco de los naipes y, como el alcohol y el juego de mesa están muy ligados al tabaco, éste, el tabaco, era también controlado por el estanco.


"No obstante la natural difusión por el país del tabaco, llamado yétl por los nahuas, en 1765 el visitador Gálvez estableció su estanco como una de sus primeras reformas. Y fue este el principal de los ramos de la Real Hacienda destinados a España, cuyo calor líquido anual era de unos tres y medio millones de pesos. El estanco del tabaco significó estrictas restricciones a su cultivo, elaboración y comercio. De las muchas regiones que producían excelente tabaco solo se permitió cultivarlo en unas 4 o 5 leguas cuadradas por Córdoba, Orizaba, Huatusco y Zongolica. Y los cultivadores privilegiados tenían que vender su cosecha al gobierno y al precio que éste fijaba.

La elaboración y venta del tabaco estaba también a cargo del gobierno que tenía fábrica en México (la actual ciudadela), Puebla, Orizaba,, Oaxaca, Querétaro, Guadalajara y Valladolid. En la industria tabacalera trabajaban 17,256 personas: 5,228 empleadas en la administración y 12,028 en las fábricas. Durante la Guerra de Independencia el tabaco fue la renta más productiva. Era un monopolio absurdo". (1)

Fue así como, el que derrotara a Hidalgo en el Puente de Calderón y que por ese hecho se le diera el título de Conde de Calderón y dos años más tarde se le nombrara virrey, Calleja tuvo que enfrentar esta vez el control administrativo de una región en conflicto y próxima a la bancarrota. "En marzo de 1813, el virrey Félix María Calleja planteó al ministro de Guerra que el erario virreinal se hallaba "exhausto y empobrecido". La tesorería de la ciudad de México carecía de sus ingresos ordinarios a causa del bloqueo de caminos y del establecimiento de casas de moneda en los principales centros mineros. Además, las enormes deudas acumuladas por el gobierno habían debilitado su crédito. Con el propósito de disponer de fondos para pagar a los cosecheros de Orizaba y Córdoba, en julio el virrey duplicó el precio del tabaco. Sin embargo, la consecuente baja de las ventas lo obligó a restaurar el precio anterior, al cabo de unos meses.

Además del problema de los ingresos del gobierno, el virrey tenía que mantener cierta actividad en las fábricas de puros y cigarros, de las que dependían la manutención de numerosas familias. De aquí que en el mismo año de 1813, Calleja tomara la decisión de que se vendiera tabaco por valor de un millón de pesos. De éste, 600,000 se destinaron a abastecer ciudades de México, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Guanajuato y Valladolid, donde se mantenía el estanco. El tabaco correspondiente a los restantes 400,000, se canalizó a las provincias interiores, donde se autorizó a los particulares a vender puros y cigarros a cualquier precio, con libertad de gravámenes únicamente durante un año. En esta forma pudieron pagarse parte de las cosechas de las villas de 1814". (2)


Fuentes:


1.- Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía, de México. Editorial Porrúa. México, 1995.

2.- Del Valle Pavón, Guillermina. El monopolio del tabaco en Veracruz durante la Guerra de Independencia. Veracruz en Armas, la guerra civil 1810-1820. Juan Ortíz Escamilla, compilador. Gobierno del Estado de Veracruz. Jalapa, 2010.

viernes, 15 de abril de 2011

Y... las mujeres de Nuevo León también participaron en la guerra de Independencia.

En esta labor que nos hemos hechado a cuestas, de rescatar el mayor número posible de nombres, apodos, o relaciones con alguno de los Insurgentes, que en este mundo machista solo se han documentado las participaciones masculinas durante la guerra por la Independencia de México, siendo que la guerra se hizo a la par, hombres y mujeres participando activamente por la emancipación. Agregaré que también hubo ninos, más allá del mejor conocido de todos, Narciso Mendoza, el llamado "niño artillero" fueron muchos que, siguiendo a sus padres participaron, de algún modo en este episodio de la historia nacional.

Lo que hoy nos ocupa lo encontré en un particular libro publicado en Monterrey en la modalidad de comic, en donde se da cuenta de una episodio no del todo conocido, es decir, no muy difundido que, como sucede con buena parte de los capítulos de historia nacional, se quedan como referentes locales, siendo que su importancia es nacional. Lo que leí fue esto: "Este fue el caso de 70 mujeres -cuyos nombres desconocemos- que el 16 de julio de 1813 se enfrentaron a los realistas en el río Pilón, todas eran "sirvientas y cocineras" y las que no murieron fueron seriamente castigadas". Esta historia nos remite a lo sucedido en Monterrey días antes, cuando hubo un enfrentamiento entre Insurgentes y realistas en donde destaca, como punto referente, la activa participación del héroe tamaulipeco Bernardo Gutiérrez de Lara.

En Monterrey sucede que, luego de ese enfrentamiento el aparentemente único cañón existente y que pertenecía al lado realista, es tomado por los Insurgentes y llevado fuera de allí, rumbo a un paraje denominado La Chorreada, lugar en el cual, aparecen estas que bien podríamos catalogar como las amazonas neoleonesas. Era la mañana del día 16 de julio de 1813, los realistas llevaban dos semanas persiguiendo a los insurrectos que, aunque en retirada, cada vez eran más. Uno de los espías avisó al teniente Vivero, al mando realista, sobre la salida de Pesquería rumbo a La Chorreada, de José de Herrera, su alférez auxiliar, Perales y Policarpo Verástegui, todos ellos asignados por Gutiérrez de Lara para incursionar en el Nuevo Reino de León y Coahuila; se menciona que también el Indio Doroteo los acompañaba. El coronel Timoteo Montañez fue notificado y decidieron ir tras ellos. Al mediodía fueron divisados por el rumbo de La Chorreada, a las orillas del río Pilón. Habían colocado allí el cañón que Leandro de la Cruz había capturado durante la incursión en Monterrey; la caballería se dividió en cuatro y al centro había muchos de a pié, resguardando el cañón. Fue entonces que aparecieron con una bandera roja muchas mujeres, se dice que setenta. La mayoría montadas a caballo y todas armadas. La abanderada se adelantó y arengó a los realistas con voz tan fuerte que, dicen, retumbó en la cañada diciendo: "Hermanos y compatriotas, únanse a las fuerzas americanas, no sean ingratos con quienes luchamos por salvar a la patria!".

Montanio las atacó ferozmente, la batalla fue descarnada, pudiendo los realistas llegar a la punta de la loma y recuperar el cañón. Las mujeres gritaban ensordecedoramente, peleaban valientemente infundiendo miedo a sus enemigos, parecían unas verdaderas amazonas, valientes y disididas. Muchas cayeron luchando y otras fueron capturadas. la batalla se prolongó por casi tres horas con resultado favorable a los realistas y un saldo trágico: 52 muertos y 25 prisioneros. 177 caballos y 73 monturas fueron confiscadas y el cañón fue tomado, de nueva cuenta, por los realistas.

Tocará a las futuras generaciones de mexicanos seguir navegando más a profundidad en el tema de la participación de las mujeres en la Independencia, con el fin de ir recuperando más historias de su participación, más nombres y apellidos, apodos también, pero dejar de seguir mencionando que era la esposa, concubina o amasia de alguien de que, por ser del género masculino, se sabe su nombre. Las mujeres valientes tienen y han tenido nombre, démoslo a conocer.




Fuente:

Espinosa Morales, Lydia. Episodios de la Independencia en Nuevo Reino de León. Fondo Editorial Nuevo León. Monterrey, 2010.




Enlaces:

Para entender mejor esta historia, te recomiendo entrar en el siguiente sitio:

jueves, 14 de abril de 2011

Martínez de García Rojas, Nava y Covarrubias, tres mujeres en la Independencia.

Quiza sea que debido al Bicentenario más pequenas biografías de mujeres participantes en el movimiento de emancipación de México están siendo anadidas a los listados que dan cuenta de ello, como es el caso de la nueva Enciclopedia a la que tenemos acceso a través de la Internet: es en Wikipedia que encontramos los siguientes datos:


María Luisa Martínez de García Rojas (1870-1817). Nació en Erongarícuaro, Michoacán. Heroína insurgente. Su esposo fue el C. Esteban García Rojas, que fabricaba jaranas (instrumento parecido a la guitarra). Sus actividades dentro de la población de Erongarícuaro fueron las del comercio, pues, además de la fabricación de jaranas, tenían una tienda de abarrotes, además de que poseían tierras que cultivaban. Sirvió a los insurgentes comunicándoles los movimientos de las tropas virreinales, por lo que se la encarceló y se la multó en varias ocasiones. Como no podía pagar la última fuerte multa, fue condenada a ser fusilada.


En el pueblo todos eran chaquetas, es decir, partidarios de los realistas; pero ella, amantísima del bando contrario. Servía de corazón a los guerrilleros insurgentes; con actividad les proporcionaba noticias oportunas, víveres, recursos, y les enviaba además comunicaciones de los jefes superiores, con quienes sostenía continuada correspondencia. Un día fue sorprendido por don Pedro Celestino Negrete el correo de la Martínez, que era portador de cartas dirigidas al guerrillero Tomás Pacheco. Luisa Martínez huyó; pero fue perseguida, hecha prisionera y encapillada. Para recobrar la libertad, tuvo que pagar dos mil pesos y prometer no volver a comunicarse con los patriotas.


Mas no escarmentó en lo sucesivo. Tres veces más se la persiguió, se la encarceló y se la multó hasta que al fin no pudo satisfacer la cantidad de cuatro mil pesos que le exigía don Pedro Celestino Negrete, y fue fusilada por orden de éste en uno de los ángulos del cementerio de la parroquia de Erongarícuaro, en el año de 1817.


Poco antes de morir, dirigiéndose a Negrete, le dijo:


«¿Por qué tan obstinada persecución contra mí? Tengo derecho a hacer cuanto pueda en favor de mi patria, porque soy mexicana. No creo cometer ninguna falta con mi conducta, sino cumplir con mi deber."


Negrete permaneció inflexible, y Luisa Martínez cayó atravesada por las balas de los realistas. (1)


Antonia Nava es un personaje de la Independencia de México. Se supone que nació en el actual estado de Guerrero, en el año de 1780; y que debió morir en 1822, sin conocerse a ciencia cierta el sitio de su fallecimiento ni la causa. Nava fue esposa del militar insurgente Nicolás Catalán, que participó en la guerra junto a José María Morelos y Pavón hasta su muerte. Por permanecer siempre al lado de su esposo, fue conocida por su tropa como La Generala. Durante el sitio de Jaleaca, los insurgentes estaban desabastecidos de provisiones, razón por la cual Nicolás Bravo ordenó el sacrificio de algunos soldados con el propósito de ahorrar provisiones. Correspondió a Catalán la ejecución de la orden. Antes de que su esposo ejecutara a ningún soldado, Nava y Catalina González se propusieron para ser fusiladas, de esta forma la dirigencia insurgente se desistió de la orden. Catalán fue muerto en Jaleaca. Antonia Nava fue llevada ante Morelos por la tropa. Aunque el Generalísimo insurgente quiso consolarla, Nava se negó y dijo que no estaba ahí para llorar, sino para entregar a sus hijos como soldados. El nombre de Antonia Nava está inscrito con letras de oro en el Palacio Legislativo de San Lázaro, sede del Congreso de la Unión de México. (2)


Petra Covarrubias, esposa del Coronel Pedro Regalado Llamas que fue un Insurgente colimense que mantuvo la Insurgencia por la Independencia en Colima. Nació en la Villa de Colima el 18 de mayo de 1787. Regalado Llamas, junto con su sobrino Manuel Llamas, se incorporaron a la lucha por la independencia el 30 de septiemre de 1810. Combatieron a los realistas en el territorio de Colima y fueron conocidos como "Los Regalado". El 17 de mayo de 1813 cuidó a las tropas del general José María Morelos, enviando víveres al sargento Manuel Llamas y la mitad de sus fusileros al cuartel general de Maquilí. Pedro fue pasado por las armas en Colima el 14 de marzo de 1814, dejando viuda a su esposa Petra Covarrubias. Fue enterrado por el presbítero Joaquín Ortega en la Parroquia de Colima.


Fuente:


1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Luisa_Mart%C3%ADnez_de_Garc%C3%ADa_Rojas



Manuela Rojas de Taboada, detenida junto con su marido y su hijo en Acatita de Baján.

Otra de las mujeres detenidas en Acatita de Baján junto con todo el ejército Insurgente fue donia Manuela de Rojas y Taboada, esposa de don Mariano Abasolo, el que se dice fue héroe forzado de nuestra Independencia ya que él no comulgaba con muchas de las ideas y por la amistad que mantenía con Allende fue que participó en la lucha armada. Criollos de buena fortuna Manuela y Mariano mantenían una estrecha relación. Ambos eran jóvenes, 27 contaba él en 1810; 24 eran los anios que tenía Manuela. Tuvieron un hijo: Manuel Abasolo Rojas. Los tres fueron hechos prisioneros ese 21 de marzo de 1811 y conducidos a Chihuahua.


"En el saqueo y matanzas de los europeos no solamente no tuvo Abasolo parte alguna, sino que él mismo sufrió grave pérdida, habiéndole obligado Hidalgo en Celaya a entregar una suma considerable perteneciente a la testamentaría de su suegro D; Antonio Taboada, que estaba depositada en el convento del Carmen, y tomado D. Ignacio Aldama en S. Miguel una existencia de maiz de la misma pertenencia; en Guadalajara y otros puntos puso en salvo a mas de cien europeos, entre ellos al brigadier Abarca, sacándolos de la prision y ocultándolos, prevaliéndose para ello de su empleo, en virtud del cual daba órden a las guardias para que los dejasen salir en su compañía, y deseoso siempre de apartarse de la revolucion, desde el Saltillo escribió al general Calleja solicitando el indulto, que se le habia ofrecido por medio de su esposa Doña Manuela de Rojas y Taboada.


Esta ejemplar señora, modelo de una mujer varonil y amante de su marido, se habia quedado en S. Miguel cuando aquel partió para Valladolid con D. Juan Aldama, que como hemos visto, despues de la toma de Guanajuato se separó de Hidalgo en S. Felipe, para ir por su órden a recoger gente en los pueblos del otro lado de la sierra. Al acercarse Flon a S. Miguel, la Sra. de Abasolo se retiró a Celaya con su madre política y las cuñadas de Allende, y de allí pasaron a Valladolid, de donde siguieron a Hidalgo a Guadalajara. En esta ciudad hizo mil esfuerzos por el influjo y estimacion que disfrutaba, para salvar a cuantos europeos pudo del degüello a que Hidalgo los habia condenado.


Habiendo entrado allí Calleja, obtuvo pasaporte de este general el 13 de Febrero, con el objeto de seguir a su marido y apartarlo de la revolucion, y con este mismo fin le escribió desde S. Luis dos cartas llenas de ternura y afecto, pero con noble espíritu y posponiendo su cariño a lo que exige el honor, exponiéndole la peligrosa posicion en que se hallaba, le dice que hubiera podido tolerar que muriese en una accion, pero con afrenta no. Autorizada con nuevo pasaporte de Calleja, expedido en su marcha a S. Luis en la hacienda de la Laguna en 27 de Febrero, continuó su viaje al Saltillo, en donde habiéndose hecho sospechoso a Allende el objeto de su venida, le prohibió que saliese de su casa y que manifestase a nadie los indultos impresos que habia traido, e hizo vigilar de mas cerca la conducta de Abasolo. Acompañó a este la constante Da. Manuela y fue aprehendida con él en Bajan, así como tambien su suegra e hijos, y con ambos emprendió nuevo y dilatado viaje a Chihuahua, en donde no omitió diligencia para salvar la vida de su marido.


Abasolo fue llevado a Cadiz, donde murió en el castillo de Santa Catarina; su excelente esposa reunió algunos recursos de los bienes que le quedaban, y siguió a su marido al otro lado de los mares, acompañándole en su prision, aliviándole en cuanto pudo las angustias de esta, y cuando lo dejó enterrado, regresó a su patria, en donde sin omitir muchos actos de beneficencia en favor de los perseguidos, se dedicó a la educacion de su hijo D. Rafael, que vive retirado en sus fincas, de cuyo manejo se ocupa. Matrona verdaderamente admirable, digno modelo de esposas y madres, y ornamento de un sexo, cuyas virtudes hicieron tanto honor al carácter mexicano, en aquellas angustiadas circunstancias". (1)


"Abasolo fue conducido a la fortaleza de Santa Catalina y la joven mexicana, perdida en la ciudad de Cádiz, el "Puerto de las Américas", volvió a picar piedra, es decir, a suplicar y sollozar y del tal manera lo hizo que le permitieron acompanar a su marido a la prisión. 'Era esta ilustre mexicana, dice el doctor Mora, de una familia rica y principal del pueblo de Chamacuero (estado de Guanajuato) y había casado un anio antes de empezar la insurrección con Abasolo". Muy joven era y reveladora de una decisión notable. La joven insumisa, valerosa y llena de amores y decisiones profundas, estuvo en la fortaleza-prisión de Santa Catalina (Castillo de Santa Catalina (Cádiz) hasta la muerte de su marido en 1819. Allí, dice el doctor Mora (y se reproduce a la letra en la página 218 del tercer tomo de México a través de los siglos, repito que es obra o tomos imprescindibles) "permanecieron en miseria y desamparo que los americanos aliviaban algunas veces como podían hasta que en 1819 Abasolo murió en prisión y la senora se restituyó a su patria". Restituidos sus bienes con la Independencia, Manuela Taboada desapareció de la memoria colectiva de los mexicanos". (2)


Fuente:


1.- Alaman, Lucas. Historia de Méjico. Biblioteca Virtual Antorcha. http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/revolucion_hidalgo/8_1.html


2.- Alponte, Juan María. Foros de discusión histórica Paralax. http://foros.paralax.com.mx/discus/messages/590/103701.html?1197228611

Algunos de los Clérigos detenidos en Acatita de Baján

Estos son apenas cuatro nombres de la lista de más de veinte Clérigos y Sacerdotes que empañaban al cura Hidalgo en su movimiento de insurrección y que fueron detenidos en Acatita de Baján y remitidos a Durango para ser enjuiciados, algunos de ellos conseguirían el indulto, otros prisión perpetua y algunos más fusilados el 17 de julio de 1812 en la hacienda de San Juan de Dios en Durango.


José Francisco OLMEDO. Presbítero que desempeñaba el cargo de vicario en San Miguel el Grande en 1810 al producirse el movimiento insurgente tomó las armas en favor de la rebeldía y siguió las diversas vicisitudes del ejército de Hidalgo hasta caer prisionero en Acatita de Baján el 21 de marzo, junto con el grueso del ejército independentista. En el camino de Chihuahua fue separado del grupo por disposición del gobernador de Texas, junto con unos eclesiásticos y frailes y conducido a Durango, en donde fue procesado. Ignoramos a que pena se le condenó ya que tan solo conocemos un documento suyo, agregado a la causa de fray Gregorio de la Concepción, de mucha importancia, pues demuestra que no sufrió el castigo de muerte a que fueron condenados algunos eclesiásticos que siguieron a Hidalgo y cayeron también prisioneros en Acatita. Ese documento firmando en Durango fue el 23 de diciembre de 1812.


Nicolás de NAVA. Sacerdote que intervino en la lucha que en propósito de la independencia inició don Miguel Hidalgo en 1810. Era domiciliario de la diócesis de Guadalajara y cayó prisionero en Acatita. Muchos autores, en historias generales, y lo que es más raro, en ensayos monográficos, señalan su muerte en el fusilamiento habido el 17 de julio de 1812, en la hacienda de San Juan de Dios en las proximidades de Durango, dato erróneo, ya que vivía en prisión, el 23 de diciembre del mismo año en la cárcel de San Francisco de la ciudad mencionada, desde donde mandaba la solicitud de indulto.... no se sabe más de su vida.


Antonio RUIZ. Se le traslado a Parras y después a Durango, algunos afirman que fue uno de los eclesiásticos fusilados en la hacienda de San Juan de Dios el 17 de julio de 1812, pero por los documentos que forman la causa seguida a fray Gregorio de la Concepción, se viene en conocimiento que se le instruía proceso en 1813, como del estudio de fray Gregorio, se deduce que este era el reo más comprometido y salvó su vida, fácil es colegir que las cargos contra Antonio Ruiz escribía al gobernador intendente que la causa más grave era la del carmelita fray Gregorio.


Ignacio HIDALGO. Sobrino del prócer, del cura y de don Mariano, que había acompañado a sus tíos desde el principio de la revolución, pues con ellos vivía en Dolores, como era clérigo, fue enviado a Durango, donde se le fusiló hasta un año y meses después, el 12 de julio de 1812, en compañía del padre Balleza y de otros eclesiásticos. Ninguna razón ni motivo hubo para el fusilamiento, que fue una crueldad inutil de Bonavía, pues no consta que cometiese don Ignacio ningún hecho delictuoso ni tuviese cargo alguno en la revolución; acompañaba a don Miguel como lo acompañaba las señoras de su familia y de las de otros generales.

miércoles, 13 de abril de 2011

Indalecio Allende y Antonia Herrera, personajes que participaron en la Guerra de Independencia


La lista de las mujeres que participaron en la guerra de Independencia de México ha ido creciendo al tiempo que hemos ido recorriendo la Ruta de Hidalgo en este espacio electrónico. El día de hoy estamos ante un personaje del cual no se sabe mucho, como sucede en la mayoría de los casos en donde se hace referencia de una mujer, en donde sabemos en ocasiones solo su nombre y algún dato adicional, en otras, que es la mayoría solo nos llegamos a enterar de su apodo o su nombre de pila.

Antonia Herrera pasa a la historia de México por haber participado activamente en el movimiento de insurrección, de sus actos poco se sabe pero está presente en un momento crucial, el 21 de marzo de 1811 justo en Acatita de Baján ya que se dice, viajaba en el séptimo de los carros aprehendidos, donde viajaba junto a su marido y su hijo, es decir, junto a Ignacio e Indalecio.

"La mujer que acompañaba a Allende todas partes muy probablemente era la madre de su hijo Indalecio: Antonia Herrera. Al respecto cabe recordar lo dicho por Arteaga, Benito A. El héroe olvidado: razgos biográficos de don Igancio Allende. México. SEDENA. 1993, p. 21 "a la edad de 22 o 23 años amó con verdadera pasión a una señorita cuyo nombre omito, en la que tuvo un hijo por nombre Indalecio, y sin duda, se habría casado con ella; pero don José María Unzaga, a quien respetaba como padre, se lo impidió constantemente y tuvo que prescindir, aunque muy a su pesar, de pretensiones y limitándose a recoger a dicho su hijo, que reconoció públicamente".(1)

De Ignacio Allende sabemos que nació en 1769, hijo de don Domingo Narciso de Allende y Mariana Unzaga de Fuentes y que cuando contaba los 23 años fue cuando nació Indalecio, esto nos indica entonces que fue en 1792 el nacimiento de Indalecio, consecuentemente para 1811 él, Indalecio, contaba con 17 años.

Fue en abril de 1802 cuando Ignacio Allende casa formal y cristianamente con María de la Luz Agustina de las Fuentes, joven viuda de don Benito Manuel Aldama, todos vecinos de la villa de San Miguel el Grande. A los seis meses muere María de la Luz quedando Ignacio Allende viudo pero, de él leemos que "se caracterizó de aventurero, había tenido antes de casarse varios hijos naturales, aunque no fue desobligado, pues tal parece que estuvo al pendiente de ellos, y jamás negó su paternidad. El primer hijo fue Indalecio, a quien tuvo con doña Antonia Herrera, y posteriormente con otras dos señoras tuvo a Juana Allende y José Guadalupe Allende". (2)


Recuerdo haber oído una vez un comentario por parte del Cronista de Salamanca, Juan José Rodríguez que el ya finado Cronista de San Miguel Allende le comentó en una ocasión que una de las mujeres con quién Allende había tenido descendencia era originaria de Salamanca, Guanajuato, pero no estaba corroborado el dato. Sería interesante saber si se trataba, efectivamente de Antonia Herrera. Tarea por demás difícil pues son pocos los datos que de ella tenemos y, pensando que fue la madre de Juana o de José Guadalupe o de una cuarta hija, de nombre Mariana, la cosa se complica aun más pues desconocemos de ellas hasta el nombre.

Partiendo de la idea de que en ese siglo XIX que apenas llevaba su primera década el modo de pensar y de actuar era muy diferente al actual, me llama sobre manera un pasaje que, sobre Indalecio, nos relata Pedro García, uno de los pocos, sino el único que dejó testimonio escrito de su participación al principio de la guerra de Independencia; el cual me deja la duda si fue una acción imprudente por parte de Allende el haberle regalado un brioso corcel a un joven de tan solo 17 años o, efectivamente, la casta la había sacado en pleno y de ahí que ostentara el grado que en el ejército Insurgente se le dio:

"Hubo un incidente, pequeño al parecer, pero que dio motivo a un rompimiento antes de tiempo y que impidió altas determinaciones muy necesarias. Es el caso que habían regalado a Indalecio, hijo de Allende, un bello caballo, que quiso montar aquel día (17 de enero de 1811, Batalla del Puente de Calderón) para entrar en batalla, y como el referido Indalecio tuviera que ir a comunicar una orden de Allende al general Arias, que mandaba la derecha, se dirigió por el frente de la línea: se alborotó el caballo, que era bastante fogoso y además duro de boca, y como había de tomar por otra dirección, lo hizo por el frente que ocupaba el enemigo. Advirtiendo de esta ocurrencia el jefe del centro, destacó inmediatamente diez hombres de caballería que fueran en su alcance; estos lograron hacer volver el animal en dirección opuesta, pero fue preciso acercarse mucho a la línea enemiga, que estando ya preparada, sólo esperaba una oportunidad para romper sus fuegos. Creyó desde luego que aquellos diez hombres, en una carrera precipitada, podía bien ser un ardid para llamar la atención por aquel rumbo, así fue que hubo algunos disparos de fusil y otros de cañón que no hicieron daño alguno". (3)

Pedro García vuelve a mencionar la presencia de Indalecio hasta el crucial día del prendimento en donde narra la manera en que es asesinado practicamente a quemarropa, siendo sus padres, don Ignacio Allende y Antonia Herrera testigos de tan trágico acontecimiento. Sobre sus medios hermanos no tenemos muchos datos, solo se menciona como punto de referencia el lugar donde una hija de Allende vivía en la ciudad de México: "Doña Josefa (Ortíz de Domínguez) muere de pleuresía, en la calle segunda del Indio Triste, el dos de marzo de 1829 y fue sepultada, a petición suya, en la Iglesia de Santa Catalina, donde residía una hija de Ignacio Allende, de madre desconocida". (4) Quizá se está refiriendo a Juana María, quién en 1869 se dirige al entonces presidente Benito Juárez solicitándole le sea pagada la pensión de 60 pesos mensuales que le fue otorgada el 11 de noviembre de 1868 por decreto y que a la fecha no se le había entregado nada, en la carta la hija de Allende menciona su avanzada edad y los achaques que está padeciendo, comentando que le queda poco tiempo de vida y al parecer, estaba en gran necesidad. (5)

Otro hijo varón fue José Guadalupe, de él sabemos que participó en la guerra de intervención pero no más. Finalmente encontramos que Allende tuvo una hija más, de madre desconocida, ella se llamó Mariana Allende, casa en 1815 con Francisco Lojero en el pueblo de Dolores, Guanajuato. Ella lleva el nombre de su abuela y de su tía.

Se dice que Ignacio Allende fue el quinto de los hijos del matrimonio Allende Unzaga, pero tenemos los datos que lo muestran como el cuarto: 1.- José de la Luz, nacido en 1763; 2.- María Josefa en 1765; Domingo José en 1766; José Ignacio en 1769; María Manuela en 1770 y Mariana en 1772.

"Así la caravana en la que venían los Insurgentes fue emboscada y los miembros de los carruajes que integraban el convoy fueron amarrados y hechos prisioneros. En el sexto coche venía Allende, con su mujer, su hijo y otros acompanantes". (6) "Esto sucedió con el general Arias y el hijo de Allende, Indalecio, que iban juntos. Este joven tan resuelto y tan valiente, no pudo sufrir semejante intimación. Por de pronto creyó ser una chanza, como algunas veces había sucedido, más luego que salió de su error tomó una pistola y desde dentro dirigió un tiro al soldado que más se acercaba, en consecuencia de lo cual los veinte soldados dirigieron sus tiros a la caja del coche, dando por resultado la muerte de Indalecio y el romper una pierna al general Arias, que al fin murió en la noche". (7)


Con motivo del Bicentenario, el Gobierno del Estado de Nuevo León publicó un libro en el que rescata los personajes que en ese estado participaron en la guerra por la independencia. Lydia Espinosa Morales cuenta de una mujer que luego de cantar amenamente en Saltillo a los Insurgentes, la invitaron a que continuara con ellos para que, en esos momentos tan tensos que vivían les alegrara las tardes con su canto, la mujer aceptó y siguió con el grupo en uno de los carros que serían detenidos en Acatita de Baján. Me surge la duda si esta mujer es la que se dice viajaba junto a Allende y no lo era Antonia Herrera. (8)
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Fuentes:


1.- Flores, Imer B. Las proclamas y proezas de los primeros caudillos de la Independencia: la causa de Ignacio Allende, y los casos de Juan Aldama y José Mariano Jiménez. Biblioteca Jurídica. org

2.- Semanario Chopper de Guanajuato. Efemérides de Guanajuato, 9 al 15 de abril. Sito Electrónico.

3.- García, Pedro. Con el cura Hidalgo en la guerra de Independencia. SEP/FCE. México, 1982

4.- Orozco Sosa, Gabriela. Vencedores y vencidos, lo que no se cuenta de los personajes de la historia de México. Quarzo. México, 2002.

5.- Carta dirigida al presidente Juárez. 500 años de México en documentos. Sitio Electrónico Biblioteca TV.


6.- Flores, Imer B, op cit

7.- García, Pedro. op cit . 8.- Espinosa Morales, Lydia. Episodios de la Independencia en el Nuevo Reino de León. Fondo Editorial Nuevo León. Monterrey, 2010.