Vista nocturna a
Al adentrarnos en la historia, al conocer la ruta que don Miguel Hidalgo llevó desde Dolores hasta Chihuahua, vemos que se determinó colocar las estelas de las Cabezas de Águila en 260 lugares, solo que no son 260 puntos por los que haya pasado don Miguel, no son 260 escalas las que hizo. Hay lugares por donde pasó y no hay una Cabeza Águila, hay ciudades, como Guanajuato en donde hubo cuatro monumentos, en otras 2, como lo es en Irapuato y en Ixtlahuaca. Por lo tanto la pregunta surge: ¿por qué precisamente 260 estelas?
Una visión gráfica del Génesis en
Si damos un vistazo a lo más profundo del pensamiento filosófico de los antiguos mexicanos, encontramos que ellos tuvieron un acercamiento muy grande al cosmos, a la interpretación de los movimientos siderales con lo que es la vida día a día en la tierra, razón por la cual llegaron a lograr un calendario perfecto, una cuenta del tiempo y los días exacta, tan exacta que ahora, con los medios electrónicos con que contamos, nos damos cuenta que los mayas ya sabían de ello en el año
Visión Cósmica de los Niños Héroes, Biblioteca Gertrudis Bocanegra, Pátzcuaro, Michoacán.
El mundo en el antiguo México se concebía en base a una perfección astrológica, astronómica y numérica. Se partía de la dualidad, el número 2, que no es otra cosa que el 1+1 el hombre + la mujer generando vida. El 4 era el número que limitaba la vida terrena pues el mundo tenía cuatro ángulos o rincones (interprétalo como los puntos cardinales o las estaciones del año, si así lo quieres). El cinco era la perfección pues esas cuatro esquinas del mundo coincidían en un punto central 4+1. El 9 tenía un valor grande pues 9 eran los periodos menstruales suspendidos antes del parto, por consecuencia, al terminar la vida, 9 eran los estratos para llegar al Mictlán, el más allá. Finalmente 13 era el número sagrado pues es la suma de 9+4, de la vida más el mundo. Sabemos que ellos, los antiguos mexicanos se basaban en el sistema métrico VIGESIMAL, a diferencia del decimal que nosotros usamos y entendemos actualmente. Así pues 13 x 20 = 260.
El águila devorando una serpiente, la dualidad cielo-tierra, monumento en Jilotepec, Estado de México.
No se si esta es una afortunada coincidencia, si lo que estoy es alucinado y potencializando al máximo el concepto de las Cabezas de Águila esparcidas por once estados de nuestro país, pero lo cierto es que hay, o hubo, en todo caso, 260 de esos monumentos y van de acuerdo a una ruta históricamente registrada pero que ni son todas las que están ni están todas las que son. 260 es la vigesimalización del número 13.
La parte central del Tonalpohualli, la llevamos en el bolsillo, en cada una de las monedas de diez pesos.
Dentro del concepto de la cuenta del tiempo, existían entre los antiguos mexicanos dos calendarios, uno civil, el otro sagrado, este segundo, el de 260 días, era el Tonalpohualli, así nombrado por os Aztecas. Los Mayas, anteriormente lo hicieron y lo nombraron Tzolkin, la cuenta de los días. Para Aztecas era “la cuenta del destino”, por destino se entendía el potencial que el individuo puede llegar a concretar en su vida. Será hermoso pensar que las 260 Cabezas de Águila, en buena medida, nos están recordando, además de
El símbolo del Tzolkin lo encontramos en la moneda de diez pesos. Siempre lo hemos tenido allí y seguramente nunca le hemos puesto atención.
Si te interesa el tema del Tonalpohualli, en el siguiente enlace, hasta tu propio destino lo podrás leer, de acuerdo a esta antigua tradición:
http://www.tonalpohualli.com.mx/
En la zona arqueológica de Tlatelolco encontramos al Ozomahtli (el mono).
Y al Tochtli (el conejo)
También al Ocelotl (el jaguar)
Y
Muuuuy interesante, gracias!
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