viernes, 13 de noviembre de 2020

La importancia de la Virgen de los Remedios en la Guerra de Independencia

  Como bien lo sabemos, llegó el momento en que la Guerra de Independencia adquiere un matiz religioso y se usan dos imágenes, dos representaciones o advocaciones marianas para abanderar a realistas con Nuestra Señora de los Remedios y a Nuestra Señora de Guadalupe a los insurgentes, de ahí que en ocasiones se diga que fue una guerra de vírgenes, por la representatividad de ellas, las imágenes, tenían. Sabemos también que el 28 de octubre de 1810 la imagen de la virgen de los Remedios fue trasladada de su santuario a la Catedral Metropolitana, debido al temor que había por la proximidad del bando insurgente a la ciudad de México. Ellos, los insurgentes, salieron triunfadores el 31 de octubre en la célebre batalla del Monte de las Cruces para luego ser derrotados en Aculco el 7 de noviembre, de ahí que el 30 de octubre de 1811 se celebrara una misa solemne, de las llamadas "de función" para agradecer los favores recibidos en la referida batalla de Las Cruces al bando realista, cuyo bando es el que vemos en la imagen. 
 
En torno a la imagen de la Virgen de los Remedios se teje una interesante leyenda, considerada como "aparición" que no logró a tener el rango de Mariofonía como sí lo adquirió la Virgen de Guadalupe. Se dice que la Remedios fue encontrada en un maguey y descubierta por casualidad, si bien no fue una aparición propiamente, si nos liga al descubrimiento que se hizo de la Guadalupe original, la de Extremadura, España que ocurrió en una cueva. Lo que veo interesante es la relatoria de los acontecimientos en aquel célebre episodio que todos conocemos como la Noche Triste y la relación que hay con la imagen y la huida de los españoles. Lo cual nos lleva a reinterpretar que la huida fue más allá de Popotla, sitio del célebre Árbol en el que, se dice, lloró Cortés; y que fue en Naucalpan donde esto ocurrió dado que es ahí en donde se localizó la imagen y en donde se levantó el Santuario correspondiente.

   Esta imagen es la más antigua del continente americano, llegando el 14 de febrero de 1519 a Cozumel. Está manufacturada en los finales del siglo XIV y principios del siglo XV probablemente en Malinas Bélgica. Es de madera estofada y mide 26,8 cm de alto, y el Niño que trae en su brazo izquierdo mide 8 cm. Se le sobreponen vestidos, coronas, un cetro, un dije de oro en forma de cordero y una luna de plata bajo sus pies; se le llegaron a sobreponer pelucas, pero por el roce y desgaste de la imagen, actualmente ya no las usa, también porque la imagen esta tallada con cabello integrado, en rizos dorados. La imagen fue traída de España por el soldado Juan Rodríguez de Villafuerte, quien acompañó a Hernán Cortés en su viaje de conquista. Después de muchos sacrificios, Cortés y su pequeño ejército arribaron a la gran Tenochtitlán. Ahí fueron cordialmente recibidos por Moctezuma. Muerto éste y teniendo que ir Cortés a Veracruz a enfrentar a Pánfilo de Narváez los mexicas se rebelaron contra los españoles y entre el 30 de junio y el 1 de julio de 1520, en la que se conoce como Noche Triste, fueron forzados a salir hacia el oeste de la ciudad, por el camino de Tacuba.

   Durante esa retirada, abandonaron todo lo necesario para facilitar la salida y por ese motivo la pequeña imagen fue escondida bajo un maguey. Fue encontrada en 1540 por el indígena Juan Ce Cuautli, quien la llevó a su casa en San Juan Totoltepec, una villa cercana, donde hoy se ubica la FES Acatlán. La noticia llegó a los españoles, quienes habían venerado esta imagen desde el principio de la conquista, así como los nativos, quienes encontraron en ella consuelo en medio de sus dificultades; erigieron primero una ermita en este cerrito llamado Otomcapulco. Algunos años más tarde, la devoción a Nuestra Señora de los Remedios se fue extendiendo por todas partes y las autoridades civiles construyeron en 1575 el santuario donde hoy es venerada la imagen. (Wikipedia)


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