martes, 15 de marzo de 2011

Noria de Baján, municipio de Castaños, Coahuila. Cabeza número 196.


Para tratar de entender los acontecimientos, esta vez nos apoyamos en dos obras, una muy difundida, la de Lucas Alamán, y otra no tanto, la de Benito A. Arteaga, él, Arteaga, menciona a Alamán y nos da ciertos detalles de las Funes de información de este modo: “Respecto del modo con que se verificó la prisión de los generales, nosotros no tenemos más que insignificantes datos y creemos que por escrito no habrá más que lo que aparece en el periódico titulado “Fanal”, de Chihuahua, número 51, Tomo I, de 22 de diciembre de 1835, que compa don Carlos Bustamante, y el parte oficial de Herrera, inserto en la Gaceta extraordinaria de 25 de abril, número 49, de las que tomó sus apuntes don Lucas Alamán; ambos documentos en le fondo, y por lo tanto en obsequio de la verdad, extractaremos del expresado Alamán lo que creamos más conducente a aquél efecto”. (1)

“Tratóse inmediatamente de tomar las medidas oportunas para prender a Allende y su comitiva, y sabiendo que este había de llegar, según el itinerario que traía, el día 21 a las norias de Bajan, o Acatita de Bajan, por ser el único aguaje que en toda aquella comarca había, se dispuso que Elizondo le fuese al encuentro, con todas las apariencias de un recibimiento obsequioso, de que se dió aviso anticipado a Jiménez, tomando al mismo tiempo todas las precauciones convenientes para que no tuviese noticia de lo acaecido en Monclova.

En ejecución de este plan, salió Elizondo de la villa el 19 por la tarde al frente de trescientos cuarenta y dos soldados veteranos, milicianos y vecinos, capitaneados estos por el administrador de rentas D. Tomas Flores, y por el alcalde o justicia de S. Buenaventura D. Antonio Rivas.

En el lugar designado, formó en batalla la mayor parte de su tropa como para hacer los honores militares al paso de Allende y los demás jefes, dejando a su retaguardia, en un recodo que hace allí el camino, un destacamento de cincuenta hombres, y adelantó otro a la vanguardia, compuesto de indios y comanches, mezcaleros de la misión de Peyotes, bien instruidos de lo que debían ejecutar.

En tal disposición esperó Elizondo la llegada de los jefes de los insurgentes, que se verificó a las nueve de la mañana del 21.

Presentóse desde luego el P. Fr. Pedro Bustamante, mercedario, con un teniente y cuatro soldados de los de aquella provincia que se pasaron a Jiménez en Aguanueva; saludáronse mutuamente sin recelar cosa alguna, y siguieron hasta el cuerpo que quedó a la retaguardia donde se les intimó se rindiesen, lo que hicieron sin resistencia.

Seguía a estos un piquete de cosa de sesenta hombres, con quienes se practicó lo mismo, desarmándolos y atándolos sin demora. Venia en pos de ellos un coche con mujeres, escoltado por doce o catorce hombres, los cuales intentaron defenderse y fueron muertos tres de ellos y cogidos los demás.

En este orden siguieron llegando hasta catorce coches, con todos los generales y eclesiásticos que los acompañaban, que fueron aprehendidos sin resistencia, excepto Allende, que tiró un pistoletazo a Elizondo llamándole traidor, y este, escapando el cuerpo de las balas, mandó a sus soldados hacer fuego sobre el coche, quedando muerto de resultas de él el hijo de Allende que era teniente general, y mal herido Arias, aquel mismo Arias, que vimos engañar en Querétaro a todos al principio de la revolución y que había sido ascendido a teniente general, el cual murió poco después.

Entonces Jiménez que acompañaba a Allende en el mismo coche, se arrojó de él dándose preso y suplicando cesase el fuego, lo que se hizo, y atándolo a el mismo y a Allende, fueron remitidos a la retaguardia.

El último de todos venia el Cura Hidalgo, escoltado por Marroquí con veinte hombres que marchaban con las armas presentadas; intimósele que se rindiese como a los demás, lo que hizo sin resistencia.

Caminaba Allende con tal confianza, creyendo que se le recibía respetuosamente por aquella tropa, solo destinada a hacerle honor, que había dejado atrás a alguna distancia la que le acompañaba, que ascendía a mil quinientos hombres, la artillería y todas las cargas y bagajes. Elizondo, dejando suficientemente custodiados a todos los presos, se adelantó a su encuentro con ciento cincuenta hombres y los indios. Dio con ella a un cuarto de hora de camino e intimándole se rindiese, se dispuso a hacer fuego el oficial que mandaba los tres cañones que venían a la vanguardia; Elizondo se echó sobre él y le dio muerte; lo mismo hicieron los indios y se apoderaron de los cañones matando a lanzadas a los artilleros; entonces los soldados desertores en Aguanueva, viendo a sus antiguos compañeros, se pasaron a Elizondo y todos los demás se dispersaron, abandonando veinticuatro cañones de diversos calibres, tres pedreros desmontados, y mas de medio millón de pesos en dinero y barras de plata.

El número de prisioneros llegó a ochocientos noventa y tres y unos cuarenta muertos; entre los primeros se contaron muchos coroneles, mayores, y oficiales de todas graduaciones. Los jefes principales cogidos en los coches fueron Hidalgo y Allende; Jiménez, capitán general; D. Juan Aldama y el P. Balleza, tenientes generales; Abasolo y Camargo, que intimaron la rendición al intendente Riaño en Guanajuato; Santa María, gobernador que fue de Monterrey; Zapata y Lanzagorta, todos mariscales de campo; D. Mariano Hidalgo, hermano del cura y tesorero general; D. Vicente Valencia, director de ingenieros; D. Juan Ignacio Ramón, capitán de la compañía de la punta de Lampazos en Nuevo León, ascendido a brigadier; D. José Santos Villa, que había concurrido a dar principio a la revolución en Dolores, y desde entonces seguía a Hidalgo; con otra porción de brigadieres, coroneles y otros jefes militares y empleados civiles, entre estos el ministro de justicia D. José María Chico, el intendente de ejército D. Manuel Ignacio Solís y muchos clérigos y frailes .

Escapóse solo Iriarte, y aunque Elizondo envió tropa en su seguimiento, no pudieron darle alcance”. (2)

Fuentes:

1.- Arteaga, Benito A. Rasgos biográficos de don Ignacio Allende. Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Guanajuato, 2003.

2.- Alamán Lucas. Historia de México. Capítulo VIII, primera parte. Biblioteca Virtual Antorcha.

1 comentario:

  1. Estimado Benjamín Arredondo:

    Mi nombre es Esther García y soy originaria de Saltillo, Coah. Usted puso un comentario en mi blog sobre la ruta de Hidalgo en Coahuila. Escribame a ofilia(arroba)gmail.com

    Saludos

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