sábado, 12 de marzo de 2011

Saltillo, Coahuila. Cabeza número 185

Según lo declaró el encargado de la Ciudad Deportiva, Víctor Burciaga Valdéz, había dos estelas de Cabeza de Águila en Saltillo, una fue trasladada a la ciudad Deportiva, la otra, seguramente, se perdió. “Saltillo en los primeros años de la segunda década del siglo 19, en lo que hoy es la zona conurbada Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga, contaba con 22 mil 600 habitantes entre españoles, americanos, europeos, indios, mestizos y de las demás castas. Se tenía una villa, 16 haciendas, 34 ranchos y una subdelegación.

En lo eclesiástico contaba con una capilla, 8 parroquias particulares, no contaba con ermitas. Respecto a lo secular tenía 4 curas, 4 tenientes, 4 capellanes, un sacristán, 5 acólitos, 3 sirvientes y 8 demandantes, según el padrón del 13 de octubre de 1813. La población de Saltillo, el 23 de septiembre, se entera con certeza de la lucha popular que inició el cura Miguel Hidalgo y Costilla el 15 de septiembre de 1810 en Guanajuato, y de los acontecimientos de las diferentes batallas en el centro del país, al principio con la victoria para el Ejército de Hidalgo.

En la Hacienda de Buenavista lo esperaba fray Gregorio de la Concepción con un escuadrón para conducirlo a la entrada de la Villa de Santiago del Saltillo. La crónica de don Pedro García dice que el cura Hidalgo pidió que no se le diera ningún recibimiento festivo. Su arribo a la Villa de Santiago del Saltillo fue a las 3 de la mañana entre los días 26 y 27 de febrero; cuenta que llegó enfermo.

Permanecían en lo que hoy es la Plaza Félix U. Gómez, Ignacio Allende, Aldama y otros jefes militares a la espera de Hidalgo para conducirlo a su alojamiento, recorriendo la calle de Huizache, hoy Morelos. En esa época la calle de Huizache fue de gran importancia por estar al sur los mesones que servían de hospedaje a las caravanas de comerciantes. Por la misma calle, en la esquina de Morelos y Ramos Arizpe, existía el mesón de más calidad de la población, a él llegaba la diligencia y en el mismo edificio estaba la oficina de correo.

Los caudillos y los integrantes del Ejército insurgente, en su estancia, vieron un Saltillo de buen trazo, la Plaza de Armas de costados uniformes, buenos edificios, y había ánimo en la población. En las noches los insurgentes en pequeñas tertulias cantaban o leían sus boleras con música de jarabe, tocada por la vihuela –las boleras son el antecedente a las composiciones de los actuales boleros, y la vihuela es el instrumento antecedente a la guitarra–; la población de Saltillo acompañaba a los insurgentes en estas tertulias.

El segundo día en Saltillo, don Miguel Hidalgo y Costilla presenta su renuncia como jefe del Ejército insurgente a una junta oficial de jefes militares, quedando aprobada; después se nombra por unanimidad como jefe del Ejército insurgente a Ignacio Allende, sin que perdiera el cura Hidalgo el trato de generalísimo.

En seguida se convoca al pueblo a la plaza para celebrar este acontecimiento, realizándose en los balcones de las casas reales una ceremonia en la cual se arroja a la multitud 6 mil pesos fuertes. Se anuncian tres días de festejos con misa de gracia y por las noches iluminaciones –fuegos artificiales–; se corren toros por tres días –éstas son las últimas fiestas taurinas que ve don Miguel Hidalgo, ya que como taurino de buena cepa sabía torear, fue ganadero de toros bravos y organizador de festejos taurinos”.

Fuente:

González Gómez, José. Artículo publicado en el periódico Zocalo Saltillo “Héroes de la Independencia en Saltillo”. 18 de Septiembre, 2010.

Las fotografías de la Catedral fueron tomadas del libro de Clara Burgellini La Catedral de Saltillo, UNAM, México, 2005.

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